El imparable declive vasco o por qué Málaga o Madrid atraen más que Bilbao pese a los privilegios del cupo
La región no ha parado de perder peso en el PIB español desde 1975, lastrada por el impacto del éxodo poblacional durante los años de plomo y la reconversión industrial
No es casualidad que el candidato elegido por el PNV para sustituir a Iñigo Urkullu sea el de un tecnócrata con experiencia en economía. Tampoco que Pedro Sánchez haya aprovechado en los últimos días para hacerse la foto en la principal industria vasca, la fábrica de Mercedes. Ni que Bildu, mientras señala de refilón a Kutxabank, trate de hacer de la industria uno de sus arietes de campana. Un fantasma sobrevuela el País Vasco desde hace años. Y amenaza con tomar forma corpórea antes del próximo 21 de abril.
Desde la Transición la comunidad ha registrado una imparable pérdida de peso en comparación con el resto de España. Ha pasado de ser el 7,8 % del PIB español en 1975 al 5,89% en 2022, último año con datos disponibles. Entre las causas, el impacto del éxodo poblacional durante los años de plomo y la reconversión industrial, pero también la incapacidad de la región de atraer a nueva población joven. Todo ello pese a que, como resaltan los economistas consultados, el privilegio del cupo permite ofrecer unos servicios de primer orden.
«El nivel de vida en el País Vasco está inflado por el cupo vasco», destaca, contundente, Alejandro Macarrón, coordinador del Observatorio Demográfico del Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU - Cefas). La transferencia pactada con el Estado, resalta Macarrón, «no dio el año pasado ni para cubrir el 30 % del déficit vasco entre cotizaciones sociales y gasto en pensiones, que además son más altas que la media española».
El mismo cupo es ejemplo de esta decadencia: previsto para ser estimado en función del peso de la economía vasca en España, se mantiene en el 6,24 % desde 1981, sin que ninguna de las dos partes se atreva a abrir el melón. Lo transferido, no obstante, apenas llega al 2 % de su PIB, lo que permite a los vascos disfrutar de unos mejores servicios públicos, sanidad, educación o mejores instalaciones deportivas.
Macarrón, coautor del informe El éxodo vasco como consecuencia de la persecución ideológica, señala a la situación demográfica de la comunidad, «en tremendo declive». País Vasco, resalta, cuenta con una población cada vez más envejecida y un aporte demográfico de población extranjera que, aunque ha repuntado en los últimos años, «no es suficiente y ocupa además puestos menos cualificados en una economía de alto valor añadido».
La región ha logrado hacer un reparto mucho más eficiente de los fondos europeos que la media española, con una tasa de resolución del 65,1 %, frente al 55,9 % de la media nacional. En las últimas semanas no han faltado, además, anuncios relevantes como la inversión de 1.000 millones de euros por parte de Mercedes en su planta de Vitoria, uno de los grandes iconos industriales vascos.
Crece la mitad que España
Pese a ello, en 2023 la economía vasca creció un 1,8 %, la mitad que la media española, que alcanzó el 2,5 %. Entre los factores, el menor peso del turismo, pero también el impacto sobre la industria de la guerra en Ucrania y los altos precios energéticos. Para este año y para 2025, sin embargo, organismos como BBVA Research prevén que lidere el crecimiento a nivel nacional. Una expectativa con la que coincide Jorge Tejedor, economista y profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
La economía vasca es altamente sensible a factores como los altos precios de las materias primas y la energía
«Eso sí, el crecimiento se moderará en 2024 con respecto a 2023 y la senda que va a seguir durante el año estará condicionada por el primer trimestre del año», apunta Tejedor. El experto destaca que la economía vasca es particularmente sensible a factores como los altos precios de las materias primas y la energía, y la caída de pedidos firmes. «Tenemos que ser cautos (respecto a las expectativas)», subraya.
«Que ahora ofrece menos incentivos, puede ser. Que la situación de su industria está deteriorada, puede ser. Pero el gran problema vasco es su pirámide de población envejecida», opina Rafael Pampillón, economista y catedrático de La Universidad CEU San Pablo. La lengua –entre otros factores– hace que hayan tenido menos inmigración, y el reverso es una población menos dinámica», considera.
«El gran problema del País Vasco es una pirámide de población envejecida»
«País Vasco lleva con una economía en declive muchos años», coincide José María Rotellar, profesor de economía y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV). «Perdió mucha población debido, entre otros factores, al terrorismo, y no lo ha sabido ir sustituyendo con una industria en declive, que era la base de su economía». Para Rotellar la receta es clara: «La economía vasca necesita de reformas muy profundas, una liberalización y modernización de sus estructuras y una política tributaria más baja».
Pese a su mayor calidad de vida, su renta per cápita más elevada respecto a la media nacional y a que los hogares disponibles lideran la renta disponible en España (20.865 euros en 2021 según los últimos datos del INE, un 26,6 % más que la media nacional), la comunidad no logra atraer población neta del resto de España. Según el estudio Migración en España, elaborado por TBS Education-Barcelona, entre 2017 y 2019 fue la segunda comunidad que más decreció en total de inmigrantes nacionales, con un retroceso del 18 %, solo por detrás de Canarias, con un 28 %.
Por el contrario, Murcia (30 %), Andalucía (25 %) y Valencia (20 %) registraron un importante incremento de inmigrantes tanto extranjeros como nacionales. Y pese a que País Vasco batió el año pasado su récord de población (al igual que el conjunto de España) gracias a un repunte de la inmigración extranjera en los últimos años, su población nacida en el extranjero también ha crecido por debajo de la media española: 5,1 puntos entre 2015 y 2024, frente a 5,4 de la media nacional.
Aunque la situación está lejos de ser la de los años del gran éxodo por el terrorismo, cuando la región perdió hasta un 10 % de su población neta, «País Vasco debería ser una región receptora neta de españoles, pero no lo es, al contrario que Málaga o Madrid», añade Alejandro Macarrón. Mientras, según el INE, los residentes de nacionalidad española se mantienen a la baja desde 2017. Los maketos, la fórmula despreciativa con la que el nacionalismo se refería a los nacidos en otras provincias españolas, prefieren desde hace años otras provincias españolas, agravando el invierno demográfico y económico por el que el País Vasco se ha ido deslizando desde hace más de cuatro décadas.