Pero, ¿cómo ha conseguido el Partido Popular una mayoría absoluta que, si bien era posible, parecía impensable? Evidentemente, recogiendo votos en prácticamente todo el territorio y en todas las tipologías sociológicas. La búsqueda de patrones de comportamiento tanto social como electoral es algo que ocupa a los sociólogos desde hace décadas.
Es posible analizar el resultado de una forma más detallada. En Target Point, tras analizar 300 variables sociodemográficas, posicionamientos, valores y sesgo ideológico, hemos delimitado 16 tipologías sociológicas. Después, en cada una de las secciones censales –en este caso de Andalucía– identificamos cuál es la tipología predominante. Recordemos que una sección censal agrupa a entre 50 y 2100 votantes. Es decir, identificando la tipología predominante en una sección censal es posible analizar microterritorios y observar el comportamiento del electorado de forma continuada en espacio (secciones censales) como en el tiempo. Con el mismo criterio que vamos a analizar lo que ha ocurrido en los comicios, desde meses antes de las elecciones, los partidos políticos pueden ir preparando el terreno para la lucha por la victoria como para evitar la derrota. En definitiva, tanto antes como después de unos comicios, se puede identificar a los votantes, conociendo cómo son y, lo más importante, dónde están.
¿Dónde ha captado votos el Partido Popular de Juanma Moreno?
Cuando analizamos la serie histórica de resultados electorales y los cruzamos por nuestras tipologías, nos encontramos con que todos los partidos consiguen la gran mayoría de sus apoyos en unas tipologías determinadas. Dicho de otra manera, en una tipología concreta todos los partidos tienen votos, pero uno es el mayoritario. Con la irrupción de los nuevos partidos, tanto PP como PSOE vieron cómo en algunas tipologías perdían fuerza o directamente cedían el liderazgo a formaciones nuevas, como ocurrió en tipologías mayoritarias de votantes jóvenes.
En cualquier caso, la victoria de Juanma Moreno se ha sustentado en que ha multiplicado los votos que tenía el Partido Popular en todas las tipologías, sin excepción. Las más proclives y las menos, las de personas más mayores y las de personas más jóvenes, las de personas ocupadas y desocupadas. Pero sobre todo lo ha hecho en aquellas que concentran más porcentaje del censo electoral. Cuatro son las conclusiones a las que se puede llegar al analizar los datos pormenorizadamente.
La primera de ellas pasa por la desaparición de Ciudadanos. El partido naranja obtuvo en 2018 sus mejores resultados entre los jóvenes y los adultos, en tipologías de marcado carácter liberal. En esta ocasión, Juanma Moreno ha sido quien ha arrasado en todas esas zonas, llegando a alcanzar incrementos de hasta un 120 % en número de votos, atrayendo para sí más de la mitad de los votantes que obtuvo Ciudadanos hace tres años y medio. Hay que tener en cuenta que muchas de las personas que integran esas tipologías no habían participado en los procesos electorales hasta que Ciudadanos irrumpió en la política. Con lo cual, su incorporación al Partido Popular se ha producido, entre otros factores, por haber encontrado en estas siglas la respuesta que buscaban en su día en Ciudadanos y que Moreno, años después, ha sabido aglutinar en torno a sí.
La segunda conclusión tiene que ver con Vox. El Partido Popular no ha quitado votos a Vox en el sentido estricto de la palabra (al fin y al cabo, Vox ha ganado 100.000 votos y dos escaños) salvo en territorios muy concretos, donde los datos escrutados sí que evidencian una bajada de los verdes. Pero son los menos. Lo que en realidad ha ocurrido es que PP y Vox, por una parte, se han intercambiado votantes y por la otra el Partido Popular ha sabido atraer para sí a potenciales votantes de Vox (votos que sólo figuraban en las encuestas y que sí que votaron a los de Abascal en las últimas elecciones generales pero no en las autonómicas de 2018). Además de todo esto, también influye que populares hayan sido capaces de desmovilizar muchos votantes de Ciudadanos que, en su huida del partido naranja, podrían haber optado por las siglas verdes y finalmente no lo hicieron.
La tercera conclusión es que en las tipologías donde el PSOE y otros partidos de la izquierda eran los preferidos, el Partido Popular ha aumentado sus apoyos en más de 360.000 votos. De todos esos votos, casi la mitad los ha conseguido Moreno en dos de las tipologías que más censo aglutinan. Si atendemos al histórico de votos en esas tipologías, podemos concluir que la inmensa mayoría de esos nuevos votantes provienen del PSOE, de antiguos abstencionistas del PSOE, de antiguos abstencionistas del PP, más lo que haya llegado de Ciudadanos.
La cuarta conclusión puede aportarnos algo de luz sobre lo que podría ocurrir en el futuro: Juanma Moreno ha sido el ganador en todas las tipologías donde más voto joven se acumula. Y lo ha sido en todo el espectro ideológico, especialmente en aquellas tipologías en las que Ciudadanos había tenido más penetración, pero sin desdeñar lo obtenido en otras de fuerte presencia en el censo.
La gran pregunta que cabe hacerse es si Andalucía ha dejado de ser de izquierdas (si es que antes lo era). A tenor de lo que responden los andaluces cuando se les pregunta por su ideología, podemos decir que Andalucía es un territorio donde la población se distribuye por todo el espectro ideológico, con cierta inclinación al centro-izquierda. Similar, por otra parte, al resto de España. Por lo tanto, que el PSOE haya gobernado durante décadas no significa que Andalucía sea de izquierdas y que ahora se haya vuelto de derechas o de centro.
El problema es que el liderazgo del PSOE, durante décadas en Andalucía, ha podido condicionar históricamente la forma de entender el comportamiento electoral de los ciudadanos. Si dejamos de identificar el resultado electoral con la afinidad ideológica y comprendemos la sociedad desde sus múltiples variables, lo que los andaluces han manifestado en las urnas el pasado domingo no es sólo que les gusta la moderación y la tranquilidad, sino sobre todo su deseo de siempre: estabilizar y convertir en hegemónico al partido que ocupaba el Gobierno. Por lo tanto, estamos hablando más de un comportamiento electoral que busca y genera hegemonías, que de un cambio de ideología en la sociedad.
La última conclusión que podemos extraer de la victoria de Moreno analizada desde este punto de vista es que el microtargeting (el propio presidente andaluz ha reconocido haberlo empleado) permite llevar a cabo campañas electorales más eficaces. Y la campaña de Juan Manuel Moreno ha sido ejemplar por su eficacia a la hora de alcanzar el objetivo marcado. El de Moreno era, según sus propias palabras, tener una mayoría amplia que le permitiera gobernar en solitario. Y lo ha conseguido con creces, sabiendo leer muy bien lo que los ciudadanos quisieron en los tres últimos años y medio y lo que deseaban para los próximos cuatro. Entendiendo no solo sus demandas, sus anhelos y sus necesidades, sino también el espíritu, la intensidad y el estilo sobre cómo deseaban ser liderados. Y utilizar recursos para encontrar ese tono, es clave. Unas elecciones no se ganan solo mirando los pronósticos, sino con el apoyo de estas nuevas técnicas de investigación sociológica que permiten detectar todo aquello que no aparece en los fríos números de una simple encuesta.
- José Miguel Silva es director de Estudios y Análisis de Target Point