La escisión radical de Bildu deja en evidencia a Otegi
Unos y otros pugnan por hacerse con el favor de la juventud abertzale
Bildu está multiplicando en las últimas semanas sus reproches a la reforma laboral pactada entre Gobierno, sindicatos y patronal. Puede ser una forma de mostrar fuerza y, finalmente, ver si consiguen que se varíe algo en la tramitación parlamentaria. Pero también es una necesidad para mantener su poder en la calle y, por lo tanto, en las urnas.
El ámbito social y laboral está siendo aprovechado por grupos radicales, escisiones abertzales de Sortu, para tratar de hacerse con las calles del País Vasco, sobre todo en Vizcaya, y Navarra. Son grupos con una ideología más radical, que se aferran a conceptos propios de la izquierda, hace tiempo ya abandonados, como la «lucha de clases», «proletariado», «burguesía»… Sin abandonar la ideología abertzale, el concepto de «euskalherria», la «represión policial», etc. Son grupos que, poco a poco, van calando en un sector de la juventud, la más aferrada al independentismo radical y, al mismo tiempo, van uniendo siglas en torno a la Gazte Koordinadora Sozialista, GKS.
Este fin de semana se han producido en las capitales vascas y en Pamplona dos manifestaciones con similares proclamas de reivindicación laboral. Una convocada por la GKS bajo el lema «jóvenes trabajadores a la lucha» y otra convocada por los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, entre otros, con una pancarta de «No a esta reforma laboral».
«Clase trabajadora»
En la primera, celebrada el pasado sábado, se manifestaron «contra la ofensiva política y económica que impulsa la burguesía» y en la segunda, celebrada este domingo, se realizó un llamamiento a la unidad de la clase trabajadora para plantar cara al capitalismo. «En estos momentos tenemos que ser capaces de colaborar con movimientos como el de la defensa de las pensiones, el feminista, el ecologista y muchos otros, porque al capitalismo solo se le combate con movilización y trabajo conjunto», aseguraron en el manifiesto final.
No es casualidad que estas dos movilizaciones se realizaran el mismo fin de semana ni tampoco que las dos tuvieran un marcado sesgo nacionalista de izquierdas. Es la lucha entre dos facciones de una misma madre.
La Gazte Koordinadora Sozialista es una escisión de Sortu, disconforme con la actitud «institucionalizada» de la formación de Arnaldo Otegi. Y este fin de semana ha dado una muestra de que sus proclamas están calando en un sector importante, al menos de la juventud abertzale.
Unas 5.000 personas se manifestaron el sábado en Bilbao movidos por la GKS. Alrededor de 6.000 consiguieron movilizar el domingo los sindicatos nacionalistas. En Pamplona, unas 1.500 personas se manifestaron en ambas convocatorias.
Y aunque el Gazte Koordinadora Sozialista pueda no sonar demasiado, se trata de un grupo que lleva tiempo detrás de la oreja de la formación que lidera Otegi y cada vez preocupa más. No en vano, su disensión respecto a Bildu gira en torno al uso de la violencia. Este grupo acusa a la formación abertzale de «blando», de haberse «acomodado al sistema» y de haberse «apoltronado en el sillón de las instituciones».
Ley de Seguridad Ciudadana
La reforma del Gobierno minimiza las sanciones por provocar disturbios o conducir taxis de la droga
Las convocatorias programadas por este grupo en la primavera de 2020 con motivo de la huelga de hambre del preso de ETA, Patxi Ruiz, terminaron con importantes disturbios en Pamplona. También en la capital navarra fue desarticulado un grupo de esta organización que contaba ya con cierta estructura jerárquica y diverso material, entre otros objetos manuales de fabricación de explosivos.
La exhibición de fuerzas representada este fin de semana, sobre todo en Bilbao y Pamplona, con casi un empate de movilización, no deja en muy buen lugar a los de Otegi.