La imposición de Escrivá abre la puerta a nuevos dedazos de Sánchez en los reguladores clave
La falta de consenso en el Banco de España fija un precedente para las próximas renovaciones en CNMC, CNMV y la nueva Comisión de la Energía
Despejada la incógnita del sustituto de Pablo Hernández de Cos en el Banco de España, la imposición por las bravas del exministro José Luis Escrivá anticipa que no habrá consenso tampoco entre el Gobierno y la oposición para renovar puestos de gobierno en los reguladores clave en los próximos meses.
Aunque el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, afirmó que «seguirá con la mano tendida» a la oposición para alcanzar acuerdos, la imposición de la figura del exministro aleja las opciones de pactar con los populares, que denuncian una colonización de las instituciones independientes por parte de fieles sanchistas, como ya ocurriera con la Fiscalía, el Tribunal Constitucional, el CIS o la Agencia Efe.
Sobre la mesa, lo más urgente es encontrar sustituto a cinco de los diez consejeros de la CNMC, lo que tradicionalmente se realiza de acuerdo con el principal partido de la oposición. Desde Economía, de hecho, habían venido vinculando un acuerdo en el supervisor con abordar también dicha renovación.
El PP se quedó sin su último representante en el organismo que preside Cani Fernández tras el cese, en 2023, de María Ortiz Aguilar. Como ya contó El Debate el roto es de tal calado que el organismo ha puesto en marcha un sistema de rotación entre sus dos salas, Competencia y Supervisión Regulatoria.
Pese a la espantada de la húngara Magyar Vagon tras el veto del Consejo de Ministros a la toma de Talgo, el regulador sigue teniendo varios asuntos de calado en su agenda. El más relevante es el visto bueno a la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell, a la que el Gobierno se ha opuesto públicamente. También la posible denuncia de Renfe a Ouigo por competencia desleal, prometida por Óscar Puente y de la que la compañía dijo recientemente no tener noticias.
Asimismo, está pendiente el nombramiento de la cúpula de la nueva Comisión Nacional de la Energía (CNE), que asumirá las competencias de regulación sobre las eléctricas, gasistas y petroleras después de que en febrero el Consejo de Ministros diera el ok a su tramitación. A este respecto, se espera para los próximos días el informe preceptivo del Consejo de Estado, una vez que la propia CNMC validó su creación. En las quinielas para ocupar un puesto de calado se ha situado a Mariano Bacigalupo, marido de Teresa Ribera, quien ya fuera secretario del Consejo de la CNE y director de su servicio jurídico antes de que se fusionara con el actual macro regulador.
El 'modus operandi' del sanchismo
En los próximos meses, además, el Ejecutivo debe confirmar si prorroga el mandato de Rodrigo Buenaventura al frente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, cuestionado por el papel del regulador en la crisis de Grifols y el ataque de GIP, el fondo bajista tras Gotham City Research. Buenaventura podría mantenerse al frente del regulador bursátil únicamente otros dos años, después de que la Ley del Mercado de Valores y Servicios de Inversión de 2022 redujera de cuatro a dos años la prórroga, sin posibilidad de permanecer posteriormente en el cargo.
Lo que sí ha quedado al fin despejada es la incógnita del Banco de España. No solo con la elección de Escrivá, sino también con la de su número dos, Soledad Núñez. Núñez cuenta con experiencia en el Banco de España, pero también fue alto cargo durante los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, ocupando la dirección general del Tesoro y la de Política Económica de presidencia del Gobierno.
En el nombramiento no participó la oposición, como suele ser habitual, al entender el PP que supondría avalar la elección de Escrivá. Para los populares, su elección «asegura una doble ración de sanchismo en el Banco de España». «Es el modus operandi usual del sanchismo es la colonización institucional en todas las instituciones», trasladan fuentes populares.