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Yolanda Díaz conversa con Gabriel Rufián en el CongresoEfe

La crónica política

El bloque «Frankenstein» ataca el punto débil de Yolanda Díaz para presionarla

ERC, Bildu y el resto están hartos de que Sánchez use siempre el mismo argumento en las grandes negociaciones, ahora en la de la reforma laboral: que vivirían peor con Casado en La Moncloa

«¿Negociación? La de las lentejas, las tomas o las dejas». Así respondió Gabriel Rufián el jueves a Carlos Alsina cuando éste le preguntó cómo avanzan las conversaciones con el Gobierno para la convalidación del real decreto ley de la reforma laboral, que será votada en el Pleno del Congreso el 3 de febrero.

Las palabras del portavoz de ERC en el Congreso resumen el hartazgo de los socios habituales de Pedro Sánchez con el enroque de un Gobierno que, para tener solo 154 escaños (antes 155, pero el de Alberto Rodríguez sigue vacante), lo disimula muy bien.

Desde el comienzo de la legislatura, Sánchez ha utilizado como principal argumento para mantener prietas las filas del bloque Frankenstein el famoso o Málaga o Malagón. O yo o el caos. En otras palabras, que Oriol Junqueras, Arnaldo Otegi y la compaña vivirían mucho peor con Pablo Casado y Vox en el poder.

Hasta ahora no le ha ido mal al presidente, puesto que ha rebasado el ecuador de la legislatura con dos presupuestos en el zurrón y la exclusividad del reparto de los fondos europeos. Pero con la reforma laboral la coalición está llevando esa premisa al extremo, y ERC, Bildu, el PNV y las demás formaciones han puesto el grito en el cielo.

Hablan de chantaje, presiones y prepotencia del tándem Sánchez-Díaz, que hasta la fecha no ha hecho otra cosa que responder «no» a las peticiones de sus socios. «No» a tramitar el real decreto ley como proyecto de ley. «No» a la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los nacionales. «No» a revisar al alza las indemnizaciones por despido… En definitiva, «no» a tocar una sola coma del acuerdo alcanzado con la patronal y los sindicatos.

Sánchez estrecha la mano a Rufián al término de la votaciónEfe

Lo cierto es que la indignación de los rufianes y otegis con este modus operandi del Gobierno no es nueva. El propio portavoz de ERC se lo advirtió ya al presidente a comienzos del pasado mes de noviembre, durante el debate de las enmiendas a la totalidad presentadas a los Presupuestos de 2022. «Olvidan que aún dependen de los mismos para las mismas cosas y empiezan a cabrear a mucha gente. Calculen bien las fuerzas porque no sé si les queda gasolina en los motores para tanto viaje», le dijo entonces desde la tribuna de oradores.

ERC ya votó en contra del decreto ley de los fondos europeos, aprobado con la abstención de Vox 

La propia Esquerra ya le dio un susto gordo al presidente hace un año, en la convalidación del real decreto ley sobre los fondos europeos, de vital importancia para el Ejecutivo. Rufián y sus otros 12 diputados votaron en contra, y solo la abstención de Vox salvó al Gobierno de una derrota parlamentaria segura. Traducido: ERC a veces va de farol, pero no siempre.

Otro ejemplo: el proyecto de ley de Memoria Democrática, una de las grandes banderas de Sánchez, sigue atrapado y vagando como un fantasma por la Comisión Constitucional del Congreso por el rechazo frontal de ERC. Que la considera insuficiente.

La negociación se despereza 

Tras el paréntesis de las navidades, la negociación empieza a tomar forma. Esta semana se han producido los primeros contactos entre el Ejecutivo y Bildu y Yolanda Díaz cenó el miércoles con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, que estaba de visita en Madrid.

Sin embargo, el argumentario de la vicepresidenta segunda y del resto de la coalición sigue, de puertas afuera, en el mismo punto: los que impidan la convalidación de la reforma laboral (en alusión a las izquierdas) deberán explicar a su electorado por qué permiten mantener la de 2012.

Aparentan que tienen la sartén por el mango, pero en realidad hay bastante de pose. Y sus socios parlamentarios lo saben. Saben que, sobre todo Díaz, tiene mucho que perder si la reforma laboral acabara muriendo al llegar a la orilla–muy, muy improbable–. O si acabara saliendo adelante con la ayuda de Ciudadanos –improbable, pero posible-.

Sobre todo esto último supondría un golpe brutal para la imagen de la ministra de Trabajo. Porque ha hecho de la reforma laboral su pista de lanzamiento de la plataforma electoral con la que quiere concurrir a las próximas elecciones generales. Y que lleve la bendición de los liberales españoles sería tanto como decir, para la izquierda, que es una reforma pequeña para los trabajadores. He ahí el punto débil de Díaz.

«Yolanda finge que está tranquila y confiada, pero no las tiene todas consigo. Ni mucho menos», señala una fuente de ERC. Ella misma renegó públicamente del apoyo de Cs esta semana en una entrevista. Ni se lo ha pedido, ni tampoco lo quiere. Vade retro. De hecho resaltó que esta reforma laboral va «en contra» de lo que defienden los de Inés Arrimadas.

Tras los contactos preliminares, las negociaciones irán cogiendo velocidad en los próximos días. Aunque todas las partes dan por hecho que el tira y afloja durará hasta que casi suene la bocina. Sánchez está acostumbrado a caminar sobre el alambre.

El Gobierno cree que la cuadratura del círculo es posible

«Somos imaginativos», afirman desde el equipo negociador del Ejecutivo cuando se les pregunta cómo lograrán mantener intacto el texto pactado con los empresarios y los sindicatos y a su vez convencer a las izquierdas. La opción que cobra fuerza es atender algunas demandas de ERC, Bildu y el PNV a través de otras normas futuras del Ministerio de Trabajo.

Éste quiere mantener una intensa actividad legislativa en 2022. En el Plan Anual Normativo que el Gobierno aprobó en el primer Consejo de Ministros del año, el departamento de Díaz detalla 11 leyes y nueve reales decretos que prevé aprobar este año. Ésa es la intención.

Acabe como acabe este nuevo Tourmalet parlamentario para el Gobierno, sus socios están cada vez para menos bromas.