La liebre Escrivá y el verdadero plan de Sánchez y Bolaños para el Banco de España
«No le des tantas vueltas. Este PSOE solo llega a acuerdos cuando le interesan a él», me dijo el ex presidente de un gobierno socialista. La realidad es que mientras Bolaños soltaba la liebre, el presidente ya estaba informando a los banqueros españoles de sus intenciones
Resulta interesante analizar cómo negocia este Gobierno. Primero porque, aunque parezca que llevamos una eternidad con ellos, la legislatura aún no ha cumplido el año y quedarían –si es que prospera el Gobierno– muchas leyes por sacar adelante. Recordemos que hace apenas un mes anunciaban –por boca de El País– casi cincuenta proyectos de ley. Y segundo porque están pendientes más de una docena de renovaciones, solo si contamos las más importantes.
Pero tampoco quiero soltar una teórica sobre el arte de la guerra ni hablar de teorías de negociación. Sobre todo porque desconozco las habilidades de los 390 asesores de Pedro Sánchez en Moncloa y también cómo susurran a los oídos de nuestro pequeño Fouché llamado Félix Bolaños. Solo recordaré que antes que Bolaños tuvimos a Iván Redondo; aquella lumbrera de Occidente que era jefe de Gabinete de Sánchez, que predijo el triunfo electoral de Yolanda Díaz. «Próxima Presidenta del Gobierno». No haré más comentarios.
Pero vamos con Bolaños, cuyo acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pasa por ser el hito negociador de este Gobierno. A medida que pasa el tiempo, ni los propios socialistas se explican los cinco años de retraso transcurridos para renovar la cúpula judicial. Pues bien, ahora que hemos conocido que el acuerdo fue el mismo que presentó el PP hace un lustro, solo hay una explicación posible, y me la dio el ex presidente de un gobierno autonómico socialista. «No le des tantas vueltas. Este PSOE solo llega a acuerdos cuando le interesan a él. Durante todo este tiempo, se nos ha llenado la boca diciendo que el PP no cumplía la Constitución y que su actitud era la de una extrema derecha intolerable. Pero, tampoco te engañes: dejar a María Jesús Montero sin discurso tendrá sus consecuencias… y además se va a quedar sin los gobiernos de coalición con Vox».
Dejar a María Jesús Montero sin discurso tendrá sus consecuencias
Así fue aquella negociación: pura estrategia electoral que, una vez acabada, pierde casi toda su razón de ser. Pero miremos al futuro: al Banco de España. Ya saben que el candidato de Moncloa parecía ser José Luis Escrivá, actual ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública; un economista y auditor fiscal bastante cazurro –a decir de los sindicatos– que ofrece un perfil político que nada conviene al Gobernador del organismo regulador bancario español. En la plaza de Cibeles aún recuerdan las palabras de Escrivá cuando siendo ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en la anterior legislatura, puso en tela de juicio los informes que los técnicos habían hecho sobre su reforma de las pensiones. Como para ser ahora su jefe.
Y vamos con el cronograma. La semana pasada, Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, dijo ser partidario de la «renovación conjunta» de los órganos directivos de las instituciones públicas pero que para ello, debía haber «voluntad» por parte de los populares. Y recordó que también toca renovar la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) y, antes de que acabe el año, y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Es decir que Cuerpo, que en esto de negociar no es Bolaños, empezó echando la culpa al PP que no apoyaba a Escrivá. Quizá olvidó del affaire de Ignacio Manrique de Lara, esposo de su mentora Nadia Calviño, que tuvo que renunciar a ser coordinador de marketing de Patrimonio Nacional, un organismo público dependiente del Ministerio de Presidencia, al conocerse su salario como alto cargo y su torticero proceso de selección.
Pero el Gobernador del Banco de España no es el coordinador de marketing de Patrimonio Nacional. Y Cuerpo tampoco es Bolaños. Por eso, aunque el primero reservó una sala del Congreso para comunicar a la Comisión de Economía la propuesta de Escrivá, la reunión se acabó cuando Bolaños le robó la cartera y se puso a negociar con Cuca Gamarra, secretaria general del PP, el nombre del Gobernador. Bolaños al ataque, que es decir que Sánchez toma el control.
Bolaños al ataque, que es decir que Sánchez toma el control
Y aquí empieza la fiesta. Moncloa ofrece una subgobernadora al PP y dos puestos en la CNMC de los cinco que toca renovar… pero también dicen a Cuca que podrían prolongar hasta septiembre la decisión cuando concluye su mandato Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España. También filtran los nombres de Fernando Restoy, que ya fue subgobernador, o José Manuel Campa, ex secretario de Estado de Economía con Zapatero y actual presidente de la Autoridad Bancaria Europea. Pura tinta de calamar.
La realidad es que mientras Bolaños por boca de Cuerpo soltaba la liebre de Escrivá, Pedro Sánchez ya estaba informando a los banqueros españoles de su plan para el Banco de España. Dos mujeres, y las dos socialistas. También deslizó algunos nombres, por aquello de que hicieran llegar al PP la especie y pillaran al bocazas: Paula Conthe, Montserrat Martínez, Soledad Núñez y dos más que me reservo para no dejar yo en evidencia al que me lo contó. Y mientras tanto Bolaños con Cuca. Una filfa.
¿Qué pasará al final? El PSOE maneja los tiempos. Ya le hemos visto esta semana cambiar de discurso con los obispos adelantándose una hora a la rueda de prensa que estos iban a ofrecer sobre las indemnizaciones a las víctimas de los abusos. ¿Querrá también negociar con ellos las víctimas de la Iglesia? Seguro, si de eso sacan tajada. Y si los obispos se dejan, claro.
El PSOE maneja los tiempos y ya le hemos visto esta semana cambiar de discurso
El Gobierno a lo suyo. Y el PP mostrando sus cartas en forma de Ramón Quintana como subgobernador. Todo un síntoma de lo que ocurre en España y sobre todo de cómo ocurre. Y, una vez más, la evidencia de que este Gobierno quiere ocupar todos los resortes de poder. Ya nos lo demostró con Dolores Delgado desde el primer día y más recientemente con Cándido Conde-Pumpido. Y lo que queda.