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Trabajador en una oficinaEuropa Press

Absentismo laboral: 1,2 millones de asalariados no van ningún día a trabajar, con País Vasco al frente

La tasa ha vuelto a crecer hasta situarse en el 7,5 % en el tercer trimestre de 2024

Los datos de absentismo laboral no hacen más que empeorar, algo que tiene muy preocupados a los expertos. La tasa ha vuelto a crecer hasta situarse en el 7,5 % en el tercer trimestre de 2024, 0,6 puntos más que en el segundo trimestre de 2024 y 0,5 más que el mismo periodo del año anterior. Además, las bajas por incapacidad temporal siguen representando un porcentaje alto dentro del absentismo: el 5,8 %, según se refleja en el X Informe trimestral de absentismo y siniestralidad laboral publicado por The Adecco Group.

Teniendo en cuenta que, según los datos de este centro de estudios, en el tercer trimestre de 2024, la jornada pactada fue de 460 horas por trabajador y hubo 29 horas de absentismo por persona, se puede calcular que se ha producido la pérdida del 6,3 % de las horas pactadas. Esto supone que casi 1,2 millones de asalariados –concretamente 1.181.021– no acudieron ningún día a su puesto de trabajo, una cifra que es un 9,9 % superior a la del año anterior.

Desigualdad por territorios

Existe un mapa desigual del absentismo en nuestro país. País Vasco, es la comunidad autónoma más afectada con una tasa de 9,8 %, algo paradójico, ya que históricamente sus trabajadores han gozado de mejores convenios que el resto. Le siguen Navarra (8,9 %) y Murcia (8,4 %). En el lado opuesto se encuentra Baleares, con un 4,7 %, un dato que se explica en la composición sectorial de su economía y el peso del empleo autónomo.

Por sectores, la industria es el que mayor tasa concentra con un 8,3 %, seguido el sector servicios (5,9 %) y la construcción (5,2 %).

Coste millonario

Esta circunstancia ha acarreado, en 2023 –últimos datos disponibles–, un coste directo para las empresas españolas superior a los 12.245 millones de euros, casi un 20 % más que el año anterior.

A esa cantidad habría que sumar los costes indirectos que deben afrontar las compañías: el pago de una persona sustituta (49.753 millones) y los bienes o servicios que dejan de producir por la baja del trabajador (109.860 millones), según un informe elaborado por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo.

Además, el absentismo no afecta solo a la productividad, sino que también supone una pérdida de competitividad para las empresas, poniendo obstáculos al desarrollo económico y la generación de empleo.

Bajas flexibles

El pasado octubre, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, anunció una mesa de negociación con los agentes sociales para impulsar una reforma de la incapacidad temporal, con la que quiere flexibilizar, desde la voluntariedad, la reincorporación laboral de personas con una baja médica.

Este asunto, que trajo discrepancias en su momento, parece que ha quedado en el olvido, pero fue una medida bien recibida por las organizaciones empresariales. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ve «positivo» este planteamiento y asegura que va en línea con lo planteado en el Acuerdo Nacional de Convenios y en el acuerdo de pensiones firmado con el Gobierno, donde se incidía en la necesidad de trabajar en «lo que es las bajas y el efecto del absentismo».

Con el presidente de la patronal también coinciden muchos expertos laborales como Jesús Lahera, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Complutense, quien asegura que «existen situaciones médicas en las que se puede compatibilizar una baja con el trabajo». «Esto tendría un impacto positivo para las empresas y también para los trabajadores», añade.

Esta medida por sí sola «no va a ser la panacea», asegura Lahera. Tendría que ir acompañada de otras como «mejorar el control de las revisiones para identificar el fraude, así como penalizar los incrementos salariales de las bajas».

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