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Alberto Núñez Feijóo: así es el hombre que podría ganar a Sánchez

Inteligencia, temple, gran gestión y capacidad de crear amplios consensos; estas son las señas de identidad que le han dado a Feijóo cuatro mayorías absolutas en Galicia; y probablemente con similares líneas de acción presida el PP en su labor de oposición a Sánchez

Quizás sea por su carácter discreto, entre tímido y socarrón, más tendente hacia la eficacia que al expansionismo emocional, pero hay un 'algo' de inasible en Alberto Núñez Feijóo que paradójicamente sigue haciendo de él un desconocido; y decimos 'paradójicamente' porque es una de las personas más famosas de España y, sin duda, el gran referente del Partido Popular.

Nace un 10 de septiembre de 1961 en Os Peares, una pequeña villa ubicada en la frontera de la provincia de Ourense con la de Lugo, justo donde se cruza el río Miño con el Sil, su principal afluente. Sus orígenes son humildes; su abuelo paterno es panadero y su padre, un ferroviario que conoce en primera persona el significado del desempleo; su familia por parte materna regenta un pequeño ultramarinos. Tiene una hermana, Micaela, seis años más joven que él.

Destaca desde niño por su inteligencia, carácter tranquilo y aplicación en los estudios, por lo que sus padres, realizando un notable esfuerzo para la economía familiar, le envían interno a León, al colegio Champagnat que regentan los Hermanos Maristas. Allí está tres cursos, de los 14 a los 17 años. El estilo de vida austero y la metodología de estudio que adquiere en el internado le resultan muy útiles para tiempos futuros.

El actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoó, abraza a FragaEuropa Press

Con 18 años, como tantos otros jóvenes gallegos, emprende el camino hacia Santiago de Compostela para realizar sus estudios universitarios. Se decanta por la carrera de Derecho con el objetivo de convertirse en juez, pero al poco de terminar la carrera una emergencia familiar le obliga a cambiar de planes. Su padre, Saturnino, se queda en el paro.

No puede permitirse el lujo de estar encerrado un largo periodo de tiempo opositando, con lo que ello significa de carga para los demás. De hecho, quiere hacer lo contrario, es decir; contribuir él mismo cuanto antes a la economía de la familia. Se decanta por unas oposiciones menos complejas, las del Cuerpo Superior de la Administración General, grupo A. Las aprueba en escasos meses. De hecho, es el número dos de su promoción. Estamos en 1985 y tiene 24 años.

Ya dentro de la administración autonómica, en 1991 ingresa en el gabinete de José Manuel Romay Beccaría, un brillante letrado del Consejo de Estado que ejerce en la Xunta y en el PP gallego de número dos de Manuel Fraga. Romay, como él mismo refiere, aprecia en Feijóo «de inmediato» su «enorme valía». Promociona al joven funcionario a secretario general para la Consellería de Agricultura y siembra en él la vocación por la política.

Primeras primarias

Cuando en 1996 José María Aznar gana las elecciones generales, nombra a Romay ministro de Sanidad; y con él se lleva, destinado a Madrid, a Feijóo, que por entonces cuenta con 34 años. Durante cerca de ocho años vive en la capital de España mientras desempeña puestos de alta responsabilidad en el organigrama del Gobierno; primero, presidente del Insalud; luego, director de Correos y Telégrafos.

Los ecos de su buena gestión en la capital llegan hasta Galicia. Sabe que está a punto de recibir un ascenso y ello genera en Feijóo sentimientos enfrentados; por un lado, supone un honor crecer un peldaño en la carrera profesional pero, al mismo tiempo, le duele abandonar Madrid, una ciudad a la que ha cogido cariño. El caso es que Fraga en 2003 le nombra conselleiro de Política Territorial, Obras Públicas y Vivienda. Un año más tarde se convierte en vicepresidente primero de la Xunta.

Núñez Feijóo y Díaz Ayuso en un acto del Partido PopularGTRES

Fraga gana en 2005 las elecciones, pero no con mayoría absoluta, tal y como viene haciendo desde hace quince años. El 'patrón' de la derecha española decide democratizar su sucesión al frente del PP gallego convocando primarias. Se presentan dos candidatos, Alberto Núñez Feijóo y Xosé Manuel Barreiro, consejero de Medio Ambiente.

El PP gallego siempre ha estado dividido entre dos clases sociales: el PP del birrete, que sería la gente de ciudad, castellanohablante y de profesiones liberales, y el PP de la boina, gallegoparlante y rural. Feijóo, con fama ya entonces de ser el miembro más valioso de Gobierno de Galicia después de Fraga, supone una síntesis de estas dos almas. En cambio, Barreiro, Catedrático de Economía, opta por aliarse con Xosé Cuiña, genuino representante del PP de la boina y que por cierto es el delfín de Fraga. Feijóo hace una campaña inteligente; sabe aliarse con otros clanes del PP. Gana las primarias y en 2006 pasa a ser presidente del PP de Galicia.

La desastrosa experiencia del bipartido PSOE-BNG que gobierna Galicia cuatro años, del 2005 al 2009, facilita el regreso del centroderecha al poder. Feijóo gana las elecciones en 2009 con mayoría absoluta, convirtiéndose así en presidente de la Xunta. Cuando llama a casa para informar a sus padres de la victoria, su padre Saturnino le dice: «También ha ganado el Deportivo». Feijóo recuerda esta anécdota para ilustrar el carácter con los pies en la tierra de su familia que para él constituye una referencia de conducta.

2009, 2012, 2016, 2020...

