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La directora gerente del FMI,  Kristalina Georgieva.

La directora gerente del FMI, Kristalina GeorgievaDPA vía Europa Press

Ni el FMI ni la OCDE alaban la política económica de Sánchez

Sus datos inciden en el elevado paro, la deuda, el déficit y la pérdida de poder adquisitivo

Las estadísticas más recientes de la OCDE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran que a España aún le queda camino por recorrer para convertirse en una economía dinámica. La OCDE acaba de recordar que nuestro país es el que posee, de largo, la tasa de paro más elevada entre los 38 países que componen esta organización. Nuestro 12,8 % sigue siendo el doble de la media de la eurozona. El FMI prevé que nuestro déficit se enquiste en el 4 % del PIB en los próximos cinco años, por encima de lo que en principio exigirá la Unión Europea y lo anunciado por el Gobierno, y la deuda no bajará del 107 % sobre el PIB en este periodo. Como se puede ver bajo estas líneas, la evolución de nuestra deuda ha sido espectacular, habrá que pagarla y seguramente tendrá que traducirse en recortes de gasto público.

Los datos de la OCDE reflejan, por otra parte, que la pérdida de poder adquisitivo ha sido mayor en España que en otros países. Los españoles hemos perdido un 7,8 % desde el año 2019, mientras que el resto de países desarrollados ha salido de la pandemia y gana un 1,9 %, de acuerdo con las cifras de este organismo internacional. La situación podría ir mejorando en España en los próximos meses si sigue bajando el crecimiento de la inflación.

La información que transmiten estos organismos internacionales se añade a los datos que vamos conociendo en España. El Gobierno se ha mostrado satisfecho con el incremento del 5,5 % del PIB español en 2022, pero el crecimiento de la economía se está ralentizando: en el último trimestre del año pasado ascendió un escuálido 0,2 % respecto al trimestre anterior. Como ha dicho el Banco de España, la economía española creció un 7,3 % en el primer semestre de 2022, pero en el segundo lo hizo en un 3,7 %. La causa fue el descenso en los ingresos de los impuestos indirectos, que reflejan una disminución del consumo como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo.

La caída del consumo es llamativa teniendo en cuenta que el último trimestre del año suele ser fuerte en este terreno por las compras de Navidad. El retroceso en el tercer trimestre también es destacable teniendo en cuenta que la temporada turística fue bien. Indica que otras actividades se paralizaron. A todo ello hay que añadir que el Gobierno había anunciado en octubre de 2022 un crecimiento del 7 % del PIB para el año, 1,5 puntos más de los que finalmente obtuvimos.

El crecimiento de 2022 ha sido finalmente mejor de lo que se esperaba hace unos meses, aunque peor que lo previsto por el Gobierno. También fue peor de lo previsto el año 2021: el PIB creció entonces también un 5,5 % aunque en octubre de 2020 había dicho a Bruselas que aumentaría un 7,2 % sin los fondos europeos y un 9,8 % contando con ellos.

En cuanto al paro, en verano fue mal –julio fue el primer mes de la historia en el que se destruyó empleo– y 2022 no cerró bien –los peores datos de paro desde 2012–. Los ocupados a tiempo completo disminuyen y las horas trabajadas no se recuperan: se trocea el empleo. A ello hay que añadir el incremento del empleo público.

El Gobierno continúa anestesiando la economía con el aumento del gasto público. El gasto no financiero de los Presupuestos Generales del Estado se ha incrementado en 78.387 millones entre 2018 y 2023, como explicaba en un artículo reciente el economista José María Rotellar.

El consumo de los hogares cayó un 1,8 % en el último trimestre de 2022 frente al trimestre anterior, y la inversión disminuyó un 3,7 %. Ambos datos reflejan una menor confianza y expectativas por parte de ambos agentes.

A todos estos datos hay que unir la caída trimestral y el menor crecimiento anual de importaciones y exportaciones a final de 2022, la ralentización interanual en la creación de empleo en todos los sectores económicos (agricultura, industria, construcción y servicios) y el descenso en la productividad. Son estadísticas para pensar que aún queda mucho por hacer en la economía española.

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