¿«Salvar la economía»? La OCDE, la AIReF y las estadísticas amargan el balance de Calviño
Sesión de control con aroma a despedida. La vicepresidenta y ministra de Economía aprovechó su presencia en el Congreso de los Diputados este miércoles para hacer un balance luminoso de la gestión económica del Ejecutivo durante la pasada legislatura, a pocas semanas de que parta con destino a su nueva casa, el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
«Salvamos la economía española durante la pandemia y conseguimos los fondos europeos», afirmó Calviño. «Si está tan satisfecha, ¿por qué lo abandona? Su política económica se resume en inflación, impuestos y deuda», respondía la secretaria general del PP, Cuca Gamarra.
El choque entre ambas coincidía prácticamente en el tiempo con una dura advertencia, otra más, de la Autoridad Fiscal Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que no dudaba en descalificar el flamante plan de reequilibrio del Ejecutivo por «no ajustarse a la Ley de Estabilidad».
Entre otras cosas, la Autoridad Fiscal criticaba el plan, aprobado el martes junto al mastodóntico techo de gasto para el año que viene, por no recoger explícitamente el necesario cuadro macroeconómico que subyace a la senda fiscal planteada y no contener medidas que sustenten la reducción del déficit hasta 2026. El mensaje se dirigía a María Jesús Montero, responsable de Hacienda, pero también a Calviño como máxima responsable del ala económica del Ejecutivo hasta que su salida sea efectiva.
Poco fiable
El telón de fondo es que el organismo que preside Cristina Herrero no considera fiable la previsión del Gobierno, y avanza que tendrá que volver a elaborarlo en primavera, una vez que se hayan aprobado las nuevas reglas fiscales. Unas reglas que precisamente Calviño debe apurarse a proponer para su aprobación, antes de final de año, como última asignatura pendiente antes de dejar también la presidencia rotatoria del Ecofin.
La aprobación de las reglas fiscales en Bruselas es la última asignatura pendiente de Calviño
Más allá de la falta de contención en la deuda y el déficit, la AIReF duda de las previsiones del Ejecutivo, en especial para el año que viene y el siguiente. «Tras alcanzar el 3 % en el 2024 en línea con el escenario central de la AIReF, el Plan de Reequilibrio presenta una reducción adicional del déficit de cinco décimas en dos años, hasta el 2,5 % del PIB, mientras que la AIReF asume un repunte del déficit en 2025 y posterior estabilización en el 3,2 %. En particular, en 2025 la AIReF estima que el déficit subiría hasta el 3,2 % debido principalmente a la retirada de las medidas temporales de incremento de ingresos», aseguraba ayer.
El organismo lanzaba además una última pulla dado que el Plan de Reequilibrio «no aclara si el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2024 y la correspondiente actualización del Plan Presupuestario alterará sus previsiones».
Reforma de las pensiones
No fue el único rapapolvo económico que el Ejecutivo tuvo que encajar ayer. También la OCDE metía la cuchara contra la reforma de las pensiones. Criticaba, en la misma línea de la AIReF, que la reforma pilotada por José Luis Escrivá entre 2021 y 2023 «sólo cubre parcialmente los crecientes gastos derivados principalmente de la reintroducción de la indexación».
El think tank de las economías desarrolladas prevé que los gastos anuales aumenten un 2,4 % del PIB, «lo que se traducirá en un aumento previsto del déficit del 1,1 % del PIB en 2050». Criticó también el cambio en el período de cotización de referencia, exigido por Bruselas. «En lugar de introducir un cambio significativo en este ámbito», según la organización, nuestro país ha optado por una extensión pequeña y un período de transición largo con un impacto «poco claro».
PIB y productividad
Más allá de estos avisos, la mera comprobación de la evolución de los datos demuestra que la economía española durante los últimos cinco años no ha dado grandes motivos de alegría. La pandemia, la invasión de Ucrania o la guerra en Israel han dañado a todos los países, pero el efecto en nuestro país ha sido notorio viendo el camino que han seguido otros países comparables al nuestro. No hay más que ver el gráfico que hay bajo estas líneas.
El PIB per cápita español, principal indicador de la riqueza del país, estaba en 1960 un 32 % por debajo de la media de los 19 países que hoy componen el área euro. En 2005 la distancia se había reducido a un 8 % gracias a nuestra entrada en la Unión Económica y Monetaria. La evolución posterior no ha sido igual de positiva, y hemos vuelto a alejarnos.
En 2019, primer año de Sánchez en el Gobierno, estábamos un 13 % por debajo, y en 2022 hemos caído al 17 %. La baja productividad de la economía española y nuestra reducida tasa de empleo son las principales causas de este alejamiento en la convergencia con Europa. Como dice el Banco de España, corregir estas deficiencias debería ser uno de los objetivos fundamentales de la política económica en España y exigirá cambios significativos en muchos aspectos estructurales de nuestra economía.
España tampoco ha podido sacar pecho en su velocidad de recuperación tras la pandemia. Nuestro PIB se situaba a final de 2022 todavía un 0,2 % por debajo del nivel de prepandemia. En el área euro se ubicaba un 2,5 % por encima. Así lo reconocía el Banco de España en su informe anual de 2022. El INE señalaba en septiembre que ya se había recuperado, pero la OCDE lo desmintió en noviembre: señaló que el PIB per cápita aún no había llegado al de 2019, aunque por poco. España se consolida así como uno de los últimos países de la UE en recuperar el PIB prepandemia.
Además España sigue muy por encima de la tasa de paro media en la eurozona y en la OCDE. Nuestro 11,8 % está lejos del 6,5 % de media en la eurozona y el 4,9 % de la OCDE, la organización conocida como la de los países ricos, compuesta por 38 estados. Nuestra situación es especialmente preocupante en el paro juvenil, relacionado con los menores de 25 años. En este capítulo somos líderes destacados de la eurozona y la OCDE, con una tasa del 28 %. La media en la eurozona está en el 14,9 %.
Deuda e impuestos
La deuda pública crece mes tras mes en volumen total con el Gobierno de Sánchez. En septiembre, último dato disponible, alcanzó los 1,578 billones de euros, 400.000 millones más que en 2018. En porcentaje sobre el PIB ha pasado del 90 % hace diez años al 109,9 % actual, con el pico del 120,4 % en 2020. La deuda per cápita estaba en torno a los 9.000 euros en el año 2000 y ahora rebasa los 31.000. Por otra parte, la deuda de la Seguridad Social se ha triplicado desde que llegaron Sánchez y Calviño y rebasa holgadamente los 100.000 millones de euros.
En materia impositiva el sector público ingresó 489.000 millones en el año 2019. El Plan Presupuestario que el Gobierno ha enviado a Bruselas prevé unos ingresos de 648.000 millones. Sánchez ha aumentado en 159.000 millones la recaudación procedente de los españoles: un 32,5 % más. Si se divide el coste entre todos los españoles, aumenta de 10.400 a 13.800 euros por persona.