El ocaso del número dos
La guerra de Teodoro: «Su última víctima ha sido el presidente Casado»
La relación entre ambos está herida de muerte. En Génova 13 ya no queda quien hable bien del exsecretario general, cuya entrevista en La Sexta ha escocido mucho
El alegato en defensa propia que este martes por la noche hizo Teodoro García Egea en La Sexta dejó a los populares con la boca abierta. Solamente la elección de la cadena fue considerada una provocación por sus compañeros. Pero es que, además, nadie de los que le han tratado en los últimos años reconocía al ya exsecretario general en ese papel de hombre templado. Es más. Todos aseguran que era una pose para tratar de salvar la cara algo. Al menos, lo mínimo.
En Génova 13 ya no queda quien hable bien de García Egea. Nadie del círculo de confianza de Pablo Casado, y eso que hasta hace días los equipos de uno y otro eran uña y carne. De hecho, es más correcto decir que eran un solo equipo. Pero los acontecimientos de los últimos días han convertido al murciano en persona non grata en la que ha sido su casa. «Ha dejado todo lleno de cadáveres. Y su última víctima ha sido el presidente Casado», se lamenta alguien de ese círculo a El Debate.
El exsecretario general estaba hasta el lunes por la noche dispuesto a ir a la guerra contra Alberto Núñez Feijóo en un congreso extraordinario. Empezó a hacer una lista, territorio por territorio, de quiénes apoyarían a Casado –y a él por extensión– y quiénes al presidente gallego.
Egea estaba dispuesto a dinamitar el PP de Andalucía a meses de las elecciones
El hasta hace horas número dos estaba dispuesto a abrir en canal el partido a escasos meses de unas elecciones andaluzas que aún no están convocadas, pero que serán en diciembre como muy tarde. Miembros de la dirección nacional le advirtieron a Casado de que eso era una locura, en tanto que Pedro Sánchez podía aprovechar el momento de debilidad para adelantar las generales y hacerlas coincidir con las autonómicas.
En las horas siguientes se vio que los que García Egea consideraba sus apoyos fueron de los primeros en saltar de un barco que se iba a pique. El exsecretario general seguirá unos días más en Génova 13 para ordenar la transición.
Su intención es quedarse como diputado por Murcia, pero no se le escapa que en este momento es la persona que más animadversión genera en el PP. De hecho, el martes por la mañana la dirección del grupo parlamentario firmó un comunicado pidiendo su marcha. No la de Casado, sino la de García Egea.
«Ha arrastrado al presidente por el fango por puro egoísmo», añaden las mismas fuentes. La relación entre ambos amigos, presidente y secretario general, está herida de muerte.
Esperando su dimisión
El triste final de Casado: abrió los ojos y rompió con Egea cuando ya era tarde
El grupo parlamentario popular despidió este miércoles a Casado entre aplausos y algunas lágrimas, como las de su portavoz, Cuca Gamarra. El todavía líder del PP estaba en el Congreso el día en que Mariano Rajoy dejó su escaño vacío en pleno debate de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez. Vacío no, lo que es peor: ocupado por el bolso de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
No quería protagonizar una imagen semejante apenas cuatro años después, cuenta su entorno. Es por eso que este miércoles, aun hundido, decidió sacar fuerzas de flaqueza y presentarse en la Cámara Baja para dirigirse por última vez al presidente del Gobierno. Lo consultó con su pequeño –minúsculo ya– equipo de confianza la noche antes y así lo hizo.
Sin dar «grandes titulares»
Su discurso no fue el mejor, pero tampoco pretendía «grandes titulares» –a decir de uno de sus colaboradores–. Solo despedirse de la Cámara a la que un día llegó por mediación de José María Aznar. Fue él quien convenció a Ana Mato (entonces vicesecretaria de Organización) para que su joven jefe de Gabinete tuviera un puesto de salida en la candidatura al Congreso por Ávila. Y así fue en 2011.
Los diputados, la mayoría, se enteraron este mismo miércoles por la mañana de que su aún jefe de filas sí iba a estar en su escaño. Y solo los que tienen responsabilidad en la dirección nacional o en la del grupo habían sido informados de que hablaría y se marcharía. No quería protagonizar la sesión de control al Gobierno, con alusiones constantes a su persona.
Después se fue a Génova a preparar la reunión con los presidentes regionales del PP. Dice su entorno que va a escuchar y que confía en que los barones no se ceben con él, puesto que ya tienen lo que pedían.
No va a oponer ninguna resistencia. Todo lo contrario. Facilitará que el partido llegue a la Junta Directiva Nacional del próximo martes y al futuro congreso extraordinario con una postura de unidad en torno a Alberto Núñez Feijóo. El deseado. El esperado. El aclamado.