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Una estudiante antes de comenzar el primer día de exámenes de la EBAU en la Ciudad Universitaria de Madrid

Una estudiante antes de comenzar el primer día de exámenes de la EBAU en la Ciudad Universitaria de MadridEFE

EBAU

Anatomía de una injusticia: por qué es un error absoluto tener 17 selectividades distintas

El propio sistema permite una disparidad de criterios, fechas y correcciones en cada examen que acarrean profundas desigualdades

España lleva largo tiempo –los exámenes de acceso a una educación superior se implantaron en 1975– con un sistema que consagra 17 selectividades diferentes. Pero eso podría cambiar en 2025. Al menos, para una parte del país. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo avanzó desde León que las comunidades gobernadas por los populares celebrarán unas pruebas de acceso a la universidad con contenidos, criterios de corrección y fecha de celebración comunes.

Los populares, que llevaban la idea de una selectividad única en toda España en su programa electoral, defienden la búsqueda de la igualdad y la excelencia y para ello se servirá de que las competencias educativas están transferidas en las CC.AA. para imponer dicho modelo en las once que gobierna. El Ministerio de Educación lo rechaza y ha tachado la propuesta de «frivolidad», al tiempo que ha criticado que de esta manera se fomenta la división y las desigualdades.

Sistema de entrada a la universidad común

Lo que es cierto es que, diga lo que diga el ministerio, urge coger el toro por los cuernos. Se ha comprobado que tener 17 selectividades diferentes acarrea una especie de telaraña burocrática cuando llega el momento de ingresar en la universidad. Cada comunidad tiene la potestad para establecer las fechas del examen y los tiempos de corrección, pero el sistema de entrada al centro es común en todo el Estado.

Feijóo lo dejó claro con estas palabras: «No tiene sentido que haya 17 pruebas de acceso a la universidad para acceder al mismo sistema universitario», terció.

Desde el PP se critica la postura inmovilista del Gobierno central, incapaz de abrirse a explorar otros caminos para no incomodar a las comunidades donde manda el nacionalismo. «Pedro Sánchez es incapaz de llevar a cabo políticas educativas en el ámbito nacional porque es rehén de sus socios separatistas», comentaba el portavoz del Gobierno murciano, Marcos Ortuño.

A vueltas con las injusticias

En el año 2001, cuando arrancaba la segunda legislatura de José María Aznar, se puso en marcha el Distrito Único Universitario, que eliminaba las barreras para posibilitar que cualquier alumno, independientemente de donde hubiera realizado la selectividad, pudiera solicitar matrícula en cualquier universidad española.

A pesar de que esta decisión favoreció la movilidad, pronto se comprobó que el modelo creado se tornaba imperfecto. E injusto. ¿Por qué? Al existir 17 pruebas de acceso diferentes, cuyos criterios tanto de confección como de corrección caían sobre las comunidades, fue cuestión de tiempo que afloraran las desigualdades por la disparidad de los exámenes existentes.

«La única solución para resolver esta injusticia es establecer una prueba única para todo el espacio universitario español con los mismos contenidos y los mismos criterios de evaluación. Sin embargo, la última reforma del exministro Subirats lejos de solucionar el problema, lo empeoró, al incluir un nuevo modelo de ejercicios que harían inviable la adopción de criterios homologables de evaluación», escribía Eugenio Nasarre, expresidente de la Comisión de Educación en el Congreso de los Diputados y colaborador de este medio.

La Educación y el Estado

Desde que se aprobó el sistema autonómico y se fue avanzando en la descentralización del Estado, las competencias de Educación acabaron en manos de las comunidades. Tanto los Gobiernos de PSOE y PP han trabajado con este modelo, siendo marginales las propuestas que señalaban que 17 sistemas diferentes conducían al país al desastre.

UPyD (Unión, Progreso y Democracia) fue el partido que más indisimuladamente trabajó para devolver al Estado las competencias educativas, aludiendo a que eran la única manera de «garantizar la igualdad de todos los españoles».

Posteriormente, el testigo del partido magenta lo cogió Ciudadanos, que en los programas con los que concurrió a las elecciones se recogía su propuesta de una EBAU única para toda España, atacando al «bipartidismo» por negar las mismas oportunidades a todos los alumnos.

Más recientemente, tanto PP como Vox han retomado la idea de una selectividad común, tal y como ha desarrollado Feijóo durante esta semana.
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