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EFE

La tasa de carestía en España marca máximos y ya ocupamos los primeros puestos de la UE

Somos el tercer país en el que más ha aumentado el porcentaje de personas con carencias forzadas de elementos necesarios para llevar una vida adecuada

Pocos gobiernos hacen válido aquello de que el dato mata el relato. El Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva años aludiendo a la mejora de las clases bajas para justificar el constante aumento de la presión fiscal, pero el porcentaje de hogares en situación de privación material y social grave no ha dejado de crecer. Y no se trata de información procedente del «fango mediático» que el presidente pretende regular, sino de cifras de la oficina de estadística de la Comisión Europea, el Eurostat.

De acuerdo con los datos recientemente publicados por este organismo, correspondientes al año 2023, Rumanía, con un 19,8 %, encabezaba la lista de países con mayor población en situación de carencia seguida de Bulgaria (18 %), Grecia (13,5), Hungría (10,4 %) y España (9 %). En el otro extremo encontramos a Eslovenia (2 %), Chipre (2,4 %), Suecia, Luxemburgo y Estonia (todas con el 2,5 %).

La cuarta economía de la UE por tamaño, no obstante, no solo ostenta el dudoso honor de encontrarse en los primeros puestos, sino que además fue una de las que peor desempeño ha mostrado en la última década. En el 2015, primero de la serie del Eurostat, España tenía una tasa del 7,4 %, 2,3 puntos porcentuales por debajo de la media comunitaria, por debajo de países como Italia, Portugal, Irlanda o Polonia.

Menos de diez años después, España se ha colocado en el quinto lugar, está a 2,2 puntos de la media comunitaria y es el país, por detrás de Finlandia y Dinamarca, donde más ha crecido esta tasa. La diferencia es que, en estos países nórdicos, el porcentaje en 2023 era del 2,8 % y 4,9 % respectivamente, muy lejos de España.

El crecimiento de esta tasa en España, además, resulta paradójico, ya que ha alcanzado su nivel más alto a pesar de todas las medidas en clave social de las que el Ejecutivo de Sánchez lleva años vanagloriándose. En el caso de los menores de edad, el incremento entre 2015 y 2023 ha sido de 1,8 puntos, mientras que, en el de mayores de 65, de 2,1. En el caso de las mujeres el incremento ha sido de 2 puntos, 1,4 solo entre 2022 y 2023. Todo un ejemplo para un Gobierno feminista.

El peso de esta carencia varía en función del tipo de hogar. Según un estudio de Funcas, en toda Europa los hogares formados por dos o más adultos con hijos dependientes muestran tasas más bajas de carencia material y social severa que los hogares monoparentales, algo que también ocurre en los compuestos por una sola persona de 65 o más años.

«España, sin embargo, se desvía de este patrón: si bien la tasa de hogares formados por dos progenitores e hijo(s), es 8,2 puntos más baja que la de los hogares monoparentales, supera en 4,5 puntos a la de los hogares de una persona de 65 o más años. Por tanto, en España, a diferencia de lo que ocurre en el resto de los países europeos, los hogares unipersonales de mayores afrontan un menor riesgo de carencia severa que los hogares constituidos por familias nucleares con menores», señalan los investigadores.

Elementos «necesarios y deseables»

La tasa de privación material y social grave es un indicador incluido en las estadísticas de la UE sobre la renta y las condiciones de vida que muestra la carencia forzada de elementos «necesarios y deseables» para llevar a una vida adecuada. Se define como la proporción de población que no puede permitirse al menos 7 de los 13 elementos de privación –relacionados con el individuo o el hogar– establecidos por el Eurostat.
Entre los puntos a nivel de hogar se encuentra la capacidad para afrontar gastos inesperados; para pagar una semana de vacaciones al año; para hacer frente a retrasos en los pagos mensuales; para costear una comida con carne, pollo o pescado cada dos días; para mantener la casa adecuadamente cálida; para tener acceso a un coche para uso personal; o reemplazar muebles gastados.
A nivel individual, el Eurostat establece tener conexión a internet; poder reemplazar la ropa desgastada; tener dos pares de zapatos; gastar una pequeña cantidad de dinero semanal en uno mismo; tener actividades de ocio regulares; y poder reunirse con amigos o familiares para tomar algo una vez al mes.