La sucesión de éxitos electorales de Feijóo al frente de la Xunta no tiene parangón en ninguna otra comunidad. Gana con mayoría absoluta en 2012 y vuelve a hacerlo en 2016. En Galicia no obtienen representación Ciudadanos ni Vox. Las Mareas, la franquicia local de Podemos, que en 2016 llegan a segunda fuerza, consiguiendo además la alcaldía de tres ciudades, Coruña, Ferrol y Santiago, en la actualidad prácticamente se han evaporado de Galicia. En 2020 consigue su cuarta mayoría absoluta consecutiva.

¿Cuáles son las claves de este éxito? Feijóo ofrece a los gallegos una solvente y amplia prestación de servicios sociales, más un balance económico atractivo para la inversión, combinándolo a su vez con un discurso de indudable acento galleguista, que no por ello pone en duda la lealtad constitucional.

Esta fórmula, que inventa Xerardo Fernández-Albor e implementa Manuel Fraga, funciona. Desde 1982 el PP gobierna en Galicia con una sucesión continua de mayorías absolutas, solo interrumpidas por los breves interregnos de Laxe y Touriño, ambos del PSOE. Feijóo es la versión 3.0 de un galleguismo de centro con indudable tirón electoral.

Alberto Núñez Feijóo y Juanma MorenoEl Debate

El PP gallego alcanza, así, una amplia tonalidad ideológica y de radio de acción, que abarca desde el filonacionalismo hasta la tecnocracia, sin renunciar al toque socialdemócrata ni a un cierto liberalismo económico y político que, a modo de discreto armazón central, vertebra el conjunto del sistema.

La españolidad de Galicia es algo que va de suyo, que no se exalta de forma ditirámbica, pero de la que tampoco nadie o muy pocos dudan. La relación con la Iglesia, sin exaltaciones de la amistad, es buena; quizás simplemente no es mala.

Luego con sus cargos sabe mantener los equilibrios entre el mundo de la aldea y el mundo de la ciudad; diferencias que según pasan los años, con la modernización general de la sociedad, se van diluyendo, pero que ahí están. En el día a día, Feijóo pacta y alcanza compromisos con los más diversos sectores sociales sin caer prisionero de ninguno. Al conjunto de la sociedad ofrece un común denominador de eficiencia y tranquilidad.

También ayuda a las victorias de Feijóo la alternativa que tiene en los escaños de en frente. La necesaria alianza que socialistas, izquierda radical e independentistas tendrían que realizar para desbancar al PP es interpretada por muchos gallegos como la suma de todos los males sin mezcla de bien alguno.

Feijóo entusiasma a algunos, a otros convence o seduce, y existe una franja que simplemente le tolera; pero un gobierno Frankenstein a la gallega horroriza a la amplísima mayoría, que prefiere el «sentidiño» de Feijóo a mesianismos o radicalismos de cualquier clase.

Las dos máculas en la trayectoria de Feijóo resultan de sobras conocidas: la primera son unas fotos en un yate con Marcial Dorado, un empresario que terminó en la cárcel por narcotráfico. El presidente de la Xunta de Galicia afirmó en una entrevista en 2020 que entonces, hace 25 años, «no había Google ni estas cosas para saber exactamente el origen de cada una de las personas que vamos conociendo en la vida». Recuerda que conoce a Dorado «a través de un compañero de la Xunta de Galicia». Cree que esas fotos no le han restado ningún voto, pero acepta, con cierta galaica resignación, que la polémica regresa en cada época electoral. «Hay elecciones y toca», reflexiona.

La segunda ya tal... Y sí

La segunda polémica es su comentada decisión de no presentarse a las primarias del PP de 2018, tras la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy del Gobierno. La rumorología apunta que Feijóo era el favorito de Rajoy, pero el presidente quiso que su sucesión fuese abierta, 100 % democrática. Tras mucho pensarlo, y cuando su llegada a Madrid se daba prácticamente por segura, Feijóo decidió quedarse en Galicia. Calibró y vio que no era el momento.

Mariano Rajoy y Núñez Feijóo en el Congreso Extraordinario que puso a Casado al frente del PPGTRES

¿Cómo es Alberto Núñez Feijóo? Las personas que lo han tratado durante años o décadas lo definen como alguien muy capaz, meticuloso, trabajador incansable «24 horas, siete días a la semana», que anota y memoriza cada uno de sus papeles.

¿Qué más? Contención en las formas y en el debate, buen orador, racionalidad, forjado en la adversidad, en mil conflictos, sin forzarlo se le nota peso, auctoritas, sabe dividir y sabe integrar.

Varios cercanos suyos emplean para El Debate estos símiles a la hora de definir su conducta: «Siempre tiene la hoja de ruta perfectamente clara en la cabeza», «magistral manejo de los tiempos», «sagaz, no se le escapa una, por su inteligencia natural suele ir muy por delante, pero como es tranquilo no se le nota», «sabe coger el balón en el aire, bajarlo al suelo y centrar el pase», «si te fueras de vacaciones, es una persona a la que le dejarías las llaves de tu casa».

Más rasgos de Feijóo: previsible a nivel institucional, ajeno a sobresaltos, autocontrol, sagaz y rápido en la acción política, pero siempre pensando a medio y largo plazo, pulcro, irónico, fino sentido del humor, reservado, muy exigente, mantiene las distancias de forma elegante y educada, le cuesta expresar las emociones, tantos los pesares como los éxitos; ambos prefiere llevarlos por dentro. Más coqueto de lo que pudiera parecer; se cuida, come sano, hace deporte, toma algún complejo vitamínico.