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Un canal de Venecia

Un canal de Venecia

La masificación turística que está convirtiendo los centros de las ciudades europeas en parques temáticos

Los ciudadanos oriundos que viven en los barrios históricos se ven empujados a salir de ellos ante el cambio de sus condiciones de vida por un turismo desproporcionado

En Brujas los vecinos están a punto de levantarse como el pueblo de Madrid a principios del XIX, pero en vez de por la invasión de los franceses, por la invasión de los turistas. En Venecia los venecianos son un misterio, imposibles de diferenciar de los foráneos. Si uno se desvía por una pequeña calle u observa las alturas mientras navega por un canal descubre ventanas entrecerradas, quizá alguna maceta con flores, perteneciente a algún veneciano que se esconde en la ciudad asolada.

Brujas y Venecia son dos casos notables de masificación turística que se enfrenta a un problema mayor que la propia masificación: la indiferencia de los gobernantes ante la situación de los ciudadanos que viven en el centro de las ciudades más visitadas, cada vez más cercados y empequeñecidos ante la proliferación de hoteles, hostales o pensiones, muchos incluso ilegales, que ocupan antiguos domicilios.

Madrid y Barcelona no son casos aparte. En la capital hay vecinos de zonas céntricas que se marchan y otros que resisten. Toledo, Córdoba o Sevilla también sufren esta avalancha de turistas en los barrios históricos nunca antes vista, que produce la lógica indignación de sus vecinos ante el abuso que supone la conversión de buena parte de las actividades, o la creación de ellas, en actividades propias para turistas: el abuso del turismo.

¿Puede llevar un berlinés que viva en los alrededores del Checkpoint Charlie una vida tranquila? Es como si el corazón de las ciudades, su esencia, se estuviera trasplantando a otros lugares por otro corazón artificial con el único gran pretexto de aprovechar la industria del turismo. ¿Cómo aunar la necesidad del mismo y su máximo aprovechamiento sin menoscabar las condiciones de vida de los habitantes del centro?

Cambia el rumbo de las ciudades

No parece haber una solución fácil. Todo parece indicar que el despoblamiento de sus «pobladores originales» espera a los centros urbanos, vaciados, una contradicción, por el turismo. Casas «vacías» como las de un parque temático donde se representa una función. Una emigración temporal que cambia el rumbo y la historia de las grandes ciudades donde poco a poco cada vez viven menos oriundos para dar paso al dinero que dejan los visitantes temporales. Que llegan y se van.

La naturaleza de las urbes, su municipalidad, su alma de villa primigenia se está perdiendo casi sin solución para convertir esos viejos palacios de Venecia antaño llenos de máscaras o esas casas madrileñas de suelos de barro en decorados de cartón piedra que, quien sabe si en un futuro no muy lejano, perderán el interés del turista porque antes se permitió que se perdiera la sustancia que las hizo verdaderas.

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