La arriesgada moda de pagar la hipoteca con la tarjeta de crédito

Hace un año que el precio del dinero empezó a encarecerse. La inflación se disparó y los bancos centrales tuvieron que poner freno a los préstamos personales y a las hipotecas. El Euríbor empezó una escalada histórica que le sitúa en el 4 % con el temor de que llegue al 5 % como pasó en 2008.

Las familias con hipotecas variables son las que han visto como cada mes su préstamo se incrementaba en 200 o 300 euros, una cantidad que rompía todos los márgenes de ahorro y provocaba el uso de los ahorros.

Sin ahorros

Un año después, y con los ahorros triturados por la inflación, la hipoteca y las vacaciones llega el momento de tirar de ingenio para pagar ese aumento que supone vivir en la misma casa y tener la misma deuda con el banco.

Muchos españoles han pensado que una buena idea para hacer frente al préstamo hipotecario es pagarlo con la tarjeta de crédito o el modelo revolving de este tipo de plásticos que tanto daño han hecho con intereses desmesurados.

Esa liquidez que ofrece una tarjeta de crédito hace que el usuario caiga en una situación de deuda inasumible porque tiene que sumar al interés de la hipoteca hasta un 20 % del interés de la tarjeta.

Para cuotas que han pasado de 500 euros al mes a 700 euros por la subida del Euríbor, en realidad, la deuda total que se asume es de 850 euros debido a los nuevos intereses.

Novación

Pedir un préstamo para pagar la hipoteca supone aumentar las deudas y no es una solución adecuada para este tipo de problemas. En muchas ocasiones, la poca cultura financiera que hay en España lleva a mucha gente a elegir las peores opciones fruto del desconocimiento. Hay bancos que tampoco ayudan y piensan más en su beneficio que en convertir en deudor a un cliente.

Existen otras opciones para hacer frente a las dificultades para pagar una hipoteca, como renegociar los términos con el banco (novación), explorar programas de refinanciamiento o buscar asesoramiento financiero.