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24/04/2015 Oficina, ordenadores, trabajo, trabajando, empleo, desempleo, paro, trabajador EUROPA ESPAÑA EMPRESAS ECONOMIA

Incremento en cinco años

'Repetidores' de bajas: el número de trabajadores con dos o más al año crece un 30 %

De los 5,7 millones de trabajadores que estuvieron al menos un día en un proceso de incapacidad temporal, al menos un 75 % ha tenido dos o más bajas

El absentismo por incapacidad temporal en España sigue disparado y parece que está lejos de recortarse. En 2023 la tasa se situó en el 5,6 %, un 38 % más que en 2018, según el Estudio Sobre la Incapacidad Temporal y Siniestralidad elaborado por Umivale Activa, la mutua colaboradora con la Seguridad Social y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

De los 5,7 millones de trabajadores del Régimen General que estuvieron inmersos al menos un día del año en algún proceso de incapacidad temporal, un 75 % –unos 3 millones– ha tenido dos o más bajas –a los que el estudio considera ‘repetidores’–. Este porcentaje ha aumentado un 27 % en los últimos cinco años.

«La repetición de bajas puede ser un fenómeno natural, pero también puede estar relacionado con fallos en el proceso de curación y diagnóstico o incluso podría esconder situaciones irregulares, especialmente en las patologías difíciles de objetivar», explican en este informe.

En cualquier caso, la repetición de procesos de incapacidad temporal tiene un impacto considerable en el indicador de absentismo laboral. De hecho, del total de trabajadores del Régimen General –se hayan cogido o no una baja por IT– el 16,6 % registraron dos o más procesos de incapacidad temporal, concentrando el 69,6 % de todas las bajas.

El porcentaje total de jornadas perdidas se incrementó un 52 % respecto a 2018, situándose en 369 millones. Si nos fijamos en la de los repetidores, han pasado de representar la mitad hace cinco años a, prácticamente, suponer dos tercios del total: un 64,5 % en 2023.

Este tipo de bajas acumulan, de media, 31 días más al año que el resto, una diferencia que ha aumentado en seis días respecto a 2018. Y aunque la duración media por proceso es menor –de 36,2 días, 9 días menos que los que solo cogen una baja al año–, la media de días de ausencia por persona fue de 79 días, un 64 % más que las personas con un solo proceso activo en el año.

La mayoría de los ‘repetidores’ tienen dos o más grupos patológicos, las más comunes son las más difíciles de determinar, como los dolores y, sobre todo, la salud mental, aunque también hay procesos neumológicos o digestivos.

Coste millonario

El coste que el absentismo derivado de las bajas laborales ha acarreado a la Seguridad Social y a las empresas se disparó un 14,45 % en 2024, hasta los 28.987 millones de euros, según los cálculos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT).

Las prestaciones económicas de Seguridad Social, abonadas por las mutuas colaboradoras y entidades gestoras, ascendieron a 15.025,95 millones en 2024, lo que supone un 14,87 % más que en 2023.

El coste que tienen que acarrear las empresas españolas es superior a los 13.961 millones de euros. Es un 14,01 % más, derivado de los gastos que tienen que asumir entre el cuarto y quince días de cada bajo, más los complementos y mejoras, así como las cotizaciones a la Seguridad Social durante la baja.

A esa cantidad habría que sumar los costes indirectos que deben afrontar las compañías, como el pago de una persona sustituta y los bienes o servicios que dejan de producir por la baja del trabajador. Además, el absentismo no afecta solo a la productividad, sino que también supone una pérdida de competitividad para las empresas, poniendo obstáculos al desarrollo económico y la generación de empleo.

«Una mayor coordinación entre las mutuas y los servicios sanitarios garantizaría un seguimiento más cercano de los trabajadores. También, desde el punto de vista empresarial, es importante implementar prácticas de recursos humanos que facilite la conciliación, que fomenten el bienestar en el trabajo y un clima laboral positivo, que además refuercen la relación empleado-empresa, clarificando las expectativas de los trabajadores, fomentado así el compromiso», concluye el informe del Ivie.