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Análisis económicoJosé Ramón Riera

Hacienda recauda en octubre casi 50.000 millones, un 10 % más

El crecimiento de los ingresos está dopado por la decisión de jorobar a los trabajadores de la clase media que son los que más están sufriendo el pago del IRPF

La recaudación conseguida por la Agencia Tributaria en el mes de octubre va a ser una fecha señalada para María Jesús Montero, Carlos Cuerpo y, en especial, para Pedro Sánchez. Se han rozado los 50.000 millones en ingresos, más que enero y febrero juntos, en que se recaudaron 45.712 millones; un poco menos que la suma de marzo y abril, en que en dos meses llenaron las cuentas del Tesoro con 51.622 millones; casi el doble que la suma de mayo y junio, en que sumaron 25.250 millones; y bastante más que la suma de agosto y septiembre, que sumaron 40.535 millones.

Que en un solo mes se haya llegado a 49.861 millones, creciendo un 10 % en la recaudación, solo lo puede conseguir un Gobierno voraz, depredador y totalmente volcado a través de sus sistemas de recaudación a dejar sin liquidez a los hogares, para con ese dinero poder satisfacer los compromisos con todos aquellos que dicen apoyar a este Ejecutivo de ladrones y corruptos y para poder lucrarse de los españoles.

La inflación de los diez primeros meses ha sido de un 1,8 %, según el INE. El PIB en términos nominales creció un 1,6 % en el primer trimestre, un 0,9 % en el segundo trimestre y en un 1,2 % en el tercero, que suman un 3,7 % en términos corrientes, por lo tanto, gracias a la inflación y al crecimiento del PIB se puede entender un crecimiento de la recaudación del 5,5 %, a partir de aquí la recaudación se convierte en abusiva y desincentivadora y lo pagaremos a futuro cuando empiecen a buscarse la vida muchas empresas que decidan no seguir aguantando esta presión impositiva.

Miren ustedes, lo que ha pasado en el mes y en lo que llevamos de año, porque recaudar en 10 meses 254.873 millones, un 8,3 % más que el año pasado cuando la economía crece un 3,7 % y la inflación está controlada, solo se puede producir por el incremento real de todos los nuevos impuestos y porque al no haberse deflactado las tablas del IRPF, la retención real es muy superior a la que debería ser.

Así tenemos que la recaudación del IRPF en octubre, que incluye lo que han aportado pymes y autónomos, crece un 9,5 % y se va a los 14.284 millones.

El impuesto de sociedades crece un 12,8 % y alcanza una cifra de 19.725 millones en un solo mes que es el 57 % del total de la recaudación en el año de este impuesto y la recaudación de los otros impuestos que crece un 42 %.

Por lo tanto, los impuestos directos se van a una cifra nunca antes soñada de 34.371 millones y un crecimiento de un 11,6 %, que como digo se produce por dos razones claves: la no deflactación de las bases del IRPF y todos los impuestos metidos « en contra» de las empresas, que favorecerá la marcha de algunas de ellas y, sobre todo, desincentivará la llega de empresas extranjeras a establecerse en nuestro país. Es decir, nos estamos convirtiendo en un modelo empresarial autárquico y sin un modelo de crecimiento.

En los impuestos indirectos, la alegría no es tan importante. El IVA crece un 6,3 %, mucho más cerca de ese 5,5 %, y viene influenciado, casi seguro, porque la inflación de los productos de la cesta de la compra habitual no está en una inflación del 1.8%, sino bastante superior.

Los impuestos especiales crecen un 7,9 %, en donde los impuestos a la electricidad crecen un 753 % –el año pasado estaba subsidiado– y los impuestos a las primas de seguro crecen un 12,7 %. Eso sí, el impuesto más importante entre los especiales que es el impuesto a los hidrocarburos no crece, debido a una caída sustancial del consumo.

Por todo ello, los impuestos indirectos crecen un 6,6 % y llegan a una cifra de 15.318 millones, representando solo el 44,1 % de los impuestos directos, cuando habitualmente suelen estar alrededor del 70 %, lo cual nos indica que el consumo privado y el de las empresas no está creciendo tanto como les gustaría a nuestros gobernantes.

Si miramos lo que ha pasado en los 10 primeros meses de año y los comparamos con el 2023 nos pasa los siguiente:

El IRPF crece un 7,8 %, el impuesto de sociedades lo hace un 14,1 % y los otros impuestos un 9 %, lo que nos lleva a que los impuestos directos sumen una recaudación de 148.252 millones, un 9,3 % más que en 2023.

En indirectos, vemos que el IVA crece un 7,4 %, un 1,1 % más de lo que ha crecido en octubre, lo que demuestra la ralentización. Los especiales crecen un 5,6 % y el gran efecto del crecimiento es el impuesto a la electricidad, porque los hidrocarburos sólo crecen un 1,7 % en lo que va de año, para crecer el total un 7 % y alcanzar la cifra de 104.870 millones que es el 70,7 % de la recaudación de los impuestos directos.

Hay una conclusión clara. Este crecimiento del 8,3 % de los ingresos, que le ha permitido al Gobierno recuadrar 254.873 millones de euros, está dopado por la decisión de jorobar a los trabajadores de la clase media que son los que más están sufriendo el pago del IRPF y, por eso, se empieza a parar el crecimiento del IVA y de los impuestos especiales, como hidrocarburos.

En segundo lugar, por el ataque desenfrenado a las empresas que hace que la recaudación proveniente de ellos crezca mucho más que la media y que hace que nadie quiera venir a invertir y crear empresas en España.

Como prueba quiero ponerles un pequeño mensaje de un trabajo que me ha presentado un grupo de estudiantes americanos a los que doy clase, porque por su brillantez merece la pena:

«El sistema fiscal de Irlanda es una ventaja atractiva para las empresas, ya que combina bajas tasas de impuesto corporativo con diversos incentivos que lo convierten en una opción altamente atractiva tanto para startups como para empresas consolidadas. El Gobierno irlandés ha diseñado estratégicamente su sistema fiscal para atraer inversión extranjera y fomentar un entorno favorable para los negocios, reconociendo la importancia de políticas fiscales competitivas en una economía globalizada». A buen entendedor, pocas palabras bastan.