Obituario
Pedro Solbes, ¿técnico o político?
Había nacido en Pinoso, un pueblo de la provincia de Alicante y de habla valenciana, famoso por el arroz con conejo y caracoles que allí se cocina. Pinoso está incrustado en la llanura manchega y rodeado de localidades de Murcia y Albacete, de habla castellana. Por supuesto allí, como en la inmensa mayoría de la Comunidad Valenciana el castellano no es rechazado y el bilingüismo es lo natural. Pero ese lugar de nacimiento oculta cierta trampa. Como acostumbraba a contar él, sus padres vivían en Alicante, pero sus abuelos maternos vivían en Pinoso y en los años cuarenta, lo habitual era ir a dar a luz al domicilio de la madre de la parturienta.
Pedro acaba de morir en Madrid a los ochenta años, como consecuencia, no diré eufemísticamente de una larga enfermedad, sino de un cáncer de hígado que tras su operación, evolucionaba favorablemente, hasta que la semana pasada, dejó de hacerlo.
Doctor en Ciencias Políticas, licenciado en Derecho y Técnico Comercial del Estado, en su larga carrera funcionarial se ganó un bien merecido prestigio como técnico riguroso, aunque en cierta medida tras esa imagen se ocultaba una vocación política que no ocultaba el rigor y la moderación característicos de toda su vida. Participó, en tiempos de UCD, en el equipo que negociaba nuestro ingreso en las, en aquellos momento, denominadas Comunidades Europeas. Luego, en 1985 cuando se produjo el cambio en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Manuel Marín, con su nombramiento como Comisario Europeo, dejó vacante la Secretaría de Estado para las Comunidades Europeas, fue nombrado por Fernández Ordóñez para ese cargo. E indudablemente Felipe González se fijó en él cuando en un cambio de Gobierno le nombró, primero, Ministro de Agricultura, y, posteriormente de Economía. En las elecciones de 1996, encabezó la lista del PSOE por su provincia natal. Y lo hizo con un estilo moderado que ganó al electorado, en una elecciones en las que, con un PSOE a la baja, logró incrementar la representación de los socialistas en Alicante.
Posteriormente, en 1999, fue nombrado Comisario Europeo de Asuntos Económicos, cargo en el que no terminó el mandato porque fue nombrado Vicepresidente de Asuntos Económicos por José Luis Rodríguez Zapatero, tras su victoria de marzo de 2004. Se escribió entonces, aunque lógicamente no puedo asegurar la veracidad de esta afirmación, que Zapatero tenía otro candidato, pero Felipe González le convenció de que nombrara a Solbes, con el argumento de que, con él, se garantizaría la confianza de los mercados internacionales.
En eso Zapatero le hizo caso a Felipe, pero no se lo hizo en una recomendación, que siempre repetía Felipe, cuando afirmaba que el Presidente del Gobierno siempre tenía que seguir a pies puntillas lo que dijera el Ministro de Economía. Las opiniones de Pedro, con frecuencia, chocaban con las del Presidente, quien, al menos eso se dice, era propicio a seguir las recomendaciones, a menudo no coincidentes con las de Solbes, de la Oficina Económica de la Moncloa. Y, por ello, al principio de la segunda legislatura de Zapatero, abandonó la Vicepresidencia. Pero, además de rigor intelectual, tenía un gran sentido del humor, en cierta medida socarrón. Una amiga me contó que estaba hablando con él en el Congreso cuando se les acercó Zapatero. Terminaba de salir Solbes del Gobierno, y le dijo al todavía Presidente: aquí estoy contando que no sé si me he ido o me has echado. Y todo con su media sonrisa y su cara de niño que intentaba disimular con una medio barba.