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Varias personas con carteles durante una protesta del campo frente al Ministerio de AgriculturaEuropa Press

Agricultura

Las explicaciones del Gobierno sobre Mercosur que el campo no cree

«Seguimos sin saber por qué esto es bueno», explica a este diario Pedro Barato, presidente de ASAJA

La estrategia del Gobierno de Pedro Sánchez para tender puentes con el sector agrícola, en cólera por el acuerdo de libre comercio de la Unión Europea (UE) con Mercosur, no arranca.

La reunión de los ministerios de Economía, Comercio y Empresa y de Agricultura, Pesca y Alimentación con las organizaciones profesionales agrarias y con cooperativas agroalimentarias se cerró sin avances. «Agradecemos el esfuerzo, pero no nos han convencido de nada», señala con rotundidad en conversación con El Debate Pedro Barato, presidente de ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores).

«El Gobierno ha vuelto a vendernos el trato, pero seguimos sin saber por qué esto es bueno. Hemos hecho unas apreciaciones que se han quedado sin atender porque, o no saben la respuesta o no nos la quieren decir», apunta el dirigente de ASAJA.

La acción que congregó a más de 5.000 agrarios enfurecidos frente al Ministerio de Agricultura bajo los lemas 'Stop Mercosur' y 'Mercosur y la UE asfixian al campo español' ha provocado el encuentro del Ejecutivo con unos agricultores que siguen sin creer en la alianza.

Los representantes de los ministerios encabezados por Carlos Cuerpo y Luis Planas han aprovechado esta aproximación con las organizaciones profesionales agrarias para hacerles ver unos supuestos beneficios que el campo sigue sin creer.

Fuentes del Gobierno han reiterado que el acuerdo con Mercosur no modifica ninguna norma en materia sanitaria ni fitosanitaria. «Todos los productos comercializados en la UE, vengan de España o de Mercosur tienen que cumplir las reglas».

La afirmación no cala entre los agricultores y ganaderos, que insisten en la reciprocidad. «Lo que se exige aquí hay que exigirlo en Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. Si aquí no podemos fumigar con avioneta o dron y ellos sí estamos en una evidente desventaja que favorece a las producciones de Mercosur. Es simple. No nos vale pasar el control de los residuos».

Según las fuentes consultadas por este diario, el Ejecutivo considera que se hace un uso equivocado del término ‘cláusulas espejo’, ya que «la UE siempre ha aprovechado los acuerdos para promover la sostenibilidad en terceros países».

La secretaria general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Ana Rodríguez Castaño, ha destacado a las organizaciones agrarias que el pacto incluye medidas diseñadas cuidadosamente para proteger los productos más sensibles a la competencia con los producidos en Mercosur como carne de vacuno, de ave de corral o azúcar.

«Para estos sectores se limita la apertura del mercado europeo a través de contingentes arancelarios que permitirán importar de manera preferencial unas cantidades restringidas de productos, que apenas representan una pequeña parte del consumo de los mismos en la UE, entre el 1 % y el 2 %», explicó sin éxito Castaño: «Lo más importante es la reciprocidad. ¿A ese 2 % se le ha exigido lo mismo que a nosotros? No, entonces no vale», asevera Planas.

El convencimiento del Gobierno es que la entrada de materias primas vegetales ayudará a reducir el coste de alimentar a la cabaña ganadera y que el acuerdo favorecerá la exportación del aceite de oliva, el vino o el porcino, entre otros.

Respecto a sectores sensibles como la carne de vacuno, la avícola, el arroz o el azúcar, que tras la firma han denunciado haberse convertido en moneda de cambio en este acuerdo, las fuentes del Gobierno reiteran que estas cuotas están bien definidas.

«La liberalización ha sido muy medida, muy tasada y no tiene riesgo de resultar disruptiva», añaden, pero precisan que en el caso de que se diese cualquier situación anómala, se han diseñado «medidas de salvaguardia» que se podrían imponer; sin embargo, el campo continúa sin creer en estos motivos, por lo que mantiene la idea de un inicio de 2025 cargado de protestas.