
Imagen de la torre Eiffel de París
Una inocente foto destapa una trama de tráfico de información privilegiada que se embolsó 17 millones
Intercambiaban información sobre operaciones empresariales para obtener plusvalías
Una inocente foto tras una cena de trabajo acabó sirviéndole al Departamento de justicia de Estados Unidos para destapar una trama que presuntamente se habría embolsado 17 millones de dólares gracias al tráfico de información privilegiada.
La bróker alemana Eamma Safi compartió mesa con Zhi Ge y Samy Khouadja, exbanquero de Merrill Lynch. Según revela Bloomberg, tras ese encuentro, Ge comenzó a construir una red dedicada a la compraventa de información confidencial. La pieza central de la investigación es una operación valorada en 470 millones de dólares que se anunciaría dos meses después y que Ge utilizó para enriquecerse, exigiendo la mitad de las ganancias a cambio de las filtraciones.
La red no se detuvo ahí. En 2019, el grupo habría obtenido 8 millones de dólares negociando acciones de Tiffany poco antes de su compra por parte del gigante del lujo LVMH. En 2020, las maniobras se extendieron al sector de la biotecnología: la compra de MorphoSys por parte de Novartis generó otros 3,8 millones de dólares en beneficios.
Sin embargo, el engranaje comenzó a desmoronarse. En una operación coordinada, Safi, de 37 años, fue arrestada en Zúrich y compareció ante un tribunal en Boston el pasado 27 de febrero, donde se declaró inocente de los cargos de fraude de valores y lavado de dinero. Ge, detenido en Singapur, continúa luchando contra su extradición a Estados Unidos.
Las investigaciones también apuntan a Francia. Aunque Khouadja no aparece formalmente acusado, las autoridades lo identifican como «cómplice 1» por su supuesto papel en la obtención de información confidencial. Khouadja abandonó Merrill Lynch en 2014 para abrir el restaurante Hexagone, lugar donde las autoridades estadounidenses sitúan el origen de las conversaciones clave.
Otro nombre surge en la investigación: François-Régis Robert, presunto «co-conspirador 2», un antiguo asesor de operaciones de Atos y Worldline, y exempleado de Merrill Lynch en Francia. Su domicilio fue registrado el año pasado por las autoridades francesas, en busca de pruebas que confirmen su implicación en operaciones sospechosas que habrían reportado varios millones de euros.
Estados Unidos sostiene que las filtraciones de Robert permitieron a Safi, Ge y Ronald Cordas –operador estadounidense que terminó colaborando con las autoridades tras declararse culpable– obtener más de dos millones de dólares. Entre ellas, destaca la operación con Ingenico, antes de su compra por Worldline por 7.800 millones de euros en 2020.
Ahora, la cooperación de Cordas será clave en el juicio que podría destapar la mayor trama de tráfico de información privilegiada detectada en los últimos años, con ramificaciones que cruzan continentes y salpican a figuras del mundo financiero y empresarial en Europa, Asia y América.