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Fachada del la Escola Santa Eugènia, en GeronaCreative Commons

Cataluña

La rebelión de los alumnos contra la profesora que les amenaza con bajarles la nota si hablan en castellano

Ha ocurrido en un instituto de Gerona, el Santa Eugènia. La docente es la misma que, hace unos años, reconoció que no dejaba ir a los niños al baño si no se dirigían a ella en catalán

«Pero esto es injusto. Nadie habla catalán», «no me lo puedes ordenar, tenemos libertad para usar castellano» o «pues yo preguntaré en castellano». Estas son algunas de las frases que ha tenido que escuchar la profesora de un instituto de Gerona, el Santa Eugènia, de alumnos de 3º de ESO, porque les ha amenazado con bajarles la nota del trimestre «si se dirigen a mí o me piden lo que sea en castellano».

Lo cierto es que esta profesora tiene a las cinco clases en pie de guerra. Ella lamenta «que si en 1990 me dice que ni en las clases de Lengua Catalana hablarían catalán, de verdad que no me lo hubiera creído. Y ahora me pasa... ¡Y en Gerona!». Hay que tener en cuenta que el instituto en cuestión tiene un elevado porcentaje de alumnos de fuera de España.

Y la docente, en un mensaje que ha distribuido en las redes sociales, también se queja de la actitud de los estudiantes catalanohablantes porque cambian inmediatamente de idioma cuando el interlocutor no lo utiliza. En ese sentido, se pregunta «de qué sirve explicar la historia de Cataluña, de qué sirve explicar a los inmigrantes que nuestro país fue importantísimo en la Edad Media, de qué sirve explicarles la dictadura de cuarenta años que sufrimos (...) si después el catalanito de turno le dice al inmigrante que tiene al lado: ¿Me dejas tu boli? (en español)».

La culpa, de los catalanohablantes

Para ella, esto «no es bilingüismo», sino una «diglosia como una casa de payés». Y lamenta que los alumnos hayan sacado la conclusión de que, con el castellano, ya es «suficiente». Y la culpa, insiste, la tienen los propios catalanohablantes, por cambiar de idioma a la mínima, por ir a restaurantes en los que la carta está solo en castellano, o que no se pida la hoja de reclamaciones si no se usa el catalán «por no valorar lo suficiente nuestra lengua, ni nuestra tierra». El texto acaba con un «esto ya roza el surrealismo. Si nuestros héroes catalanes levantaran la cabeza, la tendrían que volver a bajar... de vergüenza».

En cualquier caso, no es la primera vez que esta profesora se queje de la situación del catalán. Lo hace a menudo en escritos publicados en medios de comunicación, donde denuncia situaciones que se encuentra en su día a día. Por ejemplo, cuando fue a un bar de Gerona y le pidió al camarero «con un perfecto catalán» un 'cigaló de anís' (un carajillo de anís). El empleado no la entendió y ella le dejó claro: «si no me entiendes, me voy». Y eso es lo que hizo. De hecho, esta profesora es una defensora del «Mantinc la llengua», la campaña impulsada para no cambiar de lengua bajo ningún concepto.

En otro de sus artículos, se quejaba de la poca oferta de películas en catalán de los canales de pago. Y explicaba que su hija le preguntó que por qué todas las películas que quería ver estaban en castellano. Ella le respondió que tendrían que hablar siempre en catalán para mantener la lengua, aunque lo que pensaba, es que hay gente que «no quiere que seamos una nación, y que, por tanto, ver películas en catalán es romper un lazo», o también que «hay censura» y «los políticos catalanes no han movido ni un dedo para evitarlo».

Se da la circunstancia de que esta profesora es la misma que, hace unos años, reconoció que no dejaba ir a los niños al baño si no se dirigían a ella en catalán. En ese texto decía: «cuando tengo guardia de patio, el castellano es el que me llega desde cada rincón (…) Profe, me puedes abrir el lavabo, ¿porfa? ¿Me lo podrías preguntar en catalán, por favor? Y entonces me hace la pregunta en un catalán con acento payés, con un tono de burla inherente…».