España debería reducir el paro en un 56 % para alcanzar la tasa europea
En España hay 2,86 millones de parados, el 11,9 % de los trabajadores activos
En su comparecencia en la Comisión de Trabajo del Congreso del pasado lunes, Yolanda Díaz mostró su deseo de que España reduzca su desorbitada tasa de paro hasta la media comunitaria, situada en el 5,9 %. Para ello, se debería reducir el número de desempleados hasta en 1,6 millones de personas, un 56,29 %. Un objetivo prácticamente inalcanzable, según la opinión de los expertos.
Uno de cada cinco parados de la Unión Europea habla español. Tenemos la tasa más alta del continente, de la OCDE y, según los datos del Banco Mundial, solo 25 países en todo el mundo tienen más porcentaje de desempleo que España, que se encuentra entre la Polinesia Francesa y Ruanda.
En España hay 2,865 millones de euros de parados, un 11,9 % del tejido laboral. La UE mantiene una tasa del 5,9 %, que aumenta al 6,4 % en la zona euro. Para que nuestro país igualara la media comunitaria tendría que reducir el total de desempleados hasta los 1,25 millones de personas, 1,6 millones menos de los actuales para dejar la tasa en el 5,2 % –si baja el número de parados españoles también lo hace el de comunitarios–.
Alcanzar un objetivo tan ambicioso, además de poco realista, tiene el problema añadido que dispararía la inflación. Esto tiene que ver con la tasa de paro estructural, también llamada tasa de paro no aceleradora de los salarios –NAIRU, por sus siglas en inglés–, que provoca un incremento de los precios por una presión excesiva de la demanda agregada.
Calcular esta tasa presenta, no obstante, ciertas dificultades. Por ejemplo, poco antes de las elecciones, el Gobierno cifró este porcentaje en el 8 %, pero en el Plan de Estabilidad 2023-2026 las estimaciones para 2026 lo colocan en el 9 %. En 2018 era del 12,5 % y, en 2022, del 10,3 %.
Los motivos de la reducción en los últimos años tienen que ver con los programas de ajuste temporal de empleo aplicados durante la pandemia y la reducción de la temporalidad a base de contratos fijos discontinuos. Sin embargo, España «sigue siendo el peor alumno de la UE», señala el economista Josep Mestres en un artículo de CaixaBank Research, ya que presenta la mayor tasa de desempleo estructural de la región –un 11 % según AMECO, la base de datos de la Comisión Europea– por delante de Italia (9,2 %) o Grecia (9,4 %).
«Una alta tasa de paro estructural supone una infrautilización de la capacidad productiva de una economía, así como la exclusión laboral de una gran parte de la sociedad, por lo que combatirla es primordial», añade Mestres.
Para reducirla, este economista apunta a la necesidad de introducir reformas estructurales, así como una buena calidad institucional que, en el caso de España, se ha reducido considerablemente en los últimos años.
Finalmente, este economista también apunta a un mejor encaje de la demanda y de la oferta para reducir el paro estructural, una disfuncionalidad que se ve reflejada en el creciente número de vacantes sin cubrir.
«En este sentido, las políticas activas de empleo tienen un papel importante, puesto que acompañan a los parados en la búsqueda de empleo y en la formación en habilidades demandadas en el mercado de trabajo. En España, sin embargo, el peso del gasto en políticas activas de empleo es bajo, tanto en términos absolutos como en proporción al de las políticas pasivas», comenta.