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A pesar de lo que se dice sin pruebas, en España no hay un inflado generalizado de notas

A pesar de lo que se dice sin pruebas, en España no hay un inflado generalizado de notasEFE

Educación  El mito del inflado de notas: otra acusación falsa de la izquierda para desacreditar la enseñanza privada

A raíz de un informe del Defensor del Pueblo de Navarra contra dos centros vinculados al Opus Dei, se ha reabierto el debate sobre una supuesta práctica generalizada en los colegios e institutos privados

No, las notas en España no se inflan. No, al menos, como práctica generalizada, ya que es una triquiñuela que un determinado o determinados centros pueden llevar a cabo, tanto en nuestro país como cualquier otro. El tema es polémico y siempre ha estado en la mesa del debate, pero es tan simple como indemostrable, ya que ningún colegio e instituto que lo realice lo reconocería en público.

El asunto ha regresado a la primera línea mediática a causa de un informe del Defensor del Pueblo de Navarra, que acusaba a dos centros privados de la comunidad foral de inflar las notas de sus alumnos de bachillerato.

En el informe, se aseguraba que ambas instituciones, el Miravalles-El Redín y el Irabia-Izaga, aportaban las calificaciones más altas de la región que luego no se veían refrendadas en las pruebas de la EvAU. Los acusados lo niegan. Y de fondo subyace una polémica más política que educativa en lo que parece una ofensiva del Gobierno socialista de María Chivite contra instituciones vinculadas al Opus Dei que entre otras cosas, separan a sus alumnos por razón de su sexo, algo prohibido por la LOMLOE.

Ofensiva de la izquierda

El informe del Defensor del Pueblo de Navarra sirvió de excusa para que en los días siguientes aparecieran en prensa informaciones que, según las comprobaciones de El Debate, parecen no tener mucho parecido con la realidad.

La idea principal de estas publicaciones era trasladar a la sociedad española que el inflado de notas es una práctica recurrente en la educación secundaria española desde hace varios años. «Claro que puede haber colegios determinados que lleven a cabo ese inflado, pero seamos serios, a mí en el momento que me detectaran una desviación superior de un punto o punto y medio –entre las notas que pongo en el colegio y los resultados en la EvAU–, tendría que dar explicaciones», asegura a este medio, en conversación telefónica, Enrique Escandón Sánchez, director del colegio Alameda International School, en Madrid.

«Sería absurdo que inflásemos las notas de nuestros alumnos porque sería como lanzar piedras contra nuestro propio tejado», añade. «Si tú presentas alumnos a la Selectividad con un 9 de media, por ejemplo, y luego la suspenden, en cuanto se corra la voz en el boca-oreja te va a perjudicar porque nadie te va a recomendar si estás engañando. Además, no es tan fácil saltarse los controles de calidad que a su vez hacen las comunidades», finaliza.

Sin embargo, un reportaje reciente aludía en concreto, para demostrar su teoría, de que los datos mostraban que las notas de bachiller habían aumentado progresivamente durante la última década y más especialmente en 2021, el primer curso tras el estallido de la pandemia.

Quien toma la palabra ahora es Rafael Monjo Sacristán, responsable de Orientación y Admisiones de la Universidad CEU San Pablo. «Hay que distinguir entre el hinchado de notas y la realidad de que en muchos centros se vean forzados a adaptar el nivel de exigencia a la media que sus alumnos tienen. Por ejemplo, en un entorno donde este nivel fuera discreto, se tomará por excelente al alumno, que en otro entorno de mayor excelencia solo sería bueno o si acaso, notable», refiere.

Alumnos como clientes

La izquierda desliza que este supuesto inflado de notas ocurre más en centros privados, y lo intenta demostrar con la conocida ecuación de que allí, el alumno es el cliente. «Hay un mantra muy generalizado que dice que en un cole o instituto privado, el padre o la madre pagan y el chico o la chica aprueban, pero es una chorrada. Si luego te pillan mintiendo porque el alumno ha fallado en Selectividad, los privados nos iríamos a la porra porque nadie querría traer a sus hijos aquí», vuelven a insistir Escandón Sánchez.

María Solano Altaba, decana de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la CEU San Pablo, cree que se está utilizando la excepcionalidad de lo sucedido en pandemia para construir un relato ficticio: «En aquellos años, hubo subida de notas pero en todos los ámbitos, porque como hubo que sobrevivir, se dio la materia de la manera que se dio y se evaluó como se evaluó».

«No hay duda que el bachillerato tuvo que simplificarse dado que no todos los alumnos podían tener acceso a los recursos tecnológicos, por lo que se decidió 'facilitar' la Selectividad dando más opciones a elegir».

Solano también aporta su visión como madre: «La manta es muy corta. Si inflaran las notas, eso te daría opciones respecto a pasar el corte de una carrera universitaria muy deseada que acabaría siendo pan para hoy y hambre para mañana, porque en el primer curso de la Universidad se notarían tus carencias».

«Está claro que puede haber padres que busquen alternativas para que no se frustren los sueños de sus hijos. Y esas opciones pasan por ir a una comunidad donde el nivel de su Selectividad sea más bajo», recuerda.

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