Educación
Así se infiltró ETA en los colegios de Navarra a través de los profesores cuando la banda entregó las armas
Según cálculos proporcionados por la Benemérita, se estimó que aproximadamente un 5 % del personal docente que impartía clases dentro del modelo D presentaba vínculos directos con la banda terrorista
Corría el año 2013, concretamente diciembre, cuando un informe de la Guardia Civil que señalaba a varios profesores de Navarra se filtró a varios medios de la prensa española. En este documento, de apenas seis folios, se retrataba la infiltración de la banda terrorista ETA en el sistema educativo de la comunidad.
El informe de la Benemérita señalaba directamente a 441 profesores de los 1.652 que ejercían en las ikastolas, colegios privados con un modelo de enseñanza D, es decir, con educación íntegra en euskera. Esto significa que una cuarta parte del cuerpo docente de estas escuelas estaba directa o indirectamente relacionado con ETA o la izquierda abertzale.
Según reza el informe titulado Influencia de la izquierda abertzale en la red de enseñanza pública de la Comunidad Foral de Navarra, la izquierda vasca más radical había «diseñado y planificado una estrategia dirigida a modificar el actual modelo educativo, creando un modelo propio que fomente los valores de su proyecto y, a la vez, legitime y justifique la actividad terrorista de ETA».
Por otro lado, el documento del Instituto Armado, sellado como contenido 'reservado', alertaba de que «la educación se utilizará como un instrumento esencial para imponer el ideario político y social de ETA y su entorno, a la vez que sirve como herramienta de justificación y legitimación de la actividad delictiva que ETA ha realizado durante los últimos 50 años».
Tras este retrato, el estudio apuntaba directamente a cierto porcentaje del profesorado de estas escuelas, «que no solo trabaja para lograr ese cambio mediante constantes dinámicas de movilización y reivindicación, presentes en una gran mayoría de centros educativos del País Vasco y Navarra, sino que realiza una constante labor de proselitismo tanto en el profesorado como en el alumnado y sus familias».
Respecto a estos centros de enseñanza únicamente en vasco, la Guardia Civil avisó de «la utilización de estas ikastolas como instrumentos de adoctrinamiento, para justificar y legitimar ante sus alumnos la ideología de la izquierda abertzale» y evidenció que «un número importante de personas vinculadas a la izquierda abertzale» constaban en la plantilla de estas escuelas.
Según cálculos proporcionados por la Benemérita, se estimó que aproximadamente un 5 % del personal docente que impartía clases dentro del modelo D, presente principalmente en la zona norte de Navarra, presentaba antecedentes directos relacionados con su vinculación a ETA u «organizaciones de su entorno declaradas ilegales».
Aunque el documento no ofrecía un desglose exhaustivo de datos, se estableció un claro vínculo entre el profesorado abertzale y no solo ETA, sino también con cada una de sus organizaciones satélites. Según esta información, se estimó, de manera orientativa, que se trataría de cientos de docentes.
Entre ellos, se reflejó que algunos formaron parte de la propia banda terrorista y fueron condenados judicialmente por ello; otros estuvieron vinculados a organizaciones ilegalizadas del entorno de ETA. Además, varios figuraban en listas electorales de Herri Batasuna o de sus sucesoras políticas, mientras que un número significativo de estos docentes participó activamente en actos violentos promovidos por la izquierda abertzale.