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Bieito Rubido y Marcelino Oreja Aquirre

Presentación de 'Europa, vocación y destino de España'

Marcelino Oreja: «La vocación de España en Europa ahora no se está cumpliendo»

La presentación del libro, que recoge artículos del diplomático y político sobre la idea de Europa, desde la Transición hasta nuestros días, ha servido para evocar junto con el director de El Debate los principales momentos de su vida

Con puntualidad británica, Bieito Rubido, director de El Debate, y Marcelino Oreja Aguirre, ex ministro en la Transición durante el Gobierno de Adolfo Suárez, han participado en una conversación en el Aula Magna del CEU para presentar Europa, vocación y destino de España, que Oreja Aguirre acaba de publicar en Ediciones Encuentro, donde recopila una serie de artículos publicados en diversos medios de comunicación.

Rubido comenzó por preguntarle al autor sobre su padre, el ingeniero de caminos, Marcelino Oreja Elósegui, dado que fue el primer gerente del periódico El Debate, a comienzos de los años veinte del pasado siglo XX. La figura del padre ha sido evocada a través de la memoria de su madre, dado que Oreja Elósegui fue asesinado por milicianos en 1934, meses antes de que naciera el autor. «Siempre lo he tenido presente gracias a la evocación de mi madre, y nunca he recodado estos hechos con odio, dado que a mi padre no le hubiera gustado que fuera así», comentó Oreja Aguirre.

Marcelino Oreja Aguirre en un momento del acto

Marcelino Oreja Aguirre en un momento del actoPaula Argüelles

El siguiente momento para la memoria fue la creación del famoso grupo Tácito, donde Marcelino Oreja desempeñó un papel capital, al punto de ser el creador del nombre. «Los artículos del Grupo, recogidos luego en un libro, fueron cerca de un centenar. Cubrieron escenarios muy distintos, tratando de crear un grupo de pensamiento, y muchos de los que estaban en Tácito, que eran Propagandistas o cercanos a esta casa, el CEU, luego ocuparon cargos en el Gobierno de Suárez», recordó el autor.

El importante papel de Juan Carlos I

La ilusión por el cambio «vimos que era necesaria llevarla a cabo con rigor», y, tras un viaje del Rey Juan Carlos I a EE.UU., «nos pusimos a trabajar en aquella dirección». Los comienzo de la etapa democrática fueron gratos, «pero al cabo de dos años el ambiente se enrareció tanto que la dimisión de Suárez acabo siendo inevitable», comentó Oreja Aguirre, poniendo siempre de realce el papel «tan importante» que Juan Carlos I desempeñó en todo el proceso de apertura hacia la democracia.

En el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con México, el Rey protagonizó un momento especialmente emotivo al visitar a la viuda de Manuel Azaña, que residía en el país azteca desde el final de la Guerra Civil. Mayores dificultades implicó el restablecimiento de las relaciones con Argentina, «donde por aquella época había un régimen de derechas durísimo». Finalmente, tras votarse en las Cortes, Juan Carlos I, en compañía de Marcelino Oreja, pudo realizar el viaje al país austral.

Marcelino Oreja Aguirre en un momento del acto

Marcelino Oreja Aguirre en un momento del actoPaula Argüelles

En las relaciones con la Santa Sede, el Rey desempeñó un papel igualmente clave tras las «pésimas relaciones» que el anterior régimen mantenía con Pablo VI. Hasta seis encuentros llegó a mantener Marcelino Oreja con Juan Pablo II, «una persona muy cercana y abierta, de un trato enormemente sencillo».

El siguiente paso en la carreta del autor consistió en asumir la delegación del Gobierno en el País Vasco, en una época que el terrorismo de ETA ocasionaba una media de cien asesinatos al año. «Fueron años difíciles, me alegro de haberlo hecho, aunque hubo personas muy cercanas a mi, en concreto mi mujer, que sufrieron mucho, pero he de decir que ella lo hizo muy bien», comentó con una sonrisa Oreja Aguirre.

En el Consejo de Europa

El siguiente paso en la carrera del autor, entre 1984 y 1989, fue su puesto de Secretario del Consejo de Europa, donde asumió este puesto a proposición directa de Felipe González. «He de confesar que el PSOE me ayudó mucho, y el PP, también; y la verdad es que en el Consejo de Europa fui muy feliz», señaló Oreja, al tiempo que manifestó su insistencia que en aquella época tuvo por promocionar el Camino de Santiago.

Bieito Rubido y Marcelino Oreja Aquirre

Bieito Rubido y Marcelino Oreja AquirrePaula Argüelles

Junto con Manuel Fraga, «no era un hombre fácil, pero con el que tuve muy buena relación, gracias a una cita de una conferencia suya que pronuncié en el tribunal de mi examen de oposición, donde precisamente estaba él», Marcelino Oreja colaboró en la creación de Alianza Popular a la hora de absorber los restos de la UCD, «un partido que ya había cumplido su función, por lo que estaba en disolución».

A la hora de realizar una valoración del momento actual, Marcelino Oreja ha señalado que «tengo una gran desilusión por cómo se están haciendo las cosas ahora, y no por el sectarismo. España no es relevante ahora. Los españoles tienen que saber qué se hace ahora, y qué no. Y ahora no se está haciendo bien. No somos relevantes».

Ejemplar de 'Europa, vocación y destino de España', de Marcelino Oreja

Ejemplar de 'Europa, vocación y destino de España', de Marcelino OrejaPaula Argüelles

Marcelino Oreja tuvo también palabras para este periódico: «Con las propagandistas me siento en casa y quiero felicitar al actual presidente, Alfonso Bullón de Mendoza, aquí presente, porque le está dando un impulso intenso y muy especial; impulso de memoria, por el recuerdo de cosas hechas, e impulso de esperanza, por las que van a hacerse. Y singularmente quiero agradecer el acierto por el papel tan relevante que está jugando ahora El Debate, ocupando un espacio tan importante, y por como se está haciendo; con tanto rigor».

Europa, vocación y destino de España

«El nuevo libro de Marcelino Oreja Aguirre recoge una antología, cuidadosamente seleccionada, de algunos de los escritos que el diplomático y político ha ido pergeñando a lo largo de su dilatada vida política sobre el asunto que, en buena medida, constituye el leitmotiv de toda su trayectoria, como es la idea de Europa y su evolución durante este último medio siglo. La lectura de estos textos —artículos, discursos, dictámenes y recuerdos— tiene pues el enorme interés de ofrecer al lector una visión comprometida (pero nunca autocomplaciente) de la evolución de Europa a lo largo de una época fascinante de nuestra historia más reciente. La conclusión a la que posiblemente llegue el lector de estas páginas es que, en última instancia, esa 'Europa soñada' sigue siendo también una Europa por la que vale la pena luchar».

Charles Powell, en el prólogo de la obra.  
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