La debilidad de la coalición
Sánchez queda rehén de sus socios en un arranque del año parlamentario de infarto
El Gobierno debe lograr que el Congreso convalide cinco reales decretos ley en las dos próximas semanas. A día de hoy sigue sin los votos para los de la mascarilla en exteriores y la reforma laboral
El año parlamentario empieza fuerte para Pedro Sánchez. En las dos próximas semanas, el Gobierno va a tener que llevar a convalidación del Pleno del Congreso cinco reales decretos ley aprobados por el Consejo de Ministros a lo largo del mes de diciembre, poniendo así a prueba su capacidad negociadora. Y la cintura de la coalición.
El presidente será más que nunca rehén de sus socios habituales y víctima de su debilidad parlamentaria; con los únicos apoyos seguros de 154 diputados en una cámara de 350. Los que suman el PSOE y Unidas Podemos.
Partido a partido. El Ejecutivo ha decidido empezar por lo menos difícil y dejar lo más intrincado para el final. Esto es, la convalidación de la reforma laboral y la de la mascarilla obligatoria en exteriores.
El «calentamiento»
De esta forma, la próxima semana habrá un Pleno extraordinario en la que el Gobierno someterá a votación de los diputados tres decretos ley. Uno por el que concedió una subvención de 17,6 millones de euros al Gobierno de Canarias para el sector turístico y las pymes de La Palma; otro para mantener en vigor las reducciones fiscales sobre la electricidad y los descuentos aplicados sobre el bono social; y el tercero sobre una modificación del régimen económico y fiscal de Canarias.
En principio, los tres saldrán adelante con mayoría simple (más síes que noes; las abstenciones no cuentan) sin que los ministros concernidos tengan que sudar, según adelantan desde el Gobierno a El Debate. Pero después de la de cal vendrá la de arena.
La semana siguiente, la del 31 de enero al 3 de febrero, el Ejecutivo vivirá su particular cuesta de inicio de año, aunque sea de forma tardía. El Congreso deberá dar luz verde al decreto ley de la mascarilla en exteriores –en vigor desde el día de Nochebuena– y al nuevo marco laboral que sellaron en diciembre las vicepresidentas Yolanda Díaz y Nadia Calviño con los empresarios y sindicatos.
A día de hoy, la coalición del PSOE y Unidas Podemos no tiene los votos para aprobar ninguno de los dos. De hecho, sus socios habituales están en el «no». La intención de la coalición es apurar las negociaciones hasta el límite.
En lo que respecta al real decreto ley que Sánchez utilizó en navidades como arma frente a ómicron, en los últimos días se había especulado con la posibilidad de que el Gobierno renunciara a su convalidación en el Congreso y lo dejara morir (un decreto ley decae si no es convalidado en los 30 días hábiles siguientes). Ello debido a las dificultades para sumar apoyos y aprovechando que ya han pasado las fiestas navideñas y el pico de la sexta ola.
Sin embargo, fuentes de La Moncloa reiteraron este martes a El Debate que la intención sigue siendo convalidarlo, porque además del endurecimiento del uso de la mascarilla en exteriores su texto incluye un cambio sustancial: si recibe el visto bueno del Congreso, en el futuro el uso de la mascarilla será regulado por real decreto y no por real decreto ley.
La diferencia es sustancial: el primero no necesita su convalidación en el Congreso en los 30 días siguientes y el segundo, sí. Porque el primero es un reglamento que –por lo general– desarrolla una ley y el segundo tiene rango de ley, es una ley en sí misma.
Por la puerta de atrás
Sánchez cuela una treta en el decreto de las mascarillas para evadir el control del Congreso
Si el PP optara por la abstención en lugar de votar en contra, al Gobierno le bastaría el apoyo de ERC. Pero no es lo más probable, aunque hubo presidentes regionales del PP –como Juanma Moreno– que pidieron la vuelta de la mascarilla en exteriores en la Conferencia de Presidentes en la que se adoptó la decisión.
Los de Pablo Casado han preparado el terreno para el «no» al pedir al Ministerio de Sanidad los informes científicos que llevaron a tomar esa decisión. A sabiendas de que lo más factible es que no los tengan nunca.
El nudo gordiano
En lo que el respecta al decreto ley de la reforma laboral, la coalición sigue sin encontrar la fórmula mágica para deshacer el nudo gordiano. Es más. Las divergencias en la coalición sobre cuáles deben ser los apoyos han aumentado. Ello después de que este martes trascendiera que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha mantenido contactos con Ciudadanos y otros partidos pequeños (UPN, Foro Asturias y Teruel Existe) para que apoyen el texto pactado con los agentes sociales.
Como ha venido contando este diario, Unidas Podemos no quiere ni oír hablar de romper el bloque Frankenstein. Algo que sería especialmente perjudicial para la vicepresidenta Yolanda Díaz, que ha hecho de la reforma laboral su pista de lanzamiento de la plataforma electoral con la que quiere concurrir a las próximas elecciones generales. Y que lleve la bendición de los liberales españoles sería tanto como decir, para la izquierda, que es una reforma pequeña para los trabajadores.
«Es importante que salga adelante apoyada por la mayoría que sostiene al Gobierno de coalición progresista, para consolidar avances como los de la negociación colectiva», insistió este martes el ministro Alberto Garzón.
Pero desde el ala socialista del Gobierno, la ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez, apeló desde la mesa del Consejo de Ministros a la «responsabilidad» del PNV. Poniendo en alza, sin mencionarla expresamente, la vía Cs+PNV.
El desenlace de la convalidación de estos dos últimos decretos ley no está escrito. Ni Sánchez lo conoce aún.