Los números de Montero: gasta un 1,2 % menos pese a incorporar miles de empleados públicos
No puede ser que los datos que se faciliten sean erróneos y no pase nada. Quizá lo que se quiere comunicar es incorrecto adrede
Desde un Ministerio como el de Hacienda, la publicación errónea de unos datos económicos deberías ser motivo de investigación y, al responsable de la publicación, costarle un disgusto importante.
No puede ser que los datos que se faciliten sean erróneos y no pase nada. Quizá lo que se quiere comunicar es incorrecto adrede. Me voy a explicar un poco más y con mayor profundidad. El Ministerio de Hacienda tiene una de las mejores webs y con más información disponible, para ello ha creado diferentes micro-sites, que no son otra cosa que una web dentro de otra para explicar diferentes cosas.
Uno de los micro-sites es el Banco de Datos Económicos y Financieros, en el que se encuentra una inmensa cantidad de datos. En el apartado de Novedades hay un listado importante de diferentes tipologías de información entre la que se encuentra la Ejecución presupuestaria de la Administración General del Estado, que te facilita unos informes llamados «CIFRA», que son los datos del Presupuesto, tanto de Gasto como de Ingresos, desglosados mes a mes desde 2015.
Al descargar esa información se obtienen los datos de los Presupuestos definitivos y de la ejecución de estos, con obligaciones reconocidas y pagos realizados, tanto para la Administración General del Estado como para los Organismos y Entes Públicos, que se van actualizando mes a mes.
Hasta aquí la coherencia que se le supone que debe tener una organización tan seria como es ese Ministerio. El problema viene cuando empiezas a comparar con lo que pasó en el mismo período del año anterior y resulta que los datos de gasto salen menos en 2024 que en 2023 y empiezas a darte cuenta de que no es posible que los datos estén bien, porque hay una variable que lo canta todo y son los Gastos Financieros o pagos por intereses de la deuda.
Pero como mejor se ven los datos es colocados en una tabla:
En esta tabla está el acumulado de los dos primeros meses del año del 2023 y del 2024. Si miramos el total, vemos que llama mucho la atención de que los gastos totales sean en 2024 inferiores en un 1,2 % al 2023. Así que lo que toca es analizar partida a partida.
La primera que sorprende es que los gastos de personal, cuando sabemos que se han incorporado varios miles de empleados públicos, que todos han recibido, de momento, una subida del 2 % a cuenta y resulta que el incremento total es solo de un 2,2%, como mínimo es de poner en duda la veracidad de este dato.
Siguiente partida importante y que suma más que los gastos de personal, los gastos financieros o intereses de la deuda, que de pronto se contabilizan un 15,7 % menos que en 2023.
Primera reflexión: en 2023 se tuvo que renegociar deuda que vencía por valor de 185.000 millones más se tuvo que pedir 72.000 millones de deuda nueva y todo a mayores tipos de interés, porque el tipo medio pagado por toda la deuda subió, por lo menos, un 0,5 %, con lo cual no solo es imposible que los gastos financieros de los 2 primeros meses sean inferiores a los 2 primeros meses del 2023, sino que deberían de ser sensiblemente superiores.
Pero es más en 2022 en febrero se habían pagado por intereses 6.333 millones y en 2021, se pagaron 5.918. ¿Cómo es posible que en el 2024 solo se hayan contabilizado 3.925 millones? Respuesta sencilla: se han equivocado y alguien no sabe contabilizar correctamente esta partida.
Respuesta rebuscada: lo han hecho adrede: se han olvidado pasar los datos a contabilidad y sin querer los tienen guardados en un cajón.
Ya sólo con esto se descalifica todo el informe. Los datos no son fiables y, por lo tanto, las únicas verdades que tenemos de momento es que la deuda ha subido en 29.000 millones a nivel consolidado en febrero y que la Administración General se metió entre pecho y espalda 16.000 millones más en marzo.
Como eso no se puede ocultar, ni olvidar de contabilizar, eso significa que algo muy gordo se está quedando en algún cajón de algún ministerio, pendiente de contabilizarse para que el déficit contable no se dispare.