La histórica mayoría absoluta de Juanma Moreno acorrala a Pedro Sánchez y desactiva a Vox
Euforia en el PP: «Es el triunfo de la gestión, de la moderación». El 19-J ha dejado al descubierto la aluminosis del sanchismo, que en 11 meses se jugará su poder territorial bajo la amenaza de colapso
Pidió Juanma Moreno durante la campaña electoral una «mayoría suficiente» para gobernar Andalucía en solitario y Andalucía le ha respondido con creces al concederle una mayoría absoluta. Sin hipotecas. 58 escaños con los que ha herido de gravedad -si no de muerte- a Pedro Sánchez, ha desactivado a Vox, ha escrito el epitafio de Ciudadanos -Juan Marín dimitió ipso facto- y ha frustrado la prueba piloto del nuevo proyecto de Yolanda Díaz. Todo en una noche mágica para los populares, que pasaron de la prudencia autoimpuesta al éxtasis.
Moreno superó este domingo todas las expectativas y se alzó con una victoria histórica de enorme repercusión en la política nacional, habida cuenta de lo que tradicionalmente ha supuesto la Comunidad más poblada de España para el PSOE. Hasta Sevilla, feudo socialista y casa de su candidato, Juan Espadas, se tiñó de azul PP. «Hemos hecho historia en Andalucía», afirmó el ganador, emocionado, al filo de las 23.30 horas.
«Este resultado significa el fracaso del sanchismo», se felicitó la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, desde Génova 13. «El PP ha frenado a Vox en Andalucía y lo ha hecho por sí mismo», añadió. «Éste es el triunfo de la gestión, de la moderación y de que hay otra manera de hacer política», interpretó la número dos de los populares.
Tan personal e intransferible es el triunfo de Moreno como la derrota de Sánchez
Andalucía ha votado a favor de Juanma Moreno y en contra de Pedro Sánchez, cara y cruz de la misma moneda. Tan personal e intransferible es el triunfo de Moreno como la derrota de Sánchez, por más que los socialistas llevaran días planeando una operación de control de daños para tratar de salvar al presidente de la quema andaluza. Misión imposible.
Para el PP, este 19-J marca el inicio de una victoria que esperan aún mayor en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. Así como la confirmación del proyecto de Alberto Núñez Feijóo, que ha llegado y besado el santo en las primeras elecciones bajo su liderazgo.
Para el PSOE, el resultado es un fracaso sin paliativos, ellos que hasta hace dos semanas pensaban que era imposible empeorar el resultado de Susana Díaz en diciembre de 2018. Ya los últimos días antes de las elecciones habrían firmado aquellos 33 escaños. Al final fueron 30, y gracias, porque en los últimos sondeos llegaron a caer a los 28.
«Nuestro objetivo era la movilización y no se ha producido. Sin la movilización de la izquierda es difícil parar a la derecha», se lamentó Espadas, que también puso como pretexto haber tenido poco tiempo -«siete meses»- para preparar la candidatura. Desde Ferraz, Adriana Lastra sostuvo: «Es evidente que Moreno Bonilla ha llegado a las elecciones tras superar la crisis del covid con los ingentes recursos aportados por el Gobierno de España», sostuvo la vicesecretaria general del PSOE.
La aluminosis del sanchismo
El 19-J ha dejado al descubierto la aluminosis del sanchismo, que en solo once meses se jugará todo su poder territorial bajo la amenaza de colapso. Incluido en la Comunidad Valenciana, una región que el jueves sacudió la recta final de la campaña tras la imputación de Mónica Oltra y la resistencia de Ximo Puig a destituirla.
Cunde el miedo en el PSOE a lo que esté por venir, puesto que la gestión de Sánchez se está demostrando una losa. Ya lo fue en Galicia, en la Comunidad de Madrid, en Castilla y León y, ahora, en Andalucía.
Para Vox, el 19-J supone un punto de inflexión. Uno muy preocupante en su aspiración de llegar a La Moncloa de la mano del PP. Tal vez definitivo, está por ver. La Comunidad en la que dio la campanada hace tres años y medio entrando por primera vez en un parlamento autonómico le ha dado esta vez un serio aviso, por más que haya crecido dos escaños. Porque aspiraban a bastantes más de 14. Aspiraban a 20. Y sobre todo: a ser imprescindibles.
Santiago Abascal y Macarena Olona comparecieron juntos en un intento por disimular la decepción, pero ésta era demasiado evidente. Han sido víctimas de la moderación y, sobre todo, del voto útil. Vox basó toda su campaña en la expectativa de entrar en el Gobierno de Moreno, y no solo de condicionar la gobernabilidad desde el Parlamento. De ahí que Abascal decidiera enviar a Macarena Olona, para ser vicepresidenta. Sin embargo, los andaluces han preferido dar manos libres a Moreno.
La gran incógnita de Vox
Hasta ahora, Vox solo se había visto afectado por el voto útil en las elecciones madrileñas del 4 de mayo de 2021, que se celebraron en un contexto excepcional, de pandemia. La gran incógnita es saber si este cambio en el modo de proceder del votante de Vox -hasta ahora, muy fiel- se extenderá a los siguientes comicios. En otras palabras: si el partido de Abascal tocó techo en Castilla y León, entrando en el Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, y ahora está en retroceso.
También Yolanda Díaz deberá tomar nota del resultado de las elecciones andaluzas. Éstas eran la prueba piloto del nuevo proyecto de la vicepresidenta segunda, y difícilmente podría haber ido peor: cinco escaños y una candidata, Inma Nieto, incapaz de reconocer mérito alguno a Moreno. Todo lo contrario: «Lamentamos mucho la mayoría del PP, no trae nada bueno para Andalucía», sentenció.
Y Teresa Rodríguez, con dos escaños, se arrogó el mérito de haber frenado a Vox: «Hemos pinchado el globo de la extrema derecha. Eso para nosotros es una satisfacción y una reconciliación con nuestra tierra, que ha tenido la dignidad suficiente para pararlos. Vox ha pegado un macarenazo, pero en la frente», concluyó.
Lecturas hubo para todos los gustos. Realidad, solo una.
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