La semana económica
Los sucesores de Calviño y su herencia envenenada
La ministra ha propuesto dos nombres para sucederle en la gestión de una economía española con problemas graves
Nadia Calviño abandonará a final de mes España para ocupar el cargo de presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), pero no ha querido irse sin proponer a Pedro Sánchez dos posibles sucesores. El primero es José Manuel Campa. El que fuera secretario de Estado de Economía entre 2009 y 2011 con Elena Salgado de ministra, en los momentos más complejos antes de estallar la crisis financiera, es ahora presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), el organismo que supervisa el sector bancario en nuestro continente. El hecho de que se halle a mitad de su mandato y que tenga una ideología socioliberal que a priori no encaja con la radicalidad del actual Gobierno pueden ser dos obstáculos para su nombramiento.
El otro candidato de Calviño es David Vegara, al que ya situamos como el favorito del Gobierno en este periódico hace casi un mes, pero el catalán parece no estar por la labor de aceptar. Vegara, que precedió en el cargo a Campa siendo ministro Pedro Solbes, cobra más de 750.000 euros como consejero ejecutivo de Banco Sabadell, y no es probable que renuncie a ellos para dirigir una economía tan enferma como la española.
David Vegara cobra más de 750.000 euros en el Banco Sabadell. No es probable que renuncie a ellos
Si ninguno de los dos acepta, hay algunos candidatos que siguen sonando y otros que se suman a la lista. Entre los nuevos aparece Ángel Ubide, gran amigo de Pedro Sánchez y en la actualidad director de estudios económicos del fondo estadounidense de inversión global Citadel. Trabajó en Wall Street, en el Fondo Monetario Internacional, y entre otras cosas escribió hace unos años el libro La paradoja del riesgo. En él dice, entre otras cosas, que durante décadas los economistas han estado «obsesionados con reducir los déficits públicos», y que, tras la crisis financiera de 2008, «la reacción de las autoridades económicas ha sido con frecuencia demasiado prudente». Les anima a que «acepten la asunción de riesgos y emprendan acciones más osadas para mejorar las perspectivas económicas del mundo», todo ello muy poco tranquilizador teniendo en cuenta el despilfarro y el crecimiento de la deuda con el actual Gobierno.
De la Rocha, Montero o Escrivá
Otro de los nuevos candidatos es Manuel de la Rocha, actualmente secretario general de Asuntos Económicos y G20; el hombre que siempre aparece junto a Sánchez cuando atiende temas económicos, muy leal a él. Trabajó siete años en el Banco Mundial, dos en la Comisión Europea y es hijo de Manuel de la Rocha Rubí, ex alcalde de Fuenlabrada y gran defensor de Sánchez.
Junto a estas opciones, sigue teniendo peso la posibilidad que adelantamos en El Debate: que María Jesús Montero asuma Economía y la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) pase al Ministerio de Industria que ya dirige el catalán Jordi Hereu. Si Montero fuera la elegida, necesitaría un segundo de a bordo que le representara en las reuniones internacionales, pues no habla inglés.
Si ninguno de los candidatos anteriores aceptara el puesto, el elegido sería probablemente José Luis Escrivá. También puede pasar que Sánchez sorprenda con un nombre distinto.
Ocurra lo que ocurra, está claro que, quien asuma el cargo, se encontrará con una herencia envenenada.
Ayer mismo se publicaba un nuevo dato de deuda pública, que ha vuelto a subir un mes más y es una de las principales lacras de nuestra economía. El heredero de Calviño tendrá que ver cómo reduce el 109,9 % de deuda sobre el PIB, un dato que está casi cincuenta puntos por encima del 60 % de límite de deuda que la Comisión Europea exigía a los países miembros antes de la pandemia. Tendrá que hacerlo en el contexto de un PIB que va a crecer menos el año que viene, unos ingresos que están cayendo porque la recaudación fiscal se está desacelerando y una inversión extranjera que cada vez se lo piensa más por la inseguridad jurídica que crean los nuevos impuestos o cambios legislativos, o la propia Ley de Amnistía. En este contexto tan adverso, Bruselas volverá a exigir a partir de enero el cumplimiento de límites de deuda y déficit.
Calviño ha optado por coger la maleta y salir corriendo, algo que le ha costado varios intentos, como su fallida apuesta por alcanzar la presidencia del Eurogrupo en 2020. También Escrivá ha salido corriendo de Seguridad Social, aunque de momento a él la jugada le está saliendo peor. Ahora está por ver quién sucede a Calviño y cómo lo hace. Aunque como explican en nuestro podcast Carlos Rodríguez Braun y Juan Ramón Rallo la gestión de la ministra «ha sido deficiente», la famosa Ley de Murphy siempre ha dejado claro que toda situación es susceptible de empeorar.