El presidente de Repsol critica el plan climático del Gobierno por tener objetivos «tecnológicamente inviables»
Afirma que, si Europa quiere sobrevivir tal y como se conoce hoy día, debe cambiar radicalmente
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha criticado los objetivos del recién actualizado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) por ser «tecnológicamente inviables». Como ejemplo ha puesto pensar que en la actualidad «se puede prescindir del gas natural o que se producirán en España, para el año 2030, 12 gigavatios de hidrógeno verde. Es una quimera».
Así se ha expresado el presidente de la energética española durante la conferencia celebrada este martes Inspira Portugal, 50 años después, que ha acogido un panel centrado en energía. En él han participado, además de Brufau, el director ejecutivo de EDP, Miguel Stilwell, y ha sido moderado por la presidenta del Operador del Mercado Eléctrico, Carmen Becerril.
«La reflexión que nos tenemos que hacer es: ¿tenemos que perder el tiempo en ilusiones o tiene más sentido ir al pragmatismo y a cómo hacer las cosas bien, a cómo hacer las cosas para ganar competitividad?», ha enfatizado Brufau, para luego añadir que «Europa está perdiendo competitividad».
En este sentido, el directivo ha subrayado que la necesidad de inversiones que Europa necesita para volver a la senda de la competitividad es «brutal».
Brufau ha denunciado que la UE «ha venido legislando exclusivamente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, por tanto, se ha olvidado de la sostenibilidad, así como del coste y la seguridad del suministro». «Toda la política ha estado dirigida hacia un objetivo último, que es la electrificación de la sociedad, que es un objetivo ambicioso, pero seguramente hoy no realista», ha incidido el directivo.
«Si miramos al mundo, a mí me da mucha pena pensar que por la regulación, por las limitaciones que hay en un mercado único, todo el mundo esté mirando a Estados Unidos», ha detallado Brufau. A continuación ha afirmado que, «si Europa quiere sobrevivir tal y como se conoce hoy día, o se cambia radicalmente o no se podrán mantener los valores que hicieron la Europa grande, y esto es dramático».
Por último, el presidente de la energética española ha abogado por fijar objetivos «claros y realistas», apostando así por el «realismo y el pragmatismo», en lugar de por la «ideología».