Los efectos secundarios del 13-F
Juanma Moreno aleja las elecciones andaluzas para contener el ciclón de Vox: «Van a ir a por él»
Los populares andaluces apuestan definitivamente por agotar la legislatura en vista de lo que ha sucedido con Fernández Mañueco en Castilla y León. Y se preparan para unos meses complicados
La onda expansiva de las elecciones de Castilla y León se ha dejado sentir en Andalucía, que sobre el papel es la siguiente comunidad que pasará por las urnas. Los de Juanma Moreno ya están enfriando las opciones de un adelanto electoral que, semanas atrás, llegaron a situar en torno a mediados de junio.
Tras ver cómo Alfonso Fernández Mañueco queda en manos de Vox, el mensaje que llega desde Andalucía es que el presidente intentará apurar los plazos hasta final de año. «El presidente siempre ha defendido agotar la legislatura. Salvo que fuera imposible seguir. No difícil o costoso, sino imposible», recalcan desde su entorno a El Debate.
En parecida línea se manifestó públicamente el consejero de Presidencia, Elías Bendodo: «En Andalucía todavía no tocan elecciones. Serán, tiene vocación de ser, a final de este año. Cuando tocan», trató de zanjar. Cabe recordar que allí fue el primer sitio donde los de Santiago Abascal dieron la campanada en diciembre de 2018, con 12 escaños y casi un 11 % de los votos. Y la perspectiva de que Macarena Olona sea la cabeza de cartel aumenta sus expectativas.
Los populares andaluces se temen que Vox va a ir a degüello a por Moreno a partir de ahora, crecido por su éxito en Castilla y León, donde ha pasado de uno a 13 diputados. «Desgastar a Juanma Moreno será el objetivo único», «van a ir a por él», auguran en el PP. De hecho, este mismo lunes el diputado de Vox en el Parlamento de Andalucía Benito Morillo instó al presidente regional a convocar las elecciones cuanto antes «por el bien de los andaluces».
También el socialista Juan Espadas está intentando arrimar el resultado de Castilla y León a su sardina. «Moreno Bonilla debe decirle a las y los andaluces si está dispuesto a sentar a la ultraderecha en el Gobierno de Andalucía», escribió en Twitter. Cuando las elecciones ni están ni, por el momento, se las espera. Después, ya de viva voz, se mostró convencido de que los electores andaluces «reaccionarán».
Juan Marín, el menos partidario
Desde el Gobierno que comparten el PP y Ciudadanos insisten en ahuyentar el adelanto. Más ahora que la semana pasada, en vista de la difícil posición que tiene Fernández Mañueco y aquel viejo refrán de las barbas del vecino. El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, cargó contra Pablo Casado, a quien acusó de forzar la máquina en Castilla y León. Y descartó un anticipo electoral en Andalucía, aunque ello no depende de él sino exclusivamente de Moreno.
«Andalucía y Castilla y León tienen realidades y tiempos muy diferentes. Es la hora de recalcar la singularidad de Andalucía», insisten desde el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia. Entre otras, en Castilla y León lleva 35 años gobernando la derecha. En Andalucía, poco más de tres. Lo que demuestra que sociológicamente son muy distintas.
¿Aguantará el gobierno?
Ahora bien, ¿podrá aguantar el gobierno de coalición las embestidas de Vox? Porque el PP y Cs suman 47 escaños, pero la mayoría absoluta son 55. Moreno lleva toda la legislatura necesitando al partido de Santiago Abascal y sus 12 escaños, con el que pactó la aprobación de sus tres primeros Presupuestos: los de 2019, 2020 y 2021.
Sin embargo, el pasado mes de noviembre Vox tumbó las cuentas públicas del consejero de Hacienda para 2022. Algo que no sucedía en la comunidad desde 1995. Y desde entonces el presidente andaluz gobierna con los presupuestos prorrogados.
Después de tumbar los presupuestos de 2022, Vox ha seguido apoyando iniciativas
No obstante, después de eso el PP y Vox limaron asperezas y los de Manuel Gavira han seguido votando a favor de las iniciativas de Moreno con naturalidad. Entre ellas, el famoso superdecreto ley de simplificación administrativa, que desahogó la acción de gobierno.
A partir de ahora, es probable que la actitud de Vox cambie. Pero en la Junta señalan que podrá apretar, pero no ahogar. Porque a la legislatura le quedan meses. Con o sin adelanto, está en las últimas.
Esta vez, la lectura del presidente andaluz coincide con la de la dirección nacional: mejor esperar y no mezclar las negociaciones en Valladolid con las urnas en Sevilla. Sin embargo, esa sintonía no siempre se ha producido. Durante meses, los que sucedieron a las elecciones madrileñas, la cúpula nacional trasladó a Moreno la conveniencia de convocar las elecciones cuanto antes. Para asestar otro golpe a Pedro Sánchez. Pero el barón andaluz se resistió. No quería precipitarse. Ni que nadie le dictara el calendario.
La coalición de Andalucía no peligra
En Andalucía, la coalición de gobierno con Cs no va a romperse, salvo sorpresa mayúscula. Y eso supone una diferencia sustancial respecto a lo ocurrido en Castilla y León en diciembre. Allí, Fernández Mañueco destituyó por sorpresa a Francisco Igea y los consejeros de Cs a través de Twitter, acusándolos de traición.
Se trata de formas distintas de neutralizar a Ciudadanos. En Castilla y León lo han hecho por lo criminal. En Andalucía será por lo civil, sin traumas. La clave está en la base electoral de Cs en una y otra comunidad: en la de Fernández Mañueco eran exvotantes del PP. En la de Moreno, por el contrario, son exvotantes del PSOE. Y en el PP andaluz lo tienen claro: mejor que se queden en Cs a que vuelvan al PSOE.
Además, pase lo que pase con Cs, Moreno sí tiene intención de seguir contando en el futuro –si es que es reelegido– con dirigentes naranjas que han tenido responsabilidades de gobierno. Al estilo de lo que hizo Díaz Ayuso con Marta Rivera de la Cruz en la Consejería de Cultura. De momento no toca pensar en el futuro gobierno. Antes hay que llevar a puerto éste.
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