Fundado en 1910

Panorámica de Budapest, con el Parlamento húngaroGTRES

Bajar el IRPF y subir el IVA, la revolución fiscal de Hungría que ha disparado su PIB per cápita

El PIB per cápita ha aumentado desde 2010 un 44 % y el paro se ha reducido a mínimos. No obstante, el país todavía se enfrenta a muchos desafíos y los resultados de las elecciones europeas podrían ser clave

Tras la caída del Pacto de Varsovia, Hungría inició un proceso de liberalización de su economía a través de privatizaciones y apertura al capital extranjero que se consolidó con su adhesión a la Unión Europea en 2004. Pero los efectos de la crisis financiera de 2008 dejaron al país al borde del colapso y la llegada de Viktor Orbán supuso un estímulo gracias a una heterodoxa política de reducción de impuestos.

Profundamente anticomunista, Orbán llegó a la presidencia de Hungría en 1998 con tan solo 35 años. Durante ese periodo, tuvo tiempo suficiente para aprobar la incorporación del país a la OTAN y preparar la entrada en la UE, pero fue sorprendentemente superado por los socialistas en los comicios de 2002. Volvería a presentarse sin éxito en 2006, pero fueron los devastadores efectos de la crisis financiera los que catapultarían su candidatura en 2010.

Desde entonces, ha recibido multitud de críticas en la Unión Europea por su discurso nacionalista y antiinmigración, así como por ciertas leyes aprobadas a lo largo de estos años y la particular cercanía que mantiene con Vladimir Putin. Pero las polémicas durante su mandato han opacado el apoyo popular con el que todavía cuenta el premier húngaro consecuencia de una política fiscal que ha permitido al país aumentar la inversión extranjera al tiempo que ha reducido su tasa de paro hasta mínimos históricos.

Desde 2010, Hungría ha llevado a cabo una ambiciosa política de reducción de impuestos. Esto se ha notado especialmente en el IRPF, que ha variado de un sistema por tramos similar al español donde el salario promedio ya pagaba altos porcentajes. El gobierno introdujo una tarifa plana del 15 % sobre la renta, además de reducir la tasa impositiva de las horas extra. Para compensarlo, aumentó el IVA al 27 %, el más alto de la UE, para reducir la carga sobre los salarios y que recaiga en el consumo.

También el impuesto de sociedades sufrió modificaciones. Gracias a una reducción de este tributo, Hungría ha logrado atraer inversión extranjera de distintas fuentes, al tiempo que ha creado un entorno empresarial estable para las multinacionales por debajo del 15 % propuesto por la OCDE en 2021 y posteriormente ratificado por los Veintisiete.

Estas medidas han conseguido aliviar la presión fiscal y aumentar el poder adquisitivo de los húngaros. Desde 2010, el PIB per cápita en índice de volumen encadenado en este país ha crecido un 44 %, mientras que en el resto de la Unión lo ha hecho un 16 % y España un 9 %.

Las madres que tengan cuatro o más hijos están exentas de pagar el IRPF

Las políticas familiares han sido otro de los objetivos destacados del gobierno húngaro. Tras su reelección en 2018, Orbán anunció un «enfoque demográfico» para aumentar las tasas de natalidad, introduciendo una exención total para madres trabajadores –ya sea por cuenta ajena o propia– que tengan cuatro o más hijos.

Estas deducciones se han unido a las ya existentes, como las rebajas en el IRPF por hijo o las ayudas a primeros matrimonios. Con estas medidas, el gobierno espera que el aumento de ocupados en el futuro mantenga a raya el gasto en pensiones y acelere la economía a través del consumo.

Paro estructural

Pero una de las claves ha sido la reducción del paro. A comienzos de 2010, la tasa de desempleo en Hungría llegó a bordear el 12 %, una cifra insólita para un país acostumbrado a mantener una ocupación destacada.

Como explica Szabolcs Pásztor, economista del Instituto Oeconomus, el gobierno de Fidesz –el partido de Orbán– „tomó medidas deliberadas para aumentar la tasa de desempleo y, al mismo tiempo, reducir la carga fiscal de los trabajadores a través de beneficios y exenciones fiscales relacionados con la participación en el mercado laboral». Así, Hungría ha pasado a tener una de las tasas de paro más bajas de la Unión Europea muy por debajo de la media comunitaria.

«Además, para reducir el paro juvenil, a partir de 2022, los menores de 25 años no tienen que pagar IRPF con el objetivo de fomentar el empleo joven y frenar la tenencia de los húngaros a marcharse al campo en busca de trabajo», añade Pásztor

Amenazas

No obstante, la invasión rusa de Ucrania ha tenido efectos catastróficos en la economía húngara, muy dependiente de los recursos naturales que proporcionaba el Kremlin. Budapest ha bloqueado en varias ocasiones los paquetes de sanciones de la UE contra Rusia, así como los paquetes de financiación para Kiev.

Orban sostiene que se trata de una posición pragmática y constructiva, pero lo cierto es que existen una clara antipatía hacia el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. El ejecutivo húngaro ha sido muy cuidadoso a la hora de condenar el ataque ruso, pero siempre ha evitado mencionar directamente a Putin. De hecho, el húngaro fue el primer dirigente occidental con el que se reunió el presidente ruso desde el inicio del conflicto.

Pero más allá de las desavenencias, lo cierto es que, aunque ha acogido a bastantes refugiados y ha proporcionado ayuda a Ucrania, Hungría considera que la adhesión del país eslavo a la UE supondría un desastre para los agricultores húngaros. Además, el fin de las relaciones con Rusia ha disparado la inflación en el país llegando a alcanzar porcentajes por encima del 25 %, la tasa más alta de los Veintisiete.

A pesar de que 2024 no ha comenzado con buen pie para Orban, el premier húngaro espera que un giro a la derecha en las elecciones europeas le permita abandonar el aislamiento que sufre en el Consejo Europeo al tiempo que reafirme su modelo de Europa. El próximo 9 de junio obtendremos respuesta.