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El as en la manga

Sánchez tiene un «botón rojo» para plantear una reforma de la Constitución al margen del PP

El Gobierno asume que los populares no permitirán ningún cambio en la Carta Magna pero, ¿y si el presidente convocara un referéndum consultivo en los últimos coletazos de la legislatura?

El Gobierno ha asumido que no podrá hacer una reforma de la Constitución en las Cortes, ni grande, ni mediana ni pequeña, mientras necesite al PP para alcanzar la mayoría parlamentaria de tres quintos, como es el caso.

La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, mostró el viernes la impotencia del Ejecutivo tras el naufragio de su anteproyecto de reforma del artículo 49 de la Carta Magna, que suprime el término «disminuido» y lo cambia por «personas con discapacidad».

Los populares lo han frenado en seco en la Comisión Constitucional del Congreso porque consideran que es un caballo de Troya con el que la mayoría Frankenstein pretende entrar en el edificio constitucional.

«Desde el Gobierno no comprendemos la posición del PP en un asunto donde hay una coincidencia absoluta. Tenemos la demanda de las organizaciones que representan a los discapacitados», insistió Rodríguez, que habló de «reforma constitucional puntual». Una versión que no se cree el principal partido de la oposición, porque cualquier reforma de la Constitución puede ser sometida después a un referéndum si así lo solicitaran tan solo 35 diputados.

Ahora bien, ¿guarda Sánchez un as en la manga, no para eliminar el término «disminuido», sino para cambios más ambiciosos? Porque cabe recordar que en el 40ª Congreso Federal del PSOE, en octubre, creó una Secretaría de Reforma Constitucional y Nuevos Derechos que encomendó al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

La maniobra es arriesgada, pero a Sánchez le gustan los riesgos

Existe un camino, una especie de botón rojo. Que, en los últimos coletazos de la legislatura, el presidente se lo juegue todo a una carta y convoque un referéndum consultivo para preguntar a los españoles si están de acuerdo en reformar la Constitución o no, como solución mágica para los problemas y tensiones territoriales del país. Para que el Congreso se lo autorizara, solo necesitaría mayoría absoluta de 176 diputados, una cifra que supera el bloque Frankenstein.

El artículo 92 de la Constitución

El instrumento es el artículo 92 de la Carta Magna, el que Felipe González invocó en 1986 para el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. El mecanismo fue utilizado por segunda vez en 2005 para la ratificación del Tratado por el que se establecía una Constitución Europea (proyecto que finalmente fracasó pese al refrendo de los españoles, porque en Francia y Holanda los ciudadanos votaron mayoritariamente en contra).

Felipe González durante el referéndum de la OTAN

En sus últimas intervenciones, quien fuera jefe de Gabinete de Sánchez, Iván Redondo, viene refiriéndose a esa vía de forma críptica. En el artículo que publicó la semana pasada en La Vanguardia, Redondo escribía: «¿Se puede vencer al movimiento Ayuso-Vox? Claro que se puede: Perestroika».

En marzo de 1991, Mijaíl Gorbachov convocó un referéndum para que los soviéticos votaran si querían mantener la URSS como «una unión renovada de repúblicas soberanas e iguales». En nueve de las 15 fue aprobado ampliamente. Las seis repúblicas restantes, Estonia, Letonia, Lituania, Armenia, Georgia y Moldavia, lo boicotearon, no quisieron participar. La URSS, no obstante, no acabó bien.

Si Redondo ahora expone en público esa vía, es evidente que en los casi cuatro años que fue el asesor áulico de Sánchez, en más de una ocasión saldría esa posibilidad.

«Nuestro compromiso»

En el 40º Congreso Federal del PSOE, hace apenas dos meses, los socialistas aprobaron una resolución en estos términos: «Debemos reafirmar nuestro compromiso con una reforma constitucional que haga posible una sociedad y un Estado con más justicia social incorporando mecanismos que mejoren y desarrollen nuestro Estado Social. Debemos reconocer como derechos fundamentales los derechos a la protección de la salud y a la protección por la Seguridad Social ante situaciones de necesidad previstas en la Ley, incluyendo el reconocimiento del derecho a una renta o ingreso mínimo vital».

En ese cónclave, Sánchez acuñó un nuevo término: la «España multinivel», para sustituir al de la «España federal», demasiado sobeteado.

El nuevo término acuñado por Sánchez es la España multinivel

Según el diccionario sanchista, «la España multinivel moderna es la que ofrece cauces democráticos de diálogo y pacto en el marco de la ley para dar salidas a situaciones como la de Cataluña, en clave de mayor profundización del Estado de las autonomías. El fortalecimiento del proyecto de España se sustenta en la promoción de los idiomas cooficiales, la sensibilidad hacia sentimientos de pertenencia diversos, el fomento del diálogo interterritorial o la cooperación leal entre administraciones».

Cada vez más analistas –el propio Redondo, el primero– coinciden en que Sánchez perderá las elecciones y su colchón en La Moncloa si lo fía todo a la economía. No sería la primera vez que lo que hoy parece política ficción, pasado mañana, la realidad lo supera.