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El ministro de la Seguridad Social en funciones, José Luis Escrivá.

El ministro de la Seguridad Social en funciones, José Luis EscriváDavid Zorrakino / Europa Press

Análisis económico

El déficit real de la Seguridad Social en los seis primeros meses del año alcanza los 22.784 millones

Si en seis meses hemos necesitado pagar 109.000 en prestaciones sociales y el ministro del gremio no lo supo prever, tiene una bomba activada entre sus manos

El que espera, desespera, y el que viene, nunca llega, dice el refranero español, pero los datos del Ministerio de Hacienda sobre la Seguridad Social han llegado, aunque para conocer el resultado a junio, hemos tenido que esperar casi 2 meses y medio.

La realidad ha sido la esperada por los que estudiamos estos temas. En el mes de junio no ha habido otro remedio que apuntalar con más de 17.000 millones de transferencias corrientes, en un solo mes, y colocar la media para este año en los 52.000 millones de necesidades de traspasos para equilibrar las cuentas.

Lo veníamos anunciando desde hace varios meses: que junio iba a ser tremendo para este organismo, y así ha sido. Los gastos en prestaciones sociales han subido hasta los 109.000 millones de euros en solo 6 meses, cuando el presupuesto era de 204.202 millones de euros. Ha sido ampliado a 209.000 millones, pero no sirve de nada, porque las pensiones contributivas y el resto de las prestaciones van a colapsar al organismo.

Si en seis meses hemos necesitado pagar 109.000 en prestaciones sociales y el ministro del gremio no lo supo prever, él tiene una bomba activada entre sus manos, el Gobierno un problema muy gordo y los españoles con sentido común deberíamos tener una enorme preocupación.

Los 109.000 millones contabilizados suponen como mínimo 218.000 millones en diciembre. Serán más, porque las pensiones contributivas van subiendo todos los meses sin parar y el presupuesto original de 204.000 millones para todo el año debió de ser encargado al mono que pilotaba el avión antes de estrellarse.

Es absolutamente intolerable que un ministro se equivoque en cerca de 30.000 millones de euros a la hora de presupuestar.

Esto lo vamos a entender mucho mejor al analizar los datos en el siguiente cuadro:

Si comparamos los ingresos y los gastos con respecto al mismo período de tiempo entre el 2022 y el 2023, podemos ver que los ingresos aparentemente van de maravilla: se han logrado ingresar 118.135 millones con un crecimiento del 11 % con respecto del 2022, todo ello con una subida de las cotizaciones sociales del 10,3 %, que han llegado a la cifra histórica de recaudar 92.199 millones de euros.

Pero esta partida es totalmente insuficiente para equilibrar los gastos. El ministerio tiene que enviar 25.911 millones de euros, que anualizados equivalen a casi 52.000 millones de euros, y esta cifra supone, de momento, un incremento del 13,9 % con respecto a la enviada en 2022.

Los gastos contabilizados, dándolos por correctos, se llevan los gastos de la Seguridad Social a los 115.008 millones, con un incremento del 9,1 %. Fundamentalmente vienen afectados por los 109.131 millones de prestaciones sociales, que suponen una subida del 9,4 % con respecto al primer semestre del 2022.

Aunque he dicho que parto de la base de que está todo contabilizado, está claro que en las subvenciones vamos a tener sorpresas al alza en el segundo semestre, lo mismo que nos va a pasar con los otros gastos corrientes y de capital.

Con estos datos la foto, que es muy dura, nos dice que vamos directos a los 45.000 millones de déficit real en la Seguridad Social.

Pero la realidad es mucho más cruda. Nos dijeron que este año los gastos de la Seguridad Social iban a ser de 204.000 millones de euros y que para equilibrar las cuentas tendrían que mandar 38.782 millones de euros de transferencias corrientes.

A mitad de año ya sabemos que todo está mal: los gastos se van a acercar a los 235.000 millones, que supone un error sobre lo planificado de un 15,2 %.

Sabemos también que las transferencias corrientes tendrán que llegar a los 55.000 millones de euros para equilibrar las cuentas, lo que implica un error sobre lo planificado de un 41 %.

Sabemos que la deuda de la Seguridad Social está oficialmente muy cerca de los 107.000 millones de euros, y que va a ser difícil justificar a la Unión Europea que sigue subiendo.

Por lo tanto, si no aumenta la deuda de la Seguridad Social, tendrá que incrementarse la del Estado para pagar los errores de planificación de un ministro que ha perdido el control de la realidad, que no sabe dónde está, que no tiene ni idea de cómo arreglar el problema y que quiere postularse para ser gobernador del Banco de España.

Las cosas en este organismo se están poniendo muy serias, y las desviaciones de los presupuestos hacen que, inevitablemente, se tengan que paliar con deuda. Tener que pedir 55.000 millones a los mercados para aguantar a este organismo del que dependen las pensiones es realmente demoledor.

Hay que sentarse ya, haciéndolo de una forma muy seria, con profesionales que sepan de esta materia, a proponer un plan de transformación de nuestro sistema de pensiones antes de que explote y nos lleve a todos por delante.

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