
Fotografía de la sede del Ministerio del Petróleo y de Petróleos de Venezuela (PDVSA), en Caracas, Venezuela.
Error de Trump: retirar la licencia en Venezuela a Repsol y otros allana el camino a China, Rusia e Irán y la autonomía energética de Maduro
La retirada de la licencia en Venezuela a Repsol y otras allana el camino a la entrada de China, Rusia e Irán
La decisión del presidente Trump de cancelar los permisos para exportar crudo venezolano y sus derivados tendrán una consecuencia clara: han de terminar en un máximo de dos meses.
La medida persigue una lógica político-económica clara: aumentar la presión y el aislamiento sobre el gobierno autocrático de Maduro con el objetivo de asfixiarle. La prohibición afecta a los operadores occidentales instalados en Venezuela. Si no obedecen, serán sancionados.
Con ello Trump cambia la política exterior estadounidense. Biden había concedido licencias específicas a empresas petroleras occidentales que operaban en ese país con un objetivo claro: evitar que el hueco dejado por ellas fuese ocupado por China, Venezuela e Irán. La idea era impedir que potencias antioccidentales controlasen los flujos petrolíferos y de gas venezolanos.
Estos permisos, por ejemplo en el caso de Repsol, no se tradujeron en inversiones de las compañías en Venezuela. Fueron una especie de pago en especie para compensar la imposibilidad de repatriar capitales impuesta por el régimen venezolano. Las principales compañías que estuvieron en esta situación fueron las norteamericanas Oil Terminals y Chevron, la italiana ENI, la francesa Maurel and Prom, la india Reliance Industries y Repsol. Esas licencias de exportación se emplearon para ubicar el oro negro venezolano en países que no formaban parte de la alianza antioccidental.Con la extinción de las licencias de exportación a las petroleras occidentales instaladas en Venezuela, expertos del sector no dudan de que su espacio será ocupado por China, Rusia e Irán
Con la extinción de las licencias de exportación a las petroleras occidentales instaladas en Venezuela, expertos del sector no dudan de que su espacio será ocupado por China, Rusia e Irán, que tienen un peso significativo en la economía y en la estructura de poder-toma de decisiones de Venezuela. De acuerdo con estas fuentes, esto les permitirá, en el caso de China, aumentar sus exportaciones venezolanas de oro negro, pero proporcionará también una plataforma para Rusia e Irán, que cuentan con industrias petrolíferas significativas. Esto, a priori, no debilitaría al Gobierno de Maduro: le daría una autonomía relativa de la que ahora carece.
Como ejemplo basta señalar que las exportaciones de crudo venezolano en el caso de Repsol iban a su refinería de Cartagena, y desde allí se suministraba a Europa. Ni un solo barril fue a destinos «extraños», afirman fuentes conocedoras, y tuvo una relevancia significativa en el abastecimiento de petróleo a Europa a raíz de la guerra de Ucrania. El resto de las operadoras occidentales con permisos de exportación actuó de una manera similar.
Crece el riesgo de que el dinero del petróleo financie a Cuba y Nicaragua
Según los expertos, ahora el riesgo no es sólo el creciente control chino-ruso-iraní de la industria del petróleo venezolana. También que no sólo se emplee para proporcionar ingresos al Régimen, sino para abastecer a los estados autocráticos de izquierdas en la región, como Cuba y Nicaragua. Este último país se ha abastecido hasta la fecha de petróleo de Estados Unidos. Los expertos dan por casi seguro que la estrategia antisandinista de Trump o la «comodidad ideológica» le acercará más a Venezuela y a sus aliados económico-financieros. China, Rusia e Irán tendrán una plataforma más fuerte de influencia en la región.