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El reelegido secretario general de Escuelas Católicas, Pedro Huerta

El reelegido secretario general de Escuelas Católicas, Pedro HuertaJorge Zorrilla

Reelegido secretario general de Escuelas Católicas

Pedro Huerta: «Exigimos actualizar el porcentaje de conciertos para que los colegios no tengan que cerrar»

El secretario general de Escuelas Católicas denuncia el poco diálogo existente con la Administración y reclama el derecho constitucional de las familias a poder elegir la educación que quieran para sus hijos

Pedro Huerta ha sido reelegido secretario general de Escuelas Católicas. Su periodo tendrá, de nuevo, una duración de cuatro años. En este tiempo se enfrenta a muchos retos relacionados con la Educación. El Debate se ha puesto en contacto con él para hablar sobre ellos y la actualidad en el sector.

—¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta en este nuevo mandato?

—Los desafíos son los que ya teníamos anteriormente. Por una parte, mejorar nuestra relación y diálogo con las administraciones educativas. Seguimos manteniendo muchas situaciones en las que encontramos poca capacidad de cambiar, de reacción, sobre todo para mejorar la financiación de la escuela concertada. Esto espero que se vaya convirtiendo cada vez menos en un desafío. Y por otro lado, con nuestras propias entidades seguir afrontando la situación de la educación hoy en día, con la bajada de la natalidad y con otras cuestiones que afectan a la continuidad y a la sostenibilidad de los centros. Y finalmente, trabajar con los afiliados de nuestra organización para ayudarles a afrontar su misión de la mejor manera. No son desafíos fáciles ni tampoco novedosos.

¿Cuál es esa misión?

—Una escuela católica se fundamenta en los valores propios del Evangelio de Jesucristo. Esos valores para nosotros se identifican con elementos como la acogida, la familiaridad, el cuidado, la atención, el acompañamiento, el diálogo. De tal manera que, además de la oferta curricular básica, buscamos que en nuestros centros haya ese cuidado, atención, familiaridad y valores de acogida, de saber que todos caben. Nuestras escuelas son abiertas, con una educación plural. Queremos seguir ofreciendo a la sociedad un elemento de cohesión, diálogo y crecimiento. Por eso es muy importante que esto no se vea mermado por otras dificultades que tenemos como la bajada de la natalidad o la falta de financiación.

¿Ha descendido el número de familias que apuntan a sus hijos a una escuela de ideario católico?

—El descenso se corresponde con el descenso generalizado de la natalidad. Pero en los lugares donde a las familias realmente se les deja elegir, porque este es uno de los grandes problemas de la Lomloe, que de algún modo se coarta esa libertad de elección de las familias y es la administración la que decide, las cifras que nosotros manejamos es que las familias siguen eligiendo mayoritariamente nuestros centros. O sea, estos meses pasados prácticamente en todas las autonomías se ha mantenido o incluso ha crecido el número de familias que han pedido los centros. Evidentemente, después hay otros factores como son el descenso de la natalidad, que va aumentando cada año. Pero, independientemente sí percibimos que las familias aún así siguen eligiendo nuestro modelo de enseñanza porque consideran que es el modelo que quieren para la educación de sus hijos, independientemente de que esas familias se identifiquen con la fe católica. Y queremos seguir mostrando ante la sociedad, a pesar de lo que a veces se nos quiere acusar desde determinados ámbitos, que no tenemos ninguna voluntad de segregar o de admitir solo a determinados alumnos por sus creencias o por su cartilla del banco. La prueba es que las familias cuando pueden y la Administración realmente les deja, nos eligen.

Las familias siguen eligiendo nuestro modelo de enseñanza para la educación de sus hijos, independientemente de que se identifiquen con la fe católica o no

Y al hilo de las dificultades de financiación que comenta, ¿cuál sería la solución?

—Un cambio en la ley de financiación. Lo que nosotros pedimos y seguimos exigiendo es que se ponga en marcha la comisión de estudio del puesto escolar que nos permita realmente actualizar el porcentaje de conciertos que no se ha actualizado en los últimos 40 años, prácticamente. Hay una pequeña actualización que normalmente se suele asociar a la subida salarial del profesorado, pero eso no se corresponde con los gastos reales que tienen los centros. Y esto provoca que estemos ya por debajo del 60 % en cuanto a los gastos y necesidades reales de mantenimiento que tienen los centros y que, según la ley, tienen que cubrirse con esa financiación. La financiación del concierto no cubre del todo lo que debería cubrir según ley que debería de estar por lo menos cercana al 100 %. Esto lo que provoca es que muchas veces las instituciones no puedan seguir adelante con su oferta a menos que reciban algún tipo de donativo o ayuda privada. Y cuando no reciben nada, pues evidentemente el centro está abocado al cierre, que es lo que lo que está ocurriendo en muchos lugares. Se nos ha dicho un montón de veces que esa comisión se va a poner en marcha. La única vez que se puso en marcha fue hace ya muchos años, cuando era ministro de Educación Ángel Gabilondo. Después no se ha vuelto a comenzar. Ahora se nos ha prometido que va a hacer después del verano. Y bueno, pues seguimos esperando. Esto ayudaría mucho a mejorar sobre todo el diálogo con la Administración, porque ahora mismo es bastante pobre y no percibimos una voluntad real de afrontar esta situación que, además, ayudaría a mejorar nuestro sistema educativo en general. No estamos pidiendo un regalo. Estamos pidiendo simplemente lo que es justo para poder atender de manera adecuada y justa al alumnado que ya suma 1.200.000.

