La naranja española, camino de convertirse en el nuevo aceite de oliva por la sequía y el exceso de regulación
El campo se enfrenta a una subida de costes de la que deberá salir de alguna manera, o morir
Felipe es un empresario que desde hace un tiempo tiene naranjos en su finca. Como empresario sigue llamándole la atención que le compren el kilo (cinco naranjas) a 0,30 euros y que luego ese mismo kilo valga 2,50 euros en el punto de venta.
Le llama la atención a cualquiera, más aún cuando se sabe que ocurre con todos los productos relacionados con el campo. José Ugarrio, de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), explica que a los productores se les paga 2,80 euros el kilo de almendras en grano, y luego en el lineal se compra por 11 euros.
La subida de precios es generalizada, pero los agricultores manejan márgenes muy estrechos. Felipe asegura que cubriría costes vendiendo sus naranjas a 0,20 euros. Gana diez céntimos el kilo. «Hay un desajuste claro en los beneficios de la cadena», lamenta Ugarrio.
Mientras los agricultores lidian con la subida del precio del gasóleo, la mano de obra, los fitosanitarios o la sequía, los distribuidores se llevan una mayor parte del margen, si bien sus costes también son elevados. Como ya contamos en El Debate, los márgenes de una cadena como Mercadona son muy bajos: solo gana 0,025 euros por cada euro vendido.
Los precios de los productos de alimentación llevan tiempo subiendo, y parece que seguirán haciéndolo, sobre todo si no llueve. No lo ha hecho suficientemente en lugares como Andalucía, que cuenta con la mayor parte del olivar español. Si la situación no mejora, influirá en el precio del aceite.
Desencanto entre los productores
Felipe piensa que la sequía puede dar lugar a una mayor escasez de naranjas y a un incremento de su precio. Ugarrio, que lo ve a un nivel más global, estima que no tiene por qué ser así. Las naranjas pueden venir de otros lugares, como de hecho ya vienen (de Sudáfrica, por ejemplo), pero estas no tienen la calidad ni la exigencia en fitosanitarios que hay sobre las españolas; de ahí que insista en la necesidad de cuidar el campo español.
Más allá de las naranjas, el portavoz de Asaja incide en que hay «un desencanto generalizado» entre los productores de frutos secos. «El precio de la almendra no tiene lógica ni sentido», sostiene. «Se están pagando los precios más bajos de los diez-quince últimos años», añade.
El problema con los costes hace que muchos agricultores estén abandonando el campo, según señala Ugarrio, aunque también incide en que en buena medida se encuentran atrapados por su inversión en inmovilizado (naves, tierras, tractores, etc.). El gasto en esta materia puede ascender a 400.000-500.000 euros.
En Asaja llaman también la atención sobre el cierre de «muchas ganaderías» por el incremento de los costes. «Mucha de la leche que se vende ya no es española», apunta Ugarrio.
Las hortalizas son otros productos dañados por las plagas y la competencia de terceros países que no cumplen con la calidad que se exige a los productos españoles, por ejemplo en el uso de fitosanitarios.
El cereal, que se cultiva en buena medida en Castilla-La Mancha, se enfrenta ahora a una nueva campaña con mucha incertidumbre, con los costes disparados: el gasóleo más caro que antes de la invasión de Ucrania, los fertilizantes subiendo...
El problema del aceite
La subida sin tregua de todos los productos de alimentación se suma a la ya consolidada y preocupante del aceite de oliva virgen. El precio estaba a 3,5 euros el litro antes de la pandemia y ahora se encuentra a 8,5 euros. Si tenemos en cuenta que cada camión cisterna alberga 25.000 litros, solo la subida en ingresos de cada camión ha sido de 125.000 euros.
Aunque hay quien ha querido ver la sombra de la especulación sobre este aumento del precio, la realidad del incremento se debe a la escasez. La media de producción en España en los últimos años había sido de 1,5 millones de toneladas y el año pasado se produjeron 700.000 toneladas. Aunque algún medio de comunicación ha publicado que esta escasez podría llevar el precio en los supermercados a 15 euros el litro, los expertos del mercado no creen que vaya a ocurrir.
Ugarrio afirma que, si llueve, podrían producirse 100.000 toneladas más, y el precio no subiría tanto, pero la meteorología, de momento, no acompaña. El portavoz de Asaja lamenta que el campo esté cambiando de manera radical: «Nunca habíamos tenido dos campañas consecutivas con producciones tan bajas», afirma, refiriéndose al aceite.
El precio del aceite sube, y así puede ocurrir también con otros alimentos como las naranjas, la leche, los cereales y otras frutas y hortalizas. Si no se producen suficientes en España, llegarán desde otros lugares, aunque tengan menos calidad y puedan acabar siendo más caros. Por ese motivo hay que confiar en que el campo español pueda recuperarse, también para garantizar nuestra independencia y seguridad alimentaria.