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La exministra González Laya el día de su declaraciónEFE

La declaración, en El Debate

El vídeo de Laya ante el juez: «Si hablo desnudaría una parte muy seria de nuestra política exterior»

El Debate accede a la declaración de la exministra de Asuntos Exteriores ante un juez de Zaragoza por el caso Ghali, en la que protegió a Sánchez y reconoció que nadie comprobó si traía pasaporte diplomático

El Debate ha accedido a la declaración que la exministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, prestó el pasado 4 de octubre ante el juez de Instrucción número 7 de Zaragoza por la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que fue tratado en un hospital de Logroño.

En su declaración, González Laya protegió en todo momento a Pedro Sánchez, evitando aclarar si fue el presidente quien tomó la decisión de acoger a un dirigente que tenía una causa abierta en la Audiencia Nacional por delitos de genocidio. Y que entró de forma irregular en suelo español, supuestamente con un pasaporte falso. 

La exministra relató al juez que el 14 de abril recibió una llamada de una autoridad argelina cuya identidad se negó a revelar acogiéndose a la Ley de Secretos Oficiales. En esa llamada se le pidió que Ghali, enfermo de coronavirus y de cáncer en el aparato digestivo, pudiera ser tratado en España por razones humanitarias.

Cuando el juez le preguntó si lo puso en conocimiento de alguien, González Laya contestó: «Esto sigue los cauces propios en nuestro país de una decisión que es, recordemos, una decisión política, una decisión de ejercicio de la soberanía de nuestro país. No es un procedimiento administrativo, es una decisión política que pertenece al ámbito político y como tal seguí el cauce que se sigue en cuestiones políticas».

El juez insistió en preguntar cuál era ese cauce, comunicarlo a quién. Y ella volvió a parapetarse detrás de la Ley de Secretos Oficiales. 

«Siento reiterar la necesidad para mí de guardar el deber de reserva y de no exponer la manera en la que España, en el ejercicio de su soberanía, toma todas sus decisiones políticas. Porque sería tanto como desnudar una parte muy seria de nuestra política exterior y entraría en conflicto con el deber de reserva que yo necesito respetar», replicó.

González Laya mantuvo que en todo momento el Gobierno actuó con «discreción», por las «aristas políticas» entre Argelia y Marruecos, pero «dentro de la legalidad y con un respeto escrupuloso de las normas de entrada en nuestro país». 

Porque, según dijo, Argelia trasladó al Gobierno que Ghali vendría con un pasaporte diplomático argelino, y por tanto no necesitaba visado (según la exministra, hay acuerdos bilaterales entre España y Argelia que eximen de tal requisito). 

González Laya acabó reconociendo que, a su llegada, nadie comprobó si efectivamente el líder saharaui tenía pasaporte diplomático: «Habiéndose anunciado quién iba a venir, y con el código de Schengen en la mano, de buena fe le digo señoría que nosotros entendimos que su entrada podía tener lugar como tuvo lugar. Sin que se controlase el documento de acceso al territorio Schengen», sostuvo.