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De izqda. a dcha.: Macarena Olona, Juan García-Gallardo, Santiago Abascal, Pablo Casado, Alfonso Fernández Mañueco y Juan Manuel Moreno BonillaPaula Andrade

Punto y aparte

El 13-F marca el inicio de una nueva fase en la relación entre el PP y Vox

Por primera vez existe una opción real de que los de Abascal exijan entrar en un gobierno, lo que a su vez condicionaría las elecciones andaluzas y la actitud de Sánchez frente a Casado

La campaña electoral en Castilla y León ha empezado oficialmente con un primer choque entre el PP y Vox. El partido de Santiago Abascal ha intentado por todos los medios estar en los debates televisados de los días 31 de enero y 9 de febrero, pero la Junta Electoral de Castilla y León no se lo ha permitido por no tener grupo parlamentario propio. Y en el equipo de Alfonso Fernández Mañueco no lo han lamentado, precisamente.

A Juan García-Gallardo le interesa confrontar con el presidente regional y candidato popular. Pero Fernández Mañueco, por el contrario, pretende «ignorarlo» por completo durante los diez próximos días. «No se nos ha perdido nada ahí», resumen desde la dirección del PPCyL.

Más allá de los derroteros por los que transcurra la campaña castellanoleonesa, lo cierto es que las elecciones del 13 de febrero marcarán el inicio de una fase nueva en la relación entre el PP y Vox, dado que, por vez primera, existe una opción real de que los de Abascal exijan entrar en el Gobierno.

Y ello condicionaría, asimismo, el devenir de la campaña en Andalucía, donde Juanma Moreno se plantea adelantar las elecciones a mediados de junio como fecha más probable. En el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, lo que más temen es que la izquierda utilice ese hipotético gobierno de coalición PP-Vox contra la campaña de reelección de Moreno. Así lo trasladan fuentes del entorno del presidente andaluz a El Debate.

Sánchez y el PSOE están deseando ver a Fernández Mañueco en manos de Vox

También lo utilizaría Pedro Sánchez contra Pablo Casado, porque el presidente del Gobierno está deseoso de que la relación entre el PP y Vox sedimente en un gobierno de «las derechas», como las llama. De hecho, el mejor escenario para los socialistas es que Fernández Mañueco tenga que bailar al son de Abascal. Una vez que los de Luis Tudanca han perdido toda expectativa real de gobernar en la región después de 35 años de dominio popular.

Desde que el PP empezó a necesitar a Vox en gobiernos regionales y ayuntamientos, Casado ha intentado mantener el mensaje y la estrategia de la dirección nacional en un 'departamento estanco'.

El momento culmen se produjo cuando, en octubre de 2020, los populares votaron en contra de la moción de censura de Vox al presidente Sánchez y Casado le dijo a Abascal desde la tribuna del Congreso: «Hasta aquí hemos llegado». Desde entonces ambos líderes no han hablado ni una sola vez, pese a que el líder del PP hizo una tímida intentona poco después de aquello.

Casado y AbascalEfe

Si en Castilla y León hay un gobierno de coalición, o al menos un acuerdo con Vox para la gobernabilidad de la región, a Casado le costará más mantener esa distancia.

Allí, en cualquier caso, todo dependerá del resultado, del de Vox y, sobre todo, del de Fernández Mañueco. Pero durante la precampaña distintos dirigentes de Vox, empezando por su candidato, han insistido en la idea de que estas elecciones son un «punto de inflexión» y que ha llegado el momento de pasar de los parlamentos a los gobiernos.

En Madrid no era el momento

En las elecciones de la Comunidad de Madrid ni se lo llegaron a plantear seriamente. Entonces sabían que lo que venía era una legislatura corta, de solo dos años (puesto que Isabel Díaz Ayuso tendrá que volver a convocar en 2023), y creyeron que no merecía la pena pelearlo. Sino que sería mejor condicionar el Ejecutivo regional desde fuera.

Luego las urnas del 4 de mayo dieron una victoria tan abrumadora a la presidenta madrileña que Rocío Monasterio tampoco habría tenido opción de pedir consejerías aunque hubiera querido.

Esta vez puede ser distinto. La meta de Fernández Mañueco es superar a toda la izquierda junta y gobernar en solitario. Probablemente sin alcanzar el nivel de Díaz Ayuso, pero acercándose. Sin embargo, en los últimos días los populares reconocen cierta ralentización en sus expectativas. «Nos viene bien que las encuestas no nos pongan por las nubes para que la gente no se duerma», reflexiona un diputado del PP castellanoleonés, en alusión al miedo a la desmovilización. Un miedo que, no obstante, sí es común para todos.

Quizá lo es menos para Vox, que aprecia a sus bases muy motivadas con estas elecciones. La encuesta que El Debate publicó el lunes y el martes refleja que la candidatura de García-Gallardo está incluso captando exvotantes de Ciudadanos. Más que el PP, en un contexto en el que Fernández Mañueco representa la continuidad de 35 años de gobiernos populares en la región.

Empieza la campaña del punto y aparte.