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Fernando Rayón
Fernando Rayón

La reducción de jornada se le atraganta a Yolanda Díaz: Moncloa ya tiene bastante con Begoña

Mientras el Gobierno tiene que negociar con todos los partidos, no tiene ningún sentido que Trabajo siga imponiéndose como si tuviera mayoría absoluta

Actualizada 09:26

El secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

El secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.EP

El secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, declaró la semana pasada que la oposición de los empresarios a reducir la jornada laboral era «una burla al diálogo social y a la democracia» y que el Gobierno iba «a seguir avanzando de la mano de los sindicatos para pulir un texto que cuanto antes pueda ser remitido a las Cortes Generales». También dijo que, después de meses de negociación, CEOE y Cepyme no habían presentado «ninguna propuesta» lo que demostraba una «falta de compromiso con el diálogo social». Y que como la patronal no era capaz de renunciar a dos horas y media a la semana para reducir la jornada a 37 horas y media, el Ministerio les daba un ultimátum. Y se quedó en su paz.

Pero las cosas no son lo que parecen. Y aquello de que CEOE y Cepyme no habían presentado ninguna propuesta cantó en el minuto dos. El primero que saltó al terreno de juego fue el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. Recordó que ellos habían planteado «de todo» sobre la reducción de jornada y que el Gobierno no les había escuchado «en nada». Fue entonces cuando empezó a hablar de monólogo social: «Tenemos la libertad de decir que no nos gusta, eso no es una burla, parece que solo puedes ser buena persona si dices lo que les gusta». Pero hizo algo más. Lanzó un mensaje que ya superaba al secretario de Estado de Trabajo, a su jefa Yolanda Díaz y a su vicepresidencia fantasma. «El Gobierno tiene la facultad de plantear los temas que tiene que plantear, pues que lo haga». Metió al Gobierno en el ajo.

En honor a la verdad he de reconocer que las propuestas a las que aludía el presidente de la CEOE no solo existían, sino que los medios de comunicación las conocíamos. Afectaban tanto a plazos de aplicación de la ley, a diferentes criterios en función de las características peculiares de cada sector, y a otros incentivos para mejor la productividad. Las propuestas estaban sobre la mesa, y no eran una burla como decían en el Ministerio.

Acto seguido le tocó el turno a Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, que con enorme dureza señaló que se estaba haciendo un daño «irreparable», al diálogo social, y criticó la «alarmante intransigencia» del Gobierno respecto a la reducción de la jornada laboral. Cuerva recordó que los empresarios y sindicatos son los verdaderos expertos en sus sectores y territorios y que «nadie, en su sano juicio, elimina la opinión de los expertos cuando tiene que tomar una decisión (…) Y, sin embargo, ocurre cuando el Gobierno decide legislar sobre la organización de las empresas. Y quien conoce mejor qué puede hacer, qué puede hacerse y qué no, en términos de salario mínimo, de reducción de jornada, de teletrabajo o de organización de las empresas».

El Gobierno no se puede permitir el primer cierre patronal nacional de la historia de la democracia

Las palabras de Cuerva, representante de la pequeña y mediana empresa, sonaron especialmente duras si tenemos en cuenta que Pérez Rey había repetido una y otra vez que este acuerdo beneficiaba especialmente a los pequeños empresarios y a la hostelería. Pero ya el remate fue cuando dijo que, desde diversos puntos de España, le estaban pidiendo un «paro patronal» o una manifestación contra el intervencionismo del Ejecutivo. Ese día en Moncloa empezaron a mover ficha. Yolanda ya les había dejado con el culo al aire en alguna histórica votación en el Congreso y, en este momento, el Gobierno no se podía permitir el primer cierre patronal nacional de la historia de la democracia.

Pero como no hay dos sin tres, a la CEOE y Cepyme se sumó el presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, que acusó a la vicepresidenta de ser «experta en reventar» acuerdos del diálogo social, y puso como ejemplo que aprobara recientemente sin negociar con los agentes sociales la prioridad aplicativa de los convenios colectivos autonómicos frente a los estatales. Otro recadito a la vice que llevaba tiempo preparando.

El caso es que Moncloa, que había pedido a la ministra de Trabajo que cerrara la negociación esta semana pasada, obligó a Yolanda a prolongar hasta mañana la negociación e incluso llevar –este 8 de julio– «una nueva propuesta» –Moncloa dixit– a CEOE y Cepyme. Y así va a ser.

Mientras el Gobierno tiene que negociar con todos los partidos, no tiene ningún sentido que Trabajo siga imponiéndose como si tuviera mayoría absoluta

Mañana a las doce del mediodía conoceremos esa propuesta. Dicen desde Trabajo que no han querido adelantarla por «respeto» a la mesa de negociación, pero la realidad es que la propuesta viene desde Moncloa y no del Ministerio. Tiene lógica. Mientras el Gobierno tiene que negociar con todos los partidos del Congreso cada uno de los capítulos de una ley para sacarla adelante, no tiene ningún sentido que el Ministerio de Trabajo siga imponiéndose como si fuera una cartera con mayoría absoluta, o incluso prescindir de los interlocutores y además insultarlos. Todo para sacar la cabeza en un momento especialmente duro para Yolanda Díaz.

No quieren más problemas en Moncloa. Ya tienen suficientes con Begoña Gómez, los Koldos y pactar un gobierno en Cataluña. Otra solución sería mandar a Yolanda a negociar con Esquerra Republicana. De hecho, es donde su menguante coalición tiene más votos. Claro que, para eso, quizá habría que sustituirla como vicepresidenta y ministra. Y a saber quién sustituiría de Sumar a Yolanda. Ya se lo planteó a Pedro Sánchez cuando quiso dimitir, pero el presidente le dijo que no estaba el momento para que le hicieran una crisis. No sabe que, con gente así, las crisis llegarán más pronto que tarde. Al tiempo.

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