El Gobierno quería poner al marido de Teresa Ribera en el Banco de España para matar dos pájaros de un tiro
Está claro que el Gobierno necesita un puesto más. Y Bacigalupo ya tiene su propio conflicto de intereses
«Debes renunciar. Necesito tu plaza para otra persona». Así de contundente se mostró Carlos Cuerpo, ministro de Economía y Empresas, con la consejera del banco Judith Arnal. A menos de un mes de la toma de posesión del nuevo gobernador, la decisión ha provocado una de las crisis más graves que se recuerdan en la institución.
El pasado día 30 de septiembre el ministro citó en su despacho —en el ministerio, claro está— a la consejera del Banco de España. Hay que recordar para los poco duchos que Arnal había llegado al Banco de España tras ser jefa de Gabinete de la entonces vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Arnal, doctora en Economía y Empresa, técnico comercial y economista del Estado, llevaba apenas un año en el cargo de los cinco que se le suponían de mandato. En el Ministerio de Economía cuentan que abandonó el despacho «cabreada y descompuesta» sabedora de que el despido era ilegal, pues el Gobierno, gracias a su Ley de Autonomía no puede echar a un consejero del banco.
Pero en toda crisis hay poli bueno y poli malo y tras el revuelo que se montó en los medios de comunicación, Escrivá no tuvo más remedio que hacer de bueno y «arreglar lo de Judith» y de paso demostrar a propios y extraños —ya se encargó de repetirlo en la radio pública— que la independencia que predicaba para el Banco de España era real.
El poli malo, preguntado en Luxemburgo, solo pudo balbucear: «No voy a entrar a comentar y mucho menos a especular sobre el contenido de ninguna reunión». Conclusión: Arnal seguiría en su puesto y la autonomía del organismo regulador quedaba salvada. Pura filfa: me explico.
Al margen de la injerencia ministerial, en el banco hay todo tipo de rumores sobre la identidad de la nueva consejera o consejero que tenía en cartera el Gobierno. Tampoco entienden que si necesitaban hacer un relevo no lo hubieran hecho tras el nombramiento de Soledad Núñez como subgobernadora. Entonces el puesto que dejó libre en el Consejo de Gobierno fue ocupado por Lucía Rodríguez, otra exasesora de Calviño —¡Calviño: colócanos a todos!— pero está claro que el Gobierno necesita un puesto más. Y la pregunta es ¿para quién?
Descartado que Carlos Cuerpo fuera a nombrar a su pareja Marta Morano, directora general de Ordenación de la Seguridad Social, pues lleva en el cargo solo desde el mes de enero, en el banco dan por seguro que el elegido era Mariano Bacigalupo, marido de Teresa Ribera, para así evitar que la vicepresidenta de la Comisión Europea de Transición Ecológica tenga un conflicto de intereses con la cartera europea, como adelantó OKDiario y ha podido confirmar este periódico. Tiene todo el sentido, pues Bacigalupo ya tiene su propio conflicto de intereses.
Bacigalupo ya tiene su propio conflicto de intereses: el Supremo admitió en abril un recurso en contra de su nombramiento en la CNMV
El Tribunal Supremo admitió en abril un recurso de la Fundación Hay Derecho cuando fue nombrado consejero de la CNMV. Pues bien, con este salto al Banco de España, el Gobierno mataba dos pájaros de un tiro: se quitaba el recurso ante el Supremo y salvaba a Ribera. Veremos donde acaba Bacigalupo. Aunque ya tuvimos a una pareja en los consejos de ministros de Pedro Sánchez, que a Ribera le sustituya su marido podría ser de traca. Pero ya nada nos sorprende. ¡Nos quedan tantas cosas por ver!