No estamos pidiendo un regalo. Estamos pidiendo simplemente lo que es justo

El debate actual: escuela pública y escuela concertada, ¿deben coexistir?

—Por supuesto que sí. Y deben coexistir y deben tener relación como la tienen en muchos países y deben de hacerlo con mucha menos crispación de la que una parte de la clase política está intentando crear durante bastante tiempo, pero sobre todo a partir de la Lomloe, con mucha más fuerza. Se quiere transmitir la idea de que la existencia de la escuela concertada resta capacidad de financiación y de crecimiento a la escuela pública. Frente a eso se crea una ley que dice que intenta equilibrar las cosas. Pero ese desequilibrio no era real y ahora prioriza solo la escuela pública frente a la concertada. Yo creo que la cuestión no es priorizar ni una ni otra. El político o el responsable de la Administración que priorice un modelo frente a otro realmente está equivocando el ejercicio de su capacidad de administración, porque lo que hay que hacer es mejorar el sistema en sí y el sistema solo se mejora cuando hay redes y esas redes son complementarias y responden a lo que el sistema necesita: lo que las familias buscan. Sin embargo, se ha instalado la crispación y se ataca el derecho constitucional que las familias tienen para elegir la educación que quieren para sus hijos. Está en el artículo 27 de la Constitución.

Pedro Huerta

Pedro HuertaJorge Zorrilla

La identidad de género, la prevención de la violencia en las relaciones... parece que fueran temas tabú dentro de las escuelas de ideario católico, pero ¿cuál es la verdad?

—Llevamos 20 años ofreciendo cursos al profesorado de educación afectivo sexual para que sepan cómo acoger y cómo informar a los alumnos y su entorno. Para nosotros esto es muy importante. Queremos poder garantizar que en todos nuestros colegios los alumnos, las familias, los profesores... todos los que forman parte de la comunidad educativa se sientan integrados, acogidos y con capacidad de participación, independientemente de su identidad de género o sexual. Esto para nosotros es clave. Distinto es cuando se pretenden aprobar normas y en algunos casos incluso con rango de ley que obligan a incluir una ideología de género determinada en todos los centros. Ahí lógicamente nosotros tenemos que poner por delante nuestro ideario, que es un ideario que no rechaza a nadie, pero que lógicamente tiene que respetar los principios de la antropología cristiana.

El uso de los móviles y las pantallas en los centros educativos son un reto hoy en día... ¿Cuál es la posición de Escuelas Católicas?

—En el uso de los móviles nuestra posición es la misma que la de muchas otras instituciones. Que el alumno lleve el móvil y use el móvil en clase no tiene una obligatoriedad ni una mejora pedagógica suficiente en las etapas obligatorias. En cuanto a las pantallas, como tabletas u ordenadores, estamos muy al tanto y haciendo también estudios y debates internos sobre su uso y y sobre a qué edades es más adecuado o no. Es un tema en el que ni la ciencia pedagógica se pone de acuerdo. En nuestros centros cada colegio tiene un proyecto educativo propio y respetamos las elecciones que hacen. Independientemente, como digo, seguimos estudiando, hablando con mucha gente y haciendo debates internos. Lo que sí creemos, y esto es una de las conclusiones que tenemos más claras, es que esto no se soluciona con prohibiciones, sino con un acompañamiento del alumno en un uso adecuado, que no lleve a situaciones adictivas y favorezcan a un pensamiento crítico, porque estos dispositivos existen fuera de la escuela.

¿Qué opinión le merece la propuesta de una EBAU conjunta?

—Por una parte, hacer una única para toda España lógicamente tiene sus ventajas y nosotros lo defendemos. Cuáles son las dificultades que vemos. Pues tal y como la Lomloe establece el currículo ahora mismo, tiene porcentajes en algunos casos muy elevados de currículo autonómico. Esto dificulta bastante la posibilidad de hacer una única y es una dificultad que habrá que salvar. Pero creemos que se puede salvar. Creemos que precisamente para mejorar el que el alumnado pueda tener las mismas posibilidades, consideramos que la prueba para poder acceder a esos estudios debe ser la misma en todos los sitios para garantizar que todos tengan las mismas condiciones en todo el territorio.

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