
Un camarero atiende a una mesa en la plaza Real de Barcelona.
Observatorio Demográfico CEU
Los no nacidos en España suponen el 20 % de los trabajadores, pero siguen llegando inmigrantes que el mercado no demanda
Según un estudio del CEU, la mitad de los ocupados de origen extranjero en el primer trimestre procedían de Iberoamérica, una tercera parte de Europa y Norteamérica, un 14 % de África y un 6 % son asiáticos.
España está gestionando de manera pésima sus flujos migratorios. La tasa de paro estructural es las más altas de la UE –especialmente entre la población extranjera– y siguen llegando inmigrantes de forma masiva. Sin una política de empleo coherente, estas personas seguirán engordando las estadísticas de desempleo a pesar del déficit de mano de obra que sufre nuestro país.
Se trata de una de las conclusiones del estudio La inmigración en el mercado laboral español que acaba de publicar el Observatorio Demográfico CEU. Según esta institución, la inmigración está teniendo un papel cada vez más relevante en la fuerza laboral del país y ya representa el 20 % de los empleos totales, especialmente en ciertos sectores como la agricultura o la construcción.
La mitad de los ocupados de origen extranjero en el primer trimestre de 2023 procedían de Iberoamérica, una tercera parte de Europa y Norteamérica, un 14 % de África –marroquíes principalmente– y un 6 % asiáticos.
Por comunidades, las diferencias son muy grandes. En Baleares, el 31,6 % de los trabajadores habían nacido en el extranjero, mientras que estos apenas suponían el 6,6 % en Extremadura o el 5,7 % en Ceuta.
El estudio destaca que la mayor parte de extranjeros que llegaron en España entre mediados de los años noventa y 2007 se quedaron de manera irregular, pero se les fue regularizando por cuestión de arraigo. Esto provocó una anomalía respecto al modelo, ya que no se trataba de una mano de obra llegada para cubrir unas necesidades del mercado. Así, tenemos el mayor diferencial de tasa de paro entre nativos y extranjeros de toda la UE solo por detrás de Suecia y Grecia.
La tasa de paro en los nacidos en África era más del doble que la de los españoles, mientras que en el otro extremo se sitúan norteamericanos y chinos. En el grupo de «Europa no UE», la tasa de paro es inferior a la de los procedentes de países europeos orientales, aunque el estudio destaca que probablemente se deba a los británicos, fuera de la UE desde comienzos de 2020.
Por sectores, los inmigrantes ocuparon un 26,4 % de los puestos en el sector agrícola, 11,6% en industria, 24,8% en construcción y 16,7 % en servicios. Aunque por sexo se aprecian muchas diferencias, ya que las mujeres suelen ocupar el sector servicios mientras en la construcción el 92 % de los empleos extranjeros los ocupan hombres.
La mayoría, asalariados
Respecto a los nacidos en España, los extranjeros apenas ocupan puestos en el sector público (3,8 %) y son en su mayoría (81,8 %) asalariados por cuenta ajena. No obstante, se aprecian muchas diferencias entre nacionalidades. Por ejemplo, se observa una gran cantidad de autónomos (21,7 %) y emprendedores (13,3 %) entre los asiáticos.
También se muestran grandes diferencias entre el nivel educativo de los extranjeros que viven y trabajan en España, algo que tiene mucha relación con los tipos de empleos que desempeñan. Los que menos formación tienen son los africanos –con tasas apreciables de analfabetismo–, seguidos de asiáticos, iberoamericanos y europeos del Este.
Los europeos occidentales y norteamericanos, como cabía esperar por proceder de países más ricos que España, tienen un nivel de formación académica superior al de los propios españoles.
«Pésima gestión»
En las conclusiones del estudio, los autores destacan que la aportación laboral de los inmigrantes con empleo es muy valiosa, «pero es esencial que se regulen y ordenen bien los flujos de llegada a España» en función de las necesidades del mercado laboral, «algo que en absoluto está sucediendo».
«España tiene un gravísimo problema estructural de desempleo, que sufren los afectados en carne propia, en su bolsillo los contribuyentes, y en el equilibrio de las cuentas públicas el Estado. Ante eso, es un despropósito para los españoles e inmigrantes ya arraigados que, mientras los niveles de paro sean tan elevados, sigan llegando extranjeros sin control. Y ello se debe a la pésima gestión de las autoridades españolas en esta materia, desde el control de fronteras al efecto llamada y retención que produce el que de nuestro generoso Estado de Bienestar se pueda beneficiar, previsiblemente de por vida, toda persona que pise suelo español, aunque haya entrado en España, o haya permanecido aquí, de forma ilegal», concluye el texto.