Una pedagoga apuesta por retrasar «lo máximo posible» la compra del primer móvil a los niños
Apuesta por reforzar la educación emocional de los menores antes de dar ese paso y limitar el uso del teléfono, en todo caso, a determinadas funciones
En pleno debate sobre el uso del móvil en las aulas y los problemas que ocasionan a edades prematuras, la pedagoga Leticia Garcés, autora de Infancia bien tratada, adolescencia bien encaminada, cree que el criterio para comprar el primer teléfono a los niños debe ser, más que la edad, «retrasarlo lo máximo posible, que se acerque a la etapa del instituto y se aleje de la etapa de Primaria».
Así lo ha manifestado la experta en educación en una entrevista difundida con motivo de la celebración del Día Universal del Niño el 20 de noviembre.
La autora considera que es conveniente que el primer móvil «no sea ni de alta gama ni esté conectado a Internet de continuo, que su uso esté limitado en tiempo y espacio y supervisado, que su uso sea para jugar o estar en contacto con las amistades, pero que tenga una supervisión parental suficiente».
«Es más importante que los niños reciban una educación emocional que les permita tener dominio propio, capacidad de esfuerzo y organización responsable, porque aunque lo reciban a los dieciséis años, como se propone, si no han recibido una educación que les haya permitido madurar a nivel emocional, seguirán siendo igualmente vulnerables», propone Garcés.
Respecto a si existe un tipo de padre o madre ideal, opina que «no», destacando que «más bien existe un padre o una madre real que busca lo ideal para sus hijos e hijas y, lo ideal, siempre es mejorarse a uno mismo».
«Que no se conforma con lo que le sale de forma natural, proteger, sino que busca mejorar sus competencias parentales para mostrar el camino hacia la salud mental ejerciendo los buenos tratos desde la infancia», señala.
Para la pedagoga, lo que más necesita el niño para crecer seguro de sí mismo y confiado «es tener sus necesidades físicas y materiales cubiertas, crecer sintiéndose amado, con sentido de pertenencia y tener la oportunidad de desarrollar una personalidad fuerte y sana, siendo lo suficientemente estimulado en su hogar y en el centro escolar».
Es más importante que los niños reciban una educación emocional que les permita tener dominio propioPedagoga
La autora también asegura que es posible educar sin castigar y defiende que castigando no se educa. «Muchas veces aquello que le quitamos pensando que es lo que más le gusta y con eso aprenderá a portarse bien, aquello que le quitamos es lo que más necesita», comenta.
«Por ejemplo, si quitamos el deporte con la intención de que aprenda, estamos interfiriendo en su desarrollo socioemocional, en su salud. Si le quitamos el juego o le quitamos tiempo con amigos, también estamos interfiriendo en su necesidad de socializarse y si le quitamos la comida, te vas a la cama sin cenar por portarte mal, también estamos tocando la salud», agrega.
Por lo tanto, Garcés explica que educar es algo que los padres tienen que hacer en el día a día, cuidando mucho el trato que les dan a los hijos, cómo se relacionan con ellos, cómo se comunican.