La guía que enseña a las familias a protegerse y a formar a sus hijos sobre ciberseguridad
El área de Colegios CEU crea una guía sobre los distintos ciberdelitos: usurpación, phishing, ransomware o cibergrooming
Niños y adolescentes pueden ser objeto de acoso sexual online, usurpaciones de identidad y otras situaciones, pero pueden convertirse también en el objetivo de ciberataques de ingeniería social para poder llegar, a través de ellos, a los adultos de su entorno.
Es, por lo tanto, necesario «formarnos sobre cuestiones básicas de ciberseguridad, y formar a niños y adolescentes», afirma Guillermo Cánovas, profesor y divulgador, autor de la guía Ciberseguridad familiar, editada por el área de Colegios CEU.
La guía 'Ciberseguridad familiar. Ciberinteligencia e Ingeniería Social' ofrece información actualizada para ayudar a las familias a protegerse correctamente y a formar a sus hijos, amistades y entorno laboral, planteando tanto sus problemas como las soluciones y formas de prevenirlos.
El documento, elaborado por el profesor y divulgador Guillermo Cánovas, explica distintos ciberdelitos como las usurpaciones, el phishing, ransomware o cibergrooming.
Sobre las usurpaciones, la guía advierte de que se trata de un fenómeno «creciente especialmente en el entorno de las redes sociales» y que la mayoría de los adolescentes "tienden a pensar que las usurpaciones de identidad son algo que solo afecta o debe preocupar en todo caso a personas famosas, pero esta percepción en absoluto responde a la realidad. No obstante, explica que, en función del objetivo del ciberdelincuente, «cuanto más anónima sea la persona, mejor».
Por su parte, el phishing es el conjunto de técnicas que se desarrollan para lograr, mediante el engaño, datos sensibles de usuarios de internet, desde su número de tarjeta de crédito, a claves de acceso a distintos servicios, unos ataques que son «una verdadera amenaza para la seguridad de las personas y empresas y que están aumentando de forma exponencial y haciéndose cada vez más sofisticados».
El documento precisa que la inmensa mayoría de los ataques de phising tienen éxito gracias a errores humanos: personas que abren un documento adjunto que no deberían haber abierto o que pinchan en un enlace que lleva a un sitio desconocido.
Ante este ataque, la guía recomienda, antes de abrir un archivo adjunto o pinchar en un enlace, confirmar la procedencia, verificar la dirección del sitio, repasar la ortografía y la redacción, o desconfiar de vales y regalos en internet.
Por otro lado, alerta de que el ransomware es un software malicioso que, al entrar en tu dispositivo, cifra por completo el sistema operativo o solo algunos de los archivos. A continuación, pide un rescate a cambio de facilitar la forma de descifrar y recuperar toda la información. El rescate varía en función de que se trate de un ataque a particulares, a pequeñas o a grandes empresas, pero el mínimo suele estar en unos 3.000 euros, que normalmente se paga en criptomonedas como los bitcoins.
En estos casos, lo último que se recomienda es pagar el rescate, por dos razones: Nada garantiza que el ciberdelincuente vaya a facilitar después las claves que permitan desencriptar los archivos y nada impide al ciberdelincuente pedir otro rescate más adelante. Lo más recomendable es aislar el dispositivo infectado para evitar que se extienda y acudir a ayuda profesional para afrontar la situación.
Finalidad sexual
Por último, el cibergrooming es el acto de acosar a un menor a través de internet con una finalidad claramente sexual. El objetivo puede ser desde la obtención de imágenes de tipo pornográfico hasta el intento de concertar un encuentro en persona. Para alcanzar su objetivo, el acosador desarrolla toda una serie de estrategias entre las que se incluye el hacerse pasar por otro menor de edad.
El grooming se distingue por que la persona que acosa es un adulto y la víctima un menor de edad; el objetivo del acoso sexual puede abarcar desde la obtención de fotografías inapropiadas del menor hasta el intento de concertar un encuentro físico; las estrategias del adulto para engañar al menor y manipularlo, haciéndose pasar normalmente por otro menor; y los primeros contactos se establece a través de internet.
En caso de ser víctima de cibergrooming, el menor debe no ceder jamás al chantaje, contárselo a los padres y denunciar, ya que se trata de un delito recogido en el Código Penal que «debe ser denunciado siempre, tanto para solucionar un caso como para evitar casos nuevos».