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Instituciones como Harvard, Columbia o Michigan celebran desde hace años distintas ceremonias de graduación

El Supremo de EE.UU. ha anulado la discriminación positiva por raza para entrar en la universidadPaula Andrade

Educación

¿En qué consistía la discriminación racial positiva en las universidades de Estados Unidos?

Harvard y Carolina del Norte utilizaban este sistema que discriminaba positivamente a aspirantes de raza negra o latina en el proceso de admisión

El Supremo de Estados Unidos ha decidido acabar con la conocida hasta ahora como ‘discriminación positiva por raza’ que imperaba como sistema para entrar en las universidades de aquel país.

Pero, ¿en qué consistía exactamente?

Por partes. En primer lugar, la Corte Suprema estadounidense entiende que dos de las instituciones educativas más prestigiosas del país, Harvard y Carolina del Norte, violan la Constitución. ¿Cómo? Pues utilizando el factor racial como determinante a la hora de iniciar un proceso de admisión en instituciones tan elitistas como estás, de lo que se desprende que si solo se aplicaran elementos como los méritos académicos o el poder adquisitivo, estos grupos no lo podrían lograr.

Los republicanos lo han celebrado. Destacados dirigentes como Donald Trump, expresidente del país, han aplaudido el fallo asegurando, que con el final de la 'discriminación positiva', volvía la cultura del mérito y del esfuerzo a las universidades americanas.

Por parte demócrata, lamentos y ataques al Supremo, en la actualidad con mayoría conservadora. Joe Biden, presidente del país, ya ha pedido a estas instituciones que sigan garantizando la diversidad racial al juzgar que el tribunal «ha entendido mal la discriminación positiva».

Qué es y en qué consiste

La prensa progresista habla de «golpe mortal» a un modus operandi que no deja de ser un sistema de acceso, hasta el momento igual de válido, para las universidades, en este caso las de Harvard y Carolina del Norte.

Con la ‘discriminación positiva’, ambas instituciones procuraban que los grupos minoritarios, en especial negros y latinos, tuvieran una especie de ‘empujón’ en la carrera por ingresar en sus centros, que luego les valía para presentar como una buena noticia la variedad de etnias en sus respectivos campus.

Sin embargo, tal y como lo ve el juez John Roberts, ponente de la sentencia en su papel de presidente del Supremo, discriminar positivamente a alguien por su raza implicaba discriminar negativamente a otro por la suya. Es decir, su vigencia atacaba el principio de igualdad consagrado en la Constitución a través de su 14ª enmienda.

El comodín de la diversidad

Las universidades afectadas se agarran al comodín de la diversidad para intentar justificar décadas de aplicación de la ‘discriminación positiva’ e intentar sortear el fallo del Supremo.

Harvard emitió un comunicado recordando que «la diversidad» y la «diferencia» son «esenciales para la excelencia académica». Añadieron que ambas formaban parte de la idiosincrasia de la institución, porque el aprendizaje y la enseñanza se lograban en comunidades formadas por personas de diversos orígenes, perspectivas y experiencias.

En Carolina del Norte, algo parecido. La institución ha alabado la diversidad de la que, hasta ahora, hacían gala sus campus universitarios.

Tras el dictamen del Supremo, que precisamente analizaba el caso de Students for Fair Admissions contra esta institución, su presidente, Peter Hans, dijo que «el trabajo más importante de la educación superior no está en decidir cómo asignar las limitadas plazas de admisión en las escuelas altamente competitivas, sino en llegar y animar a más estudiantes a aprovechar nuestras 16 notables universidades públicas».
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