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Los presidentes de BBVA y Sabadell, Carlos Torres y Josep Oliu, pendientes de la decisión del ministro Cuerpo.

Los presidentes de BBVA y Sabadell, Carlos Torres y Josep Oliu, pendientes de la decisión del ministro Cuerpo.Lu Tolstova

Recta final en la operación BBVA-Sabadell, con la incógnita del Gobierno y las dudas de los accionistas

En mes y medio cumpliremos un año desde que el BBVA lanzó el 9 de mayo su oferta de compra hostil (OPA) sobre el Banco Sabadell, y el proceso empieza a enfilar su recta final. Los implicados están locos porque termine.

Salvo sorpresa mayúscula de última hora, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dará su visto bueno a finales de abril (el límite previsto sin test de mercado era el 7 de abril, pero como va a haber test de mercado de los compromisos, se retrasará en principio entre quince y veinte días). Aunque alguna fuentes hablan de que les impondrán unas condiciones (remedies) leves, otras fuentes bien informadas confirman a El Debate que no está claro que vaya a ser así. Pueden ser más duras de lo que se piensa, aunque no se espera que lo sean tanto como para que el BBVA se eche atrás.

El Gobierno podría acogerse a la ley para impedir que desaparezca la marca Sabadell, algo con lo que cuenta BBVA y no le parece mal

Una vez la CNMC apruebe la operación, la pelota pasará al tejado del Gobierno. Podrá imponer condiciones que no tengan que ver con la competencia, pero está por ver que lo haga. Hasta ahora se ha manifestado siempre en contra de esta operación, pero hay quien piensa que los vascos (BBVA tiene su sede social en Bilbao) podrían presionar para que se realice. De momento nada apunta a que lo hagan. Ya han presionado para que se evite el impuesto a las energéticas y quizá con eso ya tienen suficiente de momento. Iberdrola y Petronor dejan beneficios considerables en la hacienda vasca, y por otra parte no hay que olvidar que un aumento de tamaño de BBVA podría perjudicar a Kutxabank, que es muy importante para la región.

En cualquier caso, no se descarta que el Gobierno opte por una solución salomónica que contente a ambos. Por ejemplo, podría acogerse a la ley no para impedir la compra, pero sí para evitar la desaparición de la marca Sabadell. Satisfaría a los catalanes, y al BBVA no le incomodaría, en buena medida porque el impuesto a los bancos es progresivo con el tamaño. Si mantienen el funcionamiento por separado, la nueva entidad no llega a constituirse, y BBVA pagará menos impuestos solo por BBVA que por una nueva entidad que aglutine a ambos. Por otra parte, los expertos del mundo financiero no ven sentido a esta operación si no acaba en fusión.

Quienes llevan tiempo en el proceso sostienen que haría falta alguna señal más contundente que cerrara la operación. Algunas fuentes sostienen que podría ser designar la sede del Sabadell en San Cugat como la oficina central del negocio de pymes de la nueva entidad BBVA-Sabadell para España y Europa, y también trasladar personal de las oficinas de BBVA en Madrid a Cataluña.

Podría ser un buen gancho, pero desde luego lo que convencería a los accionistas sería que BBVA les ofreciera a última hora una buena prima en metálico. Fuentes bien informadas del sector financiero estiman que llevaría a BBVA a tener que desembolsar entre 2.000 y 3.000 millones de euros, algo que se antoja difícil o peligroso teniendo en cuenta la incierta situación de su negocio en Turquía y México.

Se especula con convertir la sede de San Cugat en oficina central de pymes de ambos para España y Europa, pero lo que convencerá a los accionistas es una buena prima en metálico. Si se llega al canje, BBVA irá a por todas.

Aun así, está claro que, si la CNMC y el Gobierno dan su visto bueno, BBVA irá a por todas y ofrecerá a los accionistas lo que haga falta para que la operación salga adelante.

Solo una buena oferta de última hora parece poder conquistar a los accionistas, que a día de hoy a priori están mayoritariamente en contra de que triunfe la oferta de compra. Los intentos que desde hace meses ha desarrollado Carlos Torres (presidente de BBVA) por acercarse a ellos han resultado baldíos. Pese a ello, expertos del sector recuerdan que el 30 % de accionistas del Sabadell lo es también de BBVA. Afirman que apoyarían la OPA y con ello saldría adelante.

Más allá de ello, los empresarios catalanes piensan que la desaparición del Sabadell les perjudicaría de cara a conseguir unos créditos competitivos. Entre las pymes hay una gran indignación: lamentan que la CNMC solo haya consultado la decisión con los bancos cuando son los primeros interesados en que se reduzca la competencia. Frente a ello, más allá de las consultas que haya hecho, si la CNMC determina que hay suficiente competencia, es porque la habría con un actor menos como el Sabadell, y expertos del mercado coinciden en que es así.

La compra de BBVA implicaría, sin ninguna duda, otras consecuencias: «Cualquier fusión conlleva reducción de personal y número de oficinas», dice sin dudarlo Nuria Álvarez, analista de banca de Renta 4. Ocurrió y sigue ocurriendo tras las fusiones de Caixa y BBVA y la de Unicaja y Liberbank.

¿Empresarialmente sería mejor que BBVA comprara el Sabadell y se configurara un gran gigante, o que el Sabadell siguiera viviendo libre? No hay manera de saberlo a priori. «Lo determinará el tiempo», sostiene Álvarez. «BBVA se introdujo en China y al final tuvo que vender», añade. Sobre el papel, tan válida podría ser una fusión como que ambos bancos siguieran su camino. Habrá que verlo en la práctica.

En cuanto al camino del Sabadell en solitario, Álvarez le ve recorrido. Sobre su acción ve un riesgo alto de caída en su cotización a dos meses vista, aunque el efecto podría ser el contrario si el Gobierno rechaza la OPA.

En cualquier caso, la operación interesa más a BBVA que al Sabadell. La entidad presidida por Carlos Torres tiene en el banco turco Garanti un negocio con tanto potencial como riesgo, que aún no se ha rentabilizado, y depende en exceso de Bancomer, su banco en México, que les reporta alrededor del 50 % del beneficio. Necesita diversificar, y el Sabadell es su gran oportunidad.

Pase lo que pase, quienes más se la están jugando son los directivos de los bancos, como ocurre siempre en este tipo de operaciones. Si la compra sale adelante, algunos de ellos saldrán, y si no sale, al menos tendrá que irse Carlos Torres, que ha sido su gran impulsor. Quizá ofrezcan algún sillón a los directivos del Sabadell para allanar la victoria. En ese caso los directivos del Sabadell afectados se verían aún más obligados a forzar la prima en metálico para demostrar que han hecho algo tangible por los accionistas. En donde hay consenso es en que el Sabadell ha ganado por goleada la batalla del relato. Su mensaje de querer seguir en solitario ha calado mucho más entre asociaciones, pequeños empresarios y accionistas y la sociedad en general.

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