El Gobierno saca pecho por una deuda pública que supone el 113,1 % del PIB
La deuda de las Administraciones Públicas cerró en diciembre de 2022 en los 1,503 billones de euros
El Banco de España ha vuelto a dejar en un compromiso a un Gobierno empeñado en presumir del buen hacer económico a pesar de las circunstancias. El organismo acaba de revelar que la deuda de las Administraciones Públicas ya supone el 113,1 % del PIB español y ha crecido desde que está Sánchez en Moncloa en casi 300.000 millones más.
Según el avance mensual del Banco de España, el saldo de la deuda de las Administraciones Públicas ascendió en diciembre de 2022 a 1,503 billones de euros con una tasa de crecimiento del 5,3 % en términos interanuales y representa el 113,1 % del PIB en el cuarto trimestre del pasado año.
El saldo de la deuda del Estado se elevó a 1,331 billones con un incremento interanual del 6,9 %, mientras que para Otras Unidades de la Administración Central –la SAREB, el FADE o el FROB, entre otros– el saldo fue de 44.000 millones, lo que representa una disminución del 8,4 % respecto al dato del año anterior. Por su parte, el saldo de deuda de Seguridad Social se situó en los 106.000 millones, un 9,3 % más que el año anterior.
La deuda de las comunidades creció hasta los 317.000 millones en diciembre de 2022, un 1,4 % más que el año anterior, y la de las Corporaciones Locales se situó en los 23.000 millones, un 4,5 %.
Economía, lejos de amedrentarse, ha destacado en un comunicado que «se trata de la mayor reducción de endeudamiento de las Administraciones Públicas registrada en la historia reciente». Lo cierto es que, desde que llegó Sánchez al Gobierno, la deuda del Estado no ha parado de crecer.
En enero de 2020, esta ascendía a los 1,23 billones de euros y se ha cerrado en diciembre de 2022 en los 1,503 billones de euros, un 22,2 % más. En España debemos poco más de 30.000 euros por persona y lo que generamos en un año ni siquiera daría para pagar la deuda.
Tras la crisis de 2008, esta deuda creció exponencialmente llegando a superar el 100 % del PIB en 2014. Aunque la deuda bruta siguió aumentando, las políticas de contención de gasto y el aumento de la productividad permitieron reducir la ratio respecto al PIB al 98,2 %, pero tras la crisis derivada de la pandemia, se volvió a disparar al 120,4 %. Desde entonces se ha reducido en 7 puntos porcentuales, aunque parece muy complicado que, de aquí a 2025, la deuda del Estado baje de ese 100 %.
Que la deuda supere el PIB es más una barrera psicológica que un motivo de preocupación –Japón, por ejemplo, lleva años por encima del 200 %– ya que lo realmente importante es si somos capaces de pagarla. Dentro de la Unión Europea, de hecho, Grecia, Italia, Portugal, Francia y Bélgica están en la misma situación.
La diferencia es que las agencias de calificación no tienen en la misma estima a todos los países. En su último informe de deuda soberana, S&P asignó a España una perspectiva estable por su consolidación fiscal y el impulso de los fondos europeos, pero advirtió que podría revisarse a la baja –actualmente tiene una calificación de ‘A’– por las vulnerabilidades financieras y recomendó una mejora del empleo y la reforma de pensiones, algo que ahora mismo se antoja complicado.