Sociedad No hay sitio para uno: así es la odisea para ir a cenar solo en algunos barrios de Barcelona
Varios de los establecimientos de la localidad catalana prohíben la entrada a clientes únicos por no ir acompañados
Estas nuevas prácticas están teniendo lugar en algunas de las zonas gastronómicas de Barcelona, como por ejemplo el Pueblo Seco o el barrio del Ensanche. Se trata de localizaciones céntricas en las que hay infinidad de bares, restaurantes y terrazas en las que los transeúntes pueden sentarse a tomar algo y disfrutar de la gastronomía.
Los establecimientos prefieren a grupos de personas frente a un único comensal, alegando que la mesa está reservada (aunque no sea cierto), que la terraza es exclusiva para grupos e incluso advirtiendo a la persona de que solo dispone de 20 minutos para disfrutar de la mesa.
El miedo a comer solo inunda las calles
Un nuevo concepto se está poniendo de moda, la solomangarefobia, que hace referencia al miedo a comer solo. Sin embargo, es curioso que este miedo no es a la soledad del que come, sino más bien al temor de los establecimientos, que no quieren que un único comensal ocupe una mesa que podría albergar a un grupo de turistas.
Por si fuera poco, los bares y restaurantes no solo prohíben a los clientes ir a cenar solos, sino que además, niegan la posibilidad a los vecinos de tomar un refrigerio en sus locales, a no ser que lo acompañen de una comida o de una cena. Las juntas vecinales llevan quejándose de esta situación desde el año pasado y piden al Ayuntamiento de Barcelona que tome medidas frente a las políticas restrictivas de este tipo de establecimientos.
Desde el fin de las limitaciones tras la pandemia de covid-19 y el aumento del turismo masivo, los restaurantes se están adaptando a los horarios de alimentación de los turistas extranjeros y están dejando de lado al ciudadano español. Lo que se está consiguiendo es ir a la caza del turista y abandonar al vecino que reside en el barrio durante todo el año. A pesar de ello, los afectados se están dejando oír a través de las redes sociales, mostrando su descontento con la situación y las dificultades que están encontrando para tomarse un café en las calles de su ciudad.
Desde la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona, se estima que las licencias de terrazas han aumentado entre los años 2019 y 2022 un 62 %. El número de terrazas antes de la pandemia era de 5.700, mientras que, en la actualidad y tras la última actualización emitida por el propio Ayuntamiento, la cifra es de 6.375.