Agricultura
El vacuno, en máximos y sin margen de bajada: «Si la carne costara menos, nos arruinaríamos»
Pese a la bonanza del mercado, la ganadería extensiva se enfrenta a numerosas complejidades
La ganadería extensiva de bovino goza de precios impensables hasta hace muy poco tiempo. En septiembre de 2023, la situación era totalmente opuesta. La carne de vacuno se pagaba poco y los ganaderos sentían que sus explotaciones corrían riesgo.
El hostigamiento de los elevados costes agrarios y la eterna sequía se vio acentuado por la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), una dolencia que no afecta a humanos, pero que puede provocar sintomatología grave en el ganado, abortos e incluso la muerte del animal.
La cabaña ganadera se redujo. Los ganaderos vieron cómo la enfermedad lastraba sus explotaciones y muchos optaron por sacrificar animales para mantener su negocio. Meses después, la climatología da un respiro al campo y aquellos que han sobrevivido ven cómo sus crías valen más que nunca.
Juan Luis Delgado, presidente de ASAJA Salamanca, vicepresidente nacional y responsable de vacuno de la organización, analiza en conversación con El Debate el pulso del sector en España: «Llevamos un año y medio casi con la mejor climatología que conocemos. Eso es muy positivo, como lo son los precios del ganado, que está en máximos históricos».
El precio de los terneros de seis meses ronda los 1.000 euros para los machos, casi el doble que hace tres años. «Nunca habíamos tenido unos precios así para el vacuno», apunta Delgado, que advierte que este ascenso va de la mano de la escalada de los costes de producción.
El dirigente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores argumenta que, pese a la bonanza de precios, es un año extremadamente complejo para la ganadería extensiva.
Precio de la carne de vacuno
«La EHE nos sacudió en 2023, pero sus consecuencias las estamos padeciendo ahora. Murieron muchísimos animales y se produjeron incontables abortos y pérdidas de partos con los que se contaban. Ahora echamos falta ese remanente de posibles ventas de animales. No hay ganado en el mercado porque se ha perdido capacidad productiva por las hembras reproductoras que han muerto. Nos salva el tiempo y el buen precio. El poco ganado que hay se vende en máximos y el mantenimiento de los animales es mejor que años atrás», indica.
«Nos hemos acostumbrado a trabajar casi por debajo del coste de producción»
Delgado señala que las explotaciones se han descapitalizado. El ganado que no era 100 % productivo se ha quitado y muchas hembras reproductoras murieron por la EHE, por lo que para recuperar la explotación hay que dejar más recría. «Los costes eran insostenibles, no podíamos pagar la paja», explica. Hay menos vacas, por lo que, incluso con un mercado al alza, el margen para los productores es limitado.
«No es que ahora valgan tanto las vacas, es que nos hemos acostumbrado a trabajar casi por debajo del coste de producción», lamenta Delgado, que advierte de que el precio de la carne de bovino repuntará: «No puede bajar. Si la carne costara menos, nos arruinaríamos porque hay unos costes fijos que ya no van a caer, como la mano de obra, el gasoil, las exigencias burocráticas, la limitación de explotaciones o el bienestar animal. Si baja el precio que se paga ahora solo podremos cerrar y dejar de producir».
Amenazas para la ganadería extensiva
El presidente de Asaja Salamanca provincia ganadera por naturaleza, reclama mayor flexibilidad desde la Administración para poder continuar con la actividad: «Este año habrá que vacunar de cuatro serotipos de la lengua azul, de la EHE y de las vacunas habituales como el carbunco o el IBR (Rinotraqueítis Infecciosa Bovina). Eso hay que pagarlo. Como no consigamos cambiar la normativa tendremos un problema importante».
El sector del vacuno exige normas de flexibilización para la tuberculosis en movimientos a cebaderos y a matadero, ya que no tiene efectos en el consumo humano. «No habría que exigir tanto porque no tiene riesgo sanitario y se asfixia al sector. Si el animal está destinado a muerte en un período menor de 15 meses, no hay riesgo», asevera Delgado.
Las cargas administrativas, burocráticas y laborales se convierten en una montaña en el campo. «Bastante tenemos ya con los costes que soportamos», sostiene Delgado, que subraya la concienciación de los ganaderos contra este tipo de enfermedades, ya que ese es su sello de identidad y es nuestro ganado lo que está en juego.
«Si un ganadero de extensivo que puede tener 400 vacas se queda con 200 para reducir costes y afrontar el manejo que conlleva la explotación estamos cometiendo un error. Eso significa muerte de ganaderías, un empleado menos y una espiral que conduce al fin de los entornos rurales y agrarios», concluye.