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Ilustración: euskeraLu Tolstova

Educación

El Gobierno vasco manipula los datos de un informe educativo para justificar una mayor imposición del euskera

En este documento, el Ejecutivo nacionalista vasco hace alarde y presume de «un conjunto de indicadores educativos de excelencia», ocultando los datos demoledores de PISA 2022 para la región

El Gobierno del País Vasco ha publicado, siguiendo la periodicidad de dos años, el Diagnóstico del Sistema Educativo Vasco, una amplia recopilación de información sobre los diferentes aspectos fundamentales del sistema educativo en la región.

En este documento, el Ejecutivo nacionalista vasco hace alarde y presume de «un conjunto de indicadores educativos de excelencia, especialmente en lo referido a las tasas de escolarización temprana y graduación; idoneidad; abandono escolar; o titulados superiores». Sin embargo, según han señalado Ricardo Arana, exmiembro de la Comisión Permanente del Consejo Escolar Vasco, a El Debate, «no aparecen ni la evaluación de diagnóstico de 2023 ni PISA 2022», informe demoledor para la educación vasca.

Según PISA, el País Vasco cayó estrepitosamente en matemáticas, ciencias y lectura en los últimos años, coincidiendo con la imposición de unas políticas más agresivas de inmersión lingüística en los colegios. En concreto, la región liderada por el PNV es la novena comunidad autónoma con mayores competencias en matemáticas, la duodécima en ciencias y la decimocuarta en lectura.

«Aparece la evaluación de fin de etapa pero que, a diferencia de las de diagnóstico es muestral, y no censal, por lo tanto sus resultados no ofrecen la misma fiabilidad», denuncia Arana a este medio.

Imposición del euskera

Por otro lado, y según reza el informe publicado recientemente por el Ejecutivo vasco, entre 2018 y 2022 creció el número de estudiantes que usan más el español que el euskera durante las clases. En Primaria, el 48,6 % del alumnado opta por el castellano, frente al 44 % registrado cuatro años atrás. El documento del Gobierno vasco señala que diferencia se amplifica en la ESO, donde el 64 % de los estudiantes prefiere el español, un incremento notable en comparación con el menos del 60 % observado en 2018.

Por otro lado, el grupo de estudiantes que prioriza el euskera es más reducido: un 29 % en Primaria y un 22 % en ESO. En medio de ambos extremos están quienes combinan ambos idiomas por igual: un 22 % en Primaria y solo un 14% en Secundaria.

Estas cifras contrastan con las publicadas por el propio Gobierno vasco sobre el porcentaje de escolarización de los alumnos en un modelo de inmersión total, el modelo D. Al inicio de este curso escolar se estimó que el 94 % de los escolares matriculados en la red pública lo hacen en el modelo íntegro en euskera.

«Sigue siendo un reto para los centros educativos el incremento del uso del euskera en los mismos, especialmente porque para mucho alumnado es prácticamente la única referencia que tienen del euskera a lo largo de su día a día», reza el documento para justificar la imposición lingüística del euskera que maquillan de «normalización».

En base a estos datos manipulados, el Departamento de Educación ha incorporado algunas iniciativas controladas para «el desarrollo de la competencia lingüística en varios centros educativos», que incluyen el polémico programa EUSLE, que impone a los niños hispanohablantes aulas de euskera para meterles con calzador la lengua vasca.

A juicio de Arana respecto al informe del Gobierno vasco, «parece que hay un mantenimiento de quienes básicamente utilizan euskera, pero también una reducción de quienes utilizan más o menos ambas, sobre todo en Secundaria (en donde el uso de la lengua por parte de los estudiantes es más autónomo